Domingo XXXI del Tiempo Ordinario

Esta es la homilía del día 30 de octubre de 2010.




Cargado por pastoraldelsordo

Resumen de la homilía:

El Dios Padre que quien creemos los cristianos es totalmente Bueno y Misericordioso.
¿Cómo pudo perdonar a los que le azotaron y clavaron en la cruz?
¿Cómo pudo perdonar al apóstol Pedro que le negó tres veces?
Dios nos perdona porque somos suyos, Él es nuestro Padre. 
Dios aparenta no ver nuestros pecados, para darnos la posibilidad de arrepentirnos.
Después obra con Misericordia, al perdonarnos porque estamos arrepentidos
.Dios busca especialmente al que hace mal, al que no cree, al pecador, para que se arrepienta.
Dios es Misericordioso, pero no quiere decir que acepta todos nuestros pecados.
El es Misericordioso porque perdonas los pecados al que se arrepiente y los confiesa.
Zaqueo encontró a Jesús y su vida cambió totalmente, nosotros necesitamos encontrar a Jesús.
Jesús es el buen Amigo que “ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.”
Alguno pensará: ¿Yo puedo cambiar? Si lo deseas de verdad, Jesús irá a ti como fue a Zaqueo.
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Estas son las lecturas del sábado 30 de octubre de 2010.


 
PRIMERA LECTURA
 
Lectura del libro de la Sabiduría   (11, 22. 12, 2)
 
Señor, el mundo entero ante ti es como un grano de arena, como gota de lluvia que cae a la tierra. Pero tú te compadeces de todos, porque puedes todo, cierras los ojos para no ver los pecados de los hombres y que se arrepientan. Amas a todos los seres y no odias nada de lo que hiciste; si odiaras alguna cosa, no la hubieras hecho. Y ¿cómo vivirían, si tú no lo quisieras? Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. Todos llevan tu marca para siempre. Por eso, enseñas poco a poco a los que pecan, les recuerdas su pecado, para que se conviertan y crean en ti, Señor.
Palabra de Dios.
 
R.-Te alabamos Señor.
 
SALMO RESPONSORIAL  144, 1-2.  8-9. 10-11
 
R.-Alabaré siempre tu nombre, Dios mío, mi rey.
 
Te alabaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré siempre tu nombre.
Cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre siempre.
 
R.-Alabaré siempre tu nombre, Dios mío, mi rey.
 
El Señor es compasivo y misericordioso,
tarda en enfadarse y perdona pronto,
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.
 
R.-Alabaré siempre tu nombre, Dios mío, mi rey.
 
Señor, que todas tus criaturas te den gracias,
que tus fieles alaben tu nombre,
que anuncien la gloria de tu reinado,
que hablen de tus grandes obras.
 
R.-Alabaré siempre tu nombre, Dios mío, mi rey.
 
El Señor es fiel a sus palabras,
bueno en todas sus obras.
El Señor ayuda a los débiles,
y levanta a los que caen.
 
R.-Alabaré siempre tu nombre, Dios mío, mi rey.
 
SEGUNDA LECTURA
 
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses. (1, 11. 2, 2)
 
Hermanos, siempre rezamos por ustedes; que nuestro Dios les vea fieles a la vocación que les dio, y con la fuerza del Espíritu Santo puedan realizar los buenos deseos y trabajos que han empezado por la fe; para que Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en ustedes, y ustedes en Él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Pensando en la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestro encuentro con Él, no estén preocupados, y no se asusten por algunas revelaciones o cartas nuestras, porque no estamos seguros que la venida del Señor está cerca.
Palabra de Dios.
 
R.-Te alabamos Señor.
 
EVANGELIO
 
Lectura del santo Evangelio según San Lucas.  19, 1-10.
 
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó y caminó por la ciudad. Un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de publicanos, quería ver a Jesús, pero no podía, porque era bajo de estatura y la gente se lo impedía. Fue corriendo y se subió a un árbol para ver a Jesús cuando pasase por allí. Jesús miró hacia arriba, vio a Zaqueo en el árbol, y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy voy a tu casa.” Zaqueo bajó enseguida y lo recibió muy contento en su casa.” Los judíos, al ver que Jesús iba a casa de Zaqueo, todos murmuraban diciendo: “Jesús fue a comer a casa de un hombre pecador.”
Zaqueo se puso de pie y dijo al Señor: “Señor, quiero dar la mitad de mis propiedades a los pobres; y si a alguna persona le robé, le devolveré cuatro veces más.”
Jesús le contestó: “Hoy ha venido la salvación a esta casa, porque Zaqueo también es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar  y a salvar lo que estaba perdido.”
Palabra del Señor.
 
