XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 15 de noviembre de 2008.





Resumen de la homilía:

El amo de la parábola es Cristo, que se fue después de resucitar y que volverá.
El Evangelio de hoy nos invita a pensar en el uso que hacemos de los dones recibidos.
Esas gracias o dones son: Fe, Inteligencia, prudencia, voluntad, amor, paciencia, etc.
Lo importante es que Dios nos da lo que necesitamos para nuestra salvación.
Aprovechar los dones que Dios nos da es aumentar el amor y servicio a los demás.
El don de la fe es para creer lo que Dios nos ha revelado y tener total confianza en Él.
Creer que todos somos hijos de Dios y que él nos invita a amarnos unos a otros.
Dios necesita nuestra colaboración, nuestros labios para anunciar su evangelio.
Nuestras manos para seguir obrando el bien, enseñando, consolando, sirviendo.
Los que tienen fe pero no hablan, no ayudan, son como el que guardó el talento.
Al final de la vida el Señor nos pedirá cuenta de las buenas obras que hicimos.
El que pudo hacer obras buenas y no las hizo, tiene “pecado de omisión.”
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Estas son las lecturas del día 15 de noviembre de 2008 .


PRIMERA LECTURA


Lectura del Libro de los Proverbios (31, 10-13. 19-20. 30-31)

Una mujer buena y trabajadora ¿quién la encuentra?, vale mucho más que las perlas. Su marido tiene confianza en ella y tiene riquezas. Todos los días de su vida tiene ganancias y nunca pérdidas. Compra lana y lino, y los trabaja con sus manos hábiles. Ayuda a la persona necesitada y al pobre.
La belleza y la gracia desaparecen, la persona que ama al Señor es alabada. Cantarle por el éxito de su trabajo, en la plaza del pueblo todos alaban a esa mujer.
Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 127

R.-Feliz la persona que ama al Señor.

Feliz la persona que ama al Señor y le obedece.
Comerá el fruto de su trabajo,
serás feliz y vivirás bien.

R.-Feliz la persona que ama al Señor.

Tu mejer como un árbol de mucho fruto,
dentro de tu casa;
tus hijos como buenos frutos
alrededor de tu mesa.

R.-Feliz la persona que ama al Señor.

Esta es la bendición del hombre
que ama al Señor.
Que el Señor te bendiga,
que tu veas el progreso de Israel,
todos los días de tu vida.

R.-Feliz la persona que ama al Señor.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (5, 1-6)

Hermanos: Del momento que Dios dijo, ustedes no necesitan que les escriba, porque saben bien que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando los hombres se sientan en paz y seguridad, entonces, y de sorpresa, les llegará la destrucción, lo mismo que le vienen los dolores a la mujer embarazada, y no podrán escapar.
Pero ustedes, hermanos, no viven en tinieblas para que ese día no les sorprenda como un ladrón, porque todos son hijos de la luz e hijos del día. No somos hijos de la noche ni de las tinieblas. Por eso no durmamos como los demás, estemos vigilantes y vivamos despiertos.
Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (25, 14-30)

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a sus discípulos: Un hombre llamó a sus empleados y les dio la responsabilidad de cuidar sus propiedades. A uno le dio cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a cada uno según su capacidad, y se fue de viaje.
Mucho tiempo después vino el amo y llamó a los trabajadores y empezó a hacer las cuentas. Vino el criado que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me diste; he ganado otros cinco.
El señor le dijo: Muy bien, eres un trabajador bueno y fiel; como has obrado bien en lo poco que te di, ahora te daré una responsabilidad más importante; pasa al banquete de tu señor. Después vino el que había recibido dos talentos, y dijo: Señor, dos talentos me diste; mira, he ganado otros dos. Su señor le dijo: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Después se acercó el que había recibido un talento y dijo: Señor, sabía que tu eres exigente; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo. El señor le respondió: Eres un empleado vago. Sabías que yo soy exigente. Pues debías haber puesto mi dinero en el Banco para que al venir yo pudiera recoger mi dinero con los intereses. Quitadle el dinero y dárselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará: pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echarlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el sufrimiento.

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

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