R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

EL PRÓJIMO

                       AMIGO, PASE Y PREGUNTE
 

 
D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.
 
Paco: D. José, para mí y para muchos, Vd. es la persona más culta del pueblo, y por eso vengo a consultarle lo que no entendí claro en la Misa. Tenga cuidado, porque ha puesto una alcancía en la iglesia, pidiendo ayuda para reformas, y el letrero decía: “Para el culto”; y en el bar, Pepe el cojo, aseguraba que el dinero era para Vd., porque era el único culto que había en el pueblo.
 
D. José: Que el Señor nos dé paciencia, porque ¡hay que lidiar con cada uno! Vamos a ver que te ha traído a mi casa, porque tú eres exagerado en todo.
 
Paco: Toda la noche dándole vueltas a la misma idea, por eso pensé venir a verle y acabar con el problema que me tiene mareado.¿Quiere explicarme bien lo de el prójimo, que dijo en la Misa del domingo? Porque Vd. lo pinta todo muy bonito, pero, a la hora de llevarlo a la práctica, lo veo difícil. Hablar es fácil, pero dar trigo…
 
D. José: Pues es muy fácil, amigo Paco. El prójimo es el próximo, la persona que está contigo, la que Dios puso a tu lado para que la ames, le ayudes en su necesidad.
 
Paco: Ah, ya lo veo venir, otra vez con el cuento de mi mujer, pero ¡si le doy todo lo que me pide y más! ¿Qué tiene encima que no lo haya sudado yo en la herrería? Le falta algo? ¡si vive como una reina y yo sudando como un esclavo al calor de la fragua! ¡Ya nos besamos bastante cuando éramos jóvenes!
 
D. José: Yo no quiero hacer juicios, pero, puede ser que le falta lo más importante: el amor, y eso es lo que pide Jesús: que ames a tu mujer, que desees para ella lo mismo que te amas tú y deseas para ti, porque ella es tu primer prójimo, la más cerca. No se
trata de darle besos, se trata de darle amor y felicidad.
 
Paco: Entonces, ¿sólo se trata de mi mujer?; ¿y los maridos nada? Burros para trabajar. Eso hay que hablarlo claro en la iglesia para que ellas lo entiendan bien, las dos partes iguales, con los mismos derechos.
 
D. José: Pues lo mismo. Tú eres el prójimo de tu mujer, y ella tiene que amarte igual, cuidarte, acompañarte, aconsejarte, ayudarte, hacer que tu vida sea feliz con ella. No es eso de “le doy el dinero y ¡ya he cumplido!” No es así. ¡Hay cosas más importantes que el dinero! La fe, el amor y la paz.
 
Paco: Bien, Sr. Cura. Si todo queda entre marido y mujer ya me lo dijo Vd. en la boda cuando nos casó, y me lo ha repetido mil veces cada vez que me ve.
 
D. José: Más despacio, amigo Paco. ¿Y tu vecina que está enferma y sola? ¿La visitas, le ayudas? ¡Eso también es amar al prójimo!, ella también es prójimo.
 
Paco: ¡No me pida imposibles!, ¿qué hace su hijo borracho? ¿y su familia? ¡Qué le ayude Paco que es bobo! ¡Eso no! Que cada uno cargue con su cruz.
 
D. José: Dime, Paco: ¿por qué estoy yo ahora hablando contigo? Porque en este momento eres mi prójimo. Que necesita ayuda y consejo, y eso se llama también obrar por amor. Sin otro interés que hacer el bien a la gente. ¿Tú no lo comprendes así?
 
Paco: Vd. ha estudiado mucho latín y sabe torear a la gente, tocarle el violín. Todo lo pinta fácil.
 
D. José: Yo de torero nada, lo hago por cumplir mi obligación de cristiano y de Cura, que, como todo bautizado, tiene que amar al prójimo, pasar haciendo el bien y rechazando el mal, y, para dar buen ejemplo, de discípulo de Jesús, amando a unos y a otros igual que Jesús nos amó.
 
                                                                                        El sacristán.

Domingo XXX del Tiempo Ordinario

Esta es la homilía del día 23 de octubre de 2010.



Cargado por pastoraldelsordo

Resumen de la homilía:

Sólo Dios es Santo, Sabio y Misericordioso.
Todos nosotros somos débiles y pecadores.
Vamos a Dios a pedirle perdón y ayuda para vivir cada día.
Nunca podemos presumir ante Dios de nuestras obras y despreciar a los demás.
El fariseo presume ante Dios de sus obras y desprecia al pobre publicano, es soberbio.
El único Juez es Dios, que nos ama y nos acoge en  su misericordia.
El publicano, es humilde, y le pide a Dios: “Ten compasión de este pecador.”
El no puede presumir de nada, pero si recibir  de Dios su perdón y su misericordia.
Su oración es sincera, y le lleva por el camino de la salvación.
La humildad es una virtud muy importante, y la base de todas las virtudes.
Reconocer que no somos nada ante Dios, que en todo dependemos de su ayuda.
“Dios se acerca a la persona humilde y mira de lejos al soberbio.” (Salmo 137)
Nuestra oración debe ser de adoración, aceptar que Dios es nuestro Creador y Dueño.
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Estas son las lecturas del sábado 23 de octubre de 2010.


 
 
PRIMERA LECTURA
 
Lectura del libro del Eclesiástico.    (35, 12-14. 16-18.)
 
El Señor es un Dios justo y neutral; ayuda al pobre, escucha la oración de la mujer viuda y del niño huérfano. Dios se compadece de los sufrimientos de las personas. Los gritos del pobre llegan al corazón de Dios, y Dios que es un juez bueno, les ayuda.
Palabra de Dios.
 
R.-Te alabamos Señor.
 
SALMO RESPONSORIAL   33, 2-3. 17-18. 19. 23
 
R.-Si la persona que sufre llama al Señor, Él lo escucha.
 
Yo alabo siempre al Señor,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se alegra en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
 
R.-Si la persona que sufre llama al Señor, Él lo escucha.
 
El Señor se enfrenta con los que hacen mal,
para quitar de las gentes su recuerdo.
Cuando una persona grita, el Señor lo escucha
y lo salva de sus angustias.
 
R.-Si la persona que sufre llama al Señor, Él lo escucha.
 
El Señor esta cerca de los que sufren,
consuela a los deprimidos.
El Señor salva a sus siervos,
no castiga al que viene a Él,
 
R.-Si la persona que sufre llama al Señor, Él lo escucha.
 
 
 
 
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.   (4, 6-8. 16-18)
 
Querido hermano: Para mí ya llegó la hora del sacrificio y está cerca el día de mi muerte.
Hice bien mi trabajo, y he sido siempre fiel a la fe. Ahora el Señor, Juez bueno, me dará
la corona de los santos, y también premiará a todos los que desearon su venida gloriosa.
La primera vez que me defendí todos me abandonaron, y nadie me ayudó. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar completo el mensaje de salvación, para que lo oyeran todas las personas. El Señor me libró de todo mal y me salvará, llevándome a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén
Palabra de Dios.
 
R.-Te alabamos Señor.
 
EVANGELIO  
 
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.  18, 9-14.
 
En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola, para algunas personas que pensaban que ellos eran los más buenos y despreciaban a los demás:
“Dos hombres fueron al templo a orar. Uno era fariseo, el otro un publicano. El fariseo, de pie, orgulloso, oraba así en su corazón:
¡Oh Dios! Te doy gracias, porque yo no soy igual que los otros hombres: ladrones, injustos, adúlteros; y no soy como ese publicano. Yo ayuno dos veces por semana y siempre pago el diez por ciento de todas las cosas que tengo.”
El publicano, se quedó atrás, al final del templo, y le daba vergüenza levantar los ojos al cielo; se daba golpes de pecho, diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.”
Jesús dijo: este publicano se fue a su casa perdonado, y el fariseo no fue perdonado. Porque toda persona orgullosa que se enaltece será humillada, y el que se humilla será engrandecido.”
Palabra del Señor.
 
R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

EL MANDAMIENTO NUEVO


AMIGO, PASE Y PREGUNTE



D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.

Paco: Buenas tardes, D. José. ¿Cómo andan las cosas en su Iglesia? ¿De mal en peor?

D. José: Hola Paco. En mi Iglesia, a la que tú perteneces, las cosas no marchan como a mi me gustaría, especialmente los jóvenes, pero…la culpa la tenemos todos. Si todos hiciésemos bien, la Iglesia iría mejor.

Paco: ¿Todos, yo también? Siempre paga el justo por el pecador. ¿Qué culpa puedo tener yo, un pobre herrero, de que los jóvenes prefieran ir al baile y no a Misa?

D. José: La educación de los hijos, el ambiente familiar, la mucha libertad que le damos, todo eso influye, amigo Paco; todo eso, pero pongamos la confianza en Dios que los ama como hijos suyos y…la Iglesia,”la barca de Pedro” seguirá navegando hasta el fin del mundo, como Jesús prometió.

Paco: Ya que me habla del amor de Dios, quiero que me explique un lío que tengo, porque anoche oí a mi mujer decirle a la vecina que lo más importante es cumplir el Mandamiento Nuevo. Y me quedé pensando: ¿lo habrá mandado el nuevo Papa Benito?

D. José: ¿Por qué no le preguntaste a tu mujer para que te lo explicase bien?

Paco: ¿Preguntarle a esa que presume de sabia? Prefiero no enterarme y venir a Vd.

D. José: ¡No seas orgulloso, Paco! Tu mujer tiene más cultura religiosa que tú, porque viene siempre a las charlas de los jueves, y lo que aprende debe enseñárselo a los demás, no guardárselo para ella. Todos debemos ser misioneros, evangelizar al prójimo.

Paco: Bien, si Vd. lo dice, tendrá razón y no vamos a discutir; pero explíqueme eso, porque, mi buena madre me enseñó muy bien lo de Moisés y los diez Mandamientos, para cumplirlos; y ya está bien, ¡porque son diez! Y ahora ¡uno más! ¿Quién los cumple? Para los cristianos de poca cultura como yo, no es fácil eso de ser santos.



D. José: ¡No me hagas reír, Paco! Ese Mandamiento Nuevo se lo dio Jesús a los apóstoles, y en ese Mandamiento están contenidos los otros diez. ¿Ahora te enteras? ¿Es posible que nunca lo hayas oído decir? ¿No vienes a Misa, no oyes comentar el Evangelio?

Paco: En buen lío me mete, Sr. Cura, Si no lo explica más, mi cabeza no lo ve claro.

D. José: Escucha bien: Ese Mandamiento Nuevo manda “amarse unos a otros igual que Jesús nos amó a nosotros”. Y lo principal es el amor. Porque si tú amas a una persona, no le haces daño; si tú amas a tu vecino no le robas, si tú haces el bien, amas a Dios. Todo se basa en el amor. Ya dijo San Juan de la Cruz: “Cuando te mueras, Dios te examinará de amor”.

Paco: Vd. es sabio y santo para explicar las cosas, pero mi mujer, seguro que no. Ahora está más claro que el agua que bebo, gracias a Dios. Pero amar siempre, amar a todos, ser santos…¡bendito sea Dios! No lo veo tan fácil.

D. José: Y el Papa Benito, como tú dices, dijo: “Ser cristiano no es tener un montón de Mandamientos y prohibiciones, es tener experiencia personal del amor de Dios”.

Paco: Amén, es lo que puedo decir yo.

El sacristán.

Domingo XXIX del Tiempo Ordinario

Esta es la homilía del día 16 de octubre de 2010.



Homilía 16-10-2010
Cargado por pastoraldelsordo

Resumen de la homilía:

Dios es Padre que ama y desea la felicidad para nosotros y quiere darnos lo mejor.
Pero lo que Dios ve mejor, puede no estar de acuerdo con lo que pedimos en la oración.
La oración no es una lista de peticiones que Dios debe darnos cuando lo pedimos.
La oración es un encuentro entre el Padre amoroso y su hijo necesitado de ayuda.
La oración es un diálogo confiado en el que le decimos el deseo de hacer su voluntad.
La oración nos ayuda a reconocer la presencia de Dios en los momentos de la vida.
Santa. Teresa de Jesús decía: “Orar es tratar de amistad con quien yo sé que me ama.”
Jesús nos pide orar mucho, para perseverar fieles a nuestra fe hasta el final de la vida.
El Señor nos avisa, para ser salvados cuando el venga a juzgar a los vivos y a los muertos.
¿Cómo es nuestra Fe? Es una Fe que nos da esperanza en la Resurrección y la Vida del cielo.
Nuestra oración es constante, sin desanimarnos, como nos pide el Señor para no perder la Fe.
De la Fe brota el Amor, la confianza y la Oración. Pedir siempre: Señor, aumenta mi Fe.
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Estas son las lecturas del sábado 16 de octubre de 2010.



PRIMERA LECTURA
 
Lectura del libro del Éxodo.   (17, 8-13)
 
En aquel tiempo, Amalec atacó a los israelitas en Rafidín.
Moisés dijo a Josué: “Elige unos hombres, vete con ellos y ataca a Amalec. Mañana yo estaré en la cumbre del monte, con el bastón maravilloso de Dios en la mano.
Josué hizo lo que le dijo Moisés, y atacó a Amalec. Moisés, Aarón y Jur subieron a lo más alto del monte. Cuando Moisés tenía la mano en alto, los soldados de Israel vencían, cuando bajaba el brazo, vencía Amalec. Y, como los brazos le pesaban, sus compañeros cogieron una piedra grande y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos. Así tuvo los brazos en alto hasta que se fue el sol. Josué venció a Amalec y a sus soldados, con la espada.
Palabra de Dios.
 
R.-Te alabamos Señor.
 
SALMO RESPONSORIAL  120, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8
 
R.-La salvación viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
Miro al cielo y pienso: ¿de dónde me vendrá la ayuda?
La salvación me viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
R.-La salvación viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
El Señor no permitirá que te caigas,
tu ángel te guarda;
no duerme ni descansa el guardián de Israel.
 
R.-La salvación viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
El Señor te defiende de todo mal, está a tu lado;
de día el sol no te hará daño, ni la luna por la noche.
 
R.-La salvación  viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
El Señor te cuida de todo mal, Él guarda tu alma;
el Señor cuida todos tus pasos, ahora y siempre.
 
R.- La salvación viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.  (3, 14. 4, 2)
 
Querido hermano: permanece fiel en las cosas que te enseñé y aprendiste, sabiendo quién te lo enseñó. Desde que tú eras niño conoces bien la sagrada Escritura; el conocimiento de la Palabra de Dios puede darte la sabiduría, y por la fe en Jesucristo conseguirás la salvación.
Toda Escritura inspirada  por Dios vale para enseñar, aconsejar, educar en el bien; así el hombre fiel a Dios está preparado para hacer buenas obras.
Te pido delante de Dios y de Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos, que prediques la Palabra de Dios siempre y en todos los lugares, con claridad y paciencia, con deseo de enseñar.
Palabra de Dios.
 
R.-Te alabamos Señor
 
EVANGELIO
 
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.  18, 1-8
 
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les dijo esta parábola:
En una ciudad había un juez que no tenía miedo a Dios y no le importaban los demás.
En esa ciudad vivía una mujer viuda que decía al juez: “Ayúdeme con justicia ante mi enemigo.”
Durante un tiempo el juez no hizo caso a la mujer viuda, pero después pensó: “Yo no tengo miedo a Dios ni me importan los hombres, pero esa mujer viuda que me molesta tanto, le ayudaré y haré justicia, para que no venga y me rompa la cara.”
Y el Señor dijo: “¿Ven lo que dijo el Juez malo? Pues Dios, seguro que ayudará a los que le piden muchas veces por el día y por la noche. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en el mundo?”
Palabra del Señor.
 
R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

LOS DISCÍPULOS


AMIGO, PASE Y PREGUNTE



D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.

D. José: Hola, amigo Paco. Hacía días que no te veía el pelo. Seguro que tienes mucho
trabajo, como de costumbre.

Paco: Pues pronto no me verá el pelo, que me queda poco; es la marca de los años.

D. José: No estoy seguro de eso, porque hay jóvenes calvos y personas mayores con mucho pelo, como tu hermano Tomás o tu suegro, que va para los noventa años.

Paco: Tiene mucha razón, pero eso no me preocupa. Hay otras cosas dentro de mi cabeza y no me gusta almacenar ideas, prefiero vaciarlas en sus sagradas manos.

D. José: Pues vamos a ver qué sorpresa me traes hoy con tus eternos razonamientos, que terminan siempre en grandes preocupaciones que te roban la paz.

Paco: Me gustaría saber bien ¿quiénes son los discípulos de Jesús y cuántos fueron? Muchas personas piensan que sólo los doce apóstoles.

D. José: Eso es fácil de resolver mirando el Evangelio, que seguro tú no lo lees.

Paco: D. José, Vd. me conoce bien y sabe que a mí las letras me entran con dificultad, y por eso vengo a preguntarle con toda confianza, porque si no, ¿a quién le pregunto?

D. José: Aquí puedes venir siempre que quieras, que no me molestas; pero hay cosas que tu mujer te las puede explicar bien, porque sabe mucho de cosas de religión.

Paco: Acepto el que sabe más que yo, pero hablar con ella es terminar discutiendo y perdiendo la paz. Porque ella se da un aire de superioridad que molesta mucho, es muy
presumida y después lo va contando.

D. José: Pues veré de explicarte con claridad. Jesús tuvo muchos discípulos. El Evangelio dice de setenta y dos que envió a predicar, y hubo muchos más, pero algunos abandonaron al no aceptar lo que Jesús decía o no comprenderle bien.


Paco: Y los doce que iban siempre con Jesús, ¿no eran también discípulos suyos o eran un grupo aparte?

D. José: Claro que sí eran discípulos, pero Jesús formó con ellos un grupo que llamó apóstoles, y a los que enseñó durante tres años y dio la responsabilidad de la Iglesia. El primer Papa fue el apóstol Pedro.

Paco: ¿Cómo se hace un discípulo? ¿Sólo los que conocieron a Jesús y vivieron con Él? ¿Hay que estudiar?

D. José: Ser discípulo es una vocación, una elección de Dios, que llama a la persona que quiere y porque Él quiere. Nadie puede hacerse discípulo si Jesús no lo llama.

Paco: ¿Y por qué lo llama o elige? ¿Porqué es más listo, más bueno, más guapo? Así eligen algunos.

D. José: Nada de eso. Los apóstoles eran pescadores que trabajaban duro como tú y con carácter fuerte.

Paco: ¿Y no necesitan algo especial para ser discípulo?

D. José: Sí, aceptar a Jesús, romper con el pasado y empezar una nueva vida, de forma que den testimonio del espíritu y de las enseñanzas de Jesús, pasar haciendo el bien, para que digan: es otro Jesús.

Paco: Y ¿qué dice Jesús a sus discípulos para que la gente puedan reconocerlos?

D. José: Principalmente dos cosas: “Conocerán que son discípulos míos, porque se aman unos a otros”. Y “El que quiera ser discípulo mío que coja su cruz y me siga.”
Sin cruz no se puede seguir a Jesús. No hay Cristo sin cruz.

Paco: Habrá pocos discípulos, porque eso de amarse unos a otros no se practica mucho ahora. ¿No lo ve Vd. cada día? Están enfadados, van a Misa y siguen enfadados toda la vida. ¿Qué fruto les da la Misa si no aman ni perdonan?

D. José: Todos los bautizados son discípulos, los creyentes como tú, son discípulos de Jesús, buenos o malos, pero discípulos; y la cruz que hay que llevar es: la paciencia en la casa, el sufrimiento en el trabajo, el aguante en los dolores, el perdonar siempre, el dar sin recibir, y hacerlo todo por amor a Dios.

Paco: D. José: en todo esto veo la mano de Dios que me trajo a Vd., porque he tenido que llegar a esta edad para enterarme que yo ¡también soy discípulo de Jesús! Por la fe y el bautismo vale; ¿por dar testimonio? Como Pedro, muy necesitado de perdón.

El sacristán.

Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario

Esta es la homilía del día 9 de octubre de 2010.




Resumen de la homilía:

Dios puede curar cuándo Él quiere, dónde quiere, cómo quiere, y al que quiere. Dios está por encima de todos, y nadie puede obligarle a hacer una curación. Nuestra Fe es saber que Dios puede curarnos, que puede hacerlo o no, y cómo lo hace. Pero, no hagas lo que yo quiero, que se haga lo que tú quieres, porque sabes más. Dios sigue haciendo milagros actualmente: cura cuerpos y almas. Puede curar directamente o con la colaboración de otra persona elegida por Él. Quien cura es Dios, y si algún enfermo se cura es por que Dios ha obrado en esa curación. Jesús hizo muchas curaciones directamente y realizó toda clase de milagros. También dio a sus discípulos el poder curar cuerpos y almas. Y el más grande de sus milagros fue su propia Resurrección. Jesús vino a curar, ayudar, acoger y salvar a todos, especialmente a los más necesitados. Él nos aconseja: “Pedir y se les dará”; pero después, debemos darle gracias por su ayuda. Vamos a la iglesia a pedir ayuda al Señor, pero, si nos ayuda, no vamos a darle gracias.
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Estas son las lecturas del sábado 9 de octubre de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro segundo de los Reyes. (5, 14-17)


En aquellos días, un hombre de Siria, llamado Naamán, enfermo de lepra, bajó al río Jordán y se bañó siete veces, como había dicho el profeta Eliseo, y se curó de la lepra, su carne quedó limpia como la de un niño.

Con su grupo fue a visitar al profeta, diciendo: “Ahora acepto que en todo el mundo sólo hay un Dios verdadero, el Dios de Israel. Acepta un regalo de tu servidor.”

El profeta Eliseo contestó: “¡Vive Dios, a quién obedezco! No aceptaré ningún regalo.”

Naamán dijo: Entonces, que a tu servidor le dejen llevar tierra, la carga de dos mulas; porque tu servidor ya no ofrecerá sacrificios a otros dioses, sólo al Señor.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 97, 1. 2-3. 3-4


R.-El Señor manifiesta a las naciones su salvación.


Cantar al Señor una canción nueva,

porque hizo obras maravillosas:

con su mano consiguió la victoria,

su santo brazo.


R.-El Señor manifiesta a las naciones su salvación.


El Señor da a conocer su victoria,

manifiesta a las naciones su justicia:

se acordó de su misericordia y fidelidad

en ayuda de su pueblo Israel.


R.-El Señor manifiesta a las naciones su salvación.


Todos los pueblos del mundo

vieron la victoria de nuestro Dios.

Alaben al Señor, todas las personas,

Gritar, alabar, cantar al Señor.


R.-El Señor manifiesta a las naciones su salvación.



SEGUNDA LECTURA


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (2. 8-13)


Querido hermano: Acuérdate de Jesucristo, resucitado después de morir, descendiente del rey David. Yo estoy preso y sufriendo por predicar las enseñanzas de Jesús, pero la Palabra de Dios es libre. Por eso yo tengo paciencia y sufro para que los cristianos puedan salvarse, gracias al sacrificio de Jesucristo, con la gloria eterna.

Es una enseñanza segura: si morimos unidos a Jesús, viviremos siempre con Él; si perseveramos fieles a la fe, viviremos con Jesús en el cielo. Si somos fieles, Jesús permanece siempre fiel.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 17, 11-19


En aquel tiempo, Jesús iba a Jerusalén y pasó cerca de Samaria y Galilea.Cuando entró en un pueblo, vinieron diez leprosos al encuentro con Jesús. Se pararon lejos y gritando decían: “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.”

Al verlos, Jesús les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes.”

Cuando los leprosos iban al templo para ver a los sacerdotes, ya estaban curados. Uno de los leprosos, al ver que estaba curado, volvió rápido a buscar a Jesús, alabando a Dios con voz fuerte. Se puso de rodillas a los pies de Jesús, y le daba gracias. Ese leproso no era judío, era samaritano.

Jesús preguntó: Eran diez leprosos los que se curaron. ¿Dónde están los otros nueve?

¿El único que ha venido a dar gracias a Dios es este extranjero?

Y Jesús dijo al hombre: “Levántate y vete a tu casa: tu fe te ha curado,”

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

LA FAMILIA


AMIGO, PASE Y PREGUNTE



D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HRRERO.


Paco: Buenas tardes, D. José. He venido a verle, porque hoy domingo, en la Misa, Vd. habló de un tema que yo le doy muchas vueltas a la cabeza: me da mucha pena ver romperse las familias.


D. José: Vamos a ver, amigo Paco, porque tú le das muchas vueltas a las cosas y, a veces de un grano de arena haces una montaña, te preocupas demasiado y eso no es bueno. Te falta calma, serenidad.


Paco: Yo soy responsable ante Dios y ante la sociedad, y viendo lo que hay, me tengo que preocupar. ¡Faltaría más! Tengo esposa, hijos, trabajo, ¿Cómo no preocuparme? Vd. dice que todos somos hermanos, hijos del mismo Padre.


D. José: Está bien y no está bien. Está bien que seas responsable, y no está bien que pienses arreglar las cosas tú solo. El buen cristiano tiene mucha confianza en el amor del Padre Dios, y eso le da tranquilidad, saber que el Padre le ama y nunca le abandona. También que por un poco de catarro vayas al médico especialista del pulmón. Calma hombre, calma y confianza en Dios y en tu buena esposa, que se preocupa mucho por ti y también tus hijos.


Paco: Muy bonito lo que dice, pero…cuando uno se está ahogando siempre busca una tabla donde agarrarse. Y ¡a ver si se acuerda de Dios! Y ya veo que si fuera Vd., a mi mujer la ponía junta con los santos que hay en la iglesia.


D. José: Cuando nuestra fe es profunda, siempre sentimos a Dios a nuestro lado, en todos los momentos del día: en la enfermedad y en la salud, en la alegría y en la tristeza. Siempre, amigo Paco. Lo que nos falta es más fe y menos costumbres religiosas heredadas. Y dejemos a tu mujer en paz, porque si no es santa, sí es el mejor regalo que Dios te dio. Tú no sabes valorar a tu mujer.


Paco: Pero bueno, yo no he venido a verle para discutir de esas cosas, vine para hablar de lo que Vd. dijo de la familia, que me gustó mucho; pero parece que la familia es “lo que el viento se llevó”. Si lo duda, mire Vd. por todos los lados y después me contesta. Falta amor, respeto, obediencia, sacrificio, responsabilidad y fidelidad.


D. José: Yo no necesito mirar, porque con verte a ti tengo bastante, porque la tuya es una buena familia cristiana, apoyada en la fe, el amor, la fidelidad y responsabilidad.


Paco: Hombre, muchas gracias, ¡si parece Vd. andaluz diciendo piropos! Nosotros tuvimos unos padres como Dios manda, y con el ejemplo de ellos queremos hacer igual, pero otros…para qué le voy a contar más.


D. José: Ese es el fallo, Paco, Si no hay buena familia, se destruye la sociedad. ¿Qué hace el gobierno a favor de la familia? ¿Cómo se preparan los jóvenes para formar una buena familia? Hay que trabajar mucho en este tema de la familia, porque es lo más importante.


Paco: El marido por un lado, la mujer por otro; y los hijos, ¿dónde están? ¡Libres como los pájaros! ¿Qué están haciendo? ¿Con quiénes van? Quieren libertad. La droga, el botellón, el sexo, la velocidad, el juntarse para pegar a un mendigo ¿eso es libertad? Y ¿qué dicen papá y mamá? Darles todo el dinero que quieran, pagar sus caprichos, ¡y así están!


D. José: Amigo Paco, tienes toda la razón; sin familia, sin formación cristiana, no hay buena sociedad. Pero, ¿qué podemos hacer? Rezar a la Sagrada Familia de Nazaret, el mejor modelo, colaborar y dar buen ejemplo a favor de la familia y la sociedad.


El sacristán.

Domingo XXVII del Tiempo Ordinario

Esta es la homilía del día 2 de octubre de 2010.



homilía 2-10-10
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Resumen de la homilía:

La fe es un don, un regalo de Dios, que nosotros podemos rechazar o aceptarlo.

Aceptar la unión con Jesús, es lo primero, lo mejor y lo más valioso de nuestra vida.

Pero la fe es un compromiso que nos obliga a vivir de acuerdo con sus enseñanzas.

Vivimos días de fe fuerte y días de fe oscura, con dudas, según momentos de la vida.

Entonces debemos pedir, como los apóstoles: Señor, aumenta nuestra fe.

Pedirlo con la seguridad que la fe es lo más valioso que tenemos.

Dios nos da una vocación, una misión que cumplir en nuestra vida de cada día.

Y nuestro gozo debe ser cumplir con fidelidad lo que nos pidió el Señor.

Después no presumir por eso, porque “hicimos lo que teníamos que hacer.”

El que vive bien su fe, tiene seguridad y esperanza en las promesas de Jesús.

Jesús: “El que cree en mí no morirá para siempre, yo lo resucitaré en el último día.”

La fe es creer y vivir de acuerdo con lo que creemos. Se testigos de Jesús Resucitado.


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Estas son las lecturas del sábado 2 de octubre de 2010.


PRIMERA LECTURA


Lectura de la profecía de Habacuc (1, 2-3; 2, 2-4)


¿Hasta cuando llamaré, Señor, y no me escuchas? ¿Te gritaré: “Violencia” y no me salvas? ¿Por qué me haces ver desgracias, me enseñas trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, empiezan guerras?

El Señor me respondió: Escribe lo que veas en tablillas, para que se lea fácil.

La visión espera un momento, se acerca su fin y no fallará; si tarda, espera, porque llegará sin retrasarse. El que no es justo nunca tendrá mi ayuda.

Palabra de Dios.

.

R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 94, 1-2- 6-7- 8-9


R.-Escuchen la voz de Señor: “No cierren el corazón”


Vengan, alabemos al Señor,

cantemos al Señor que nos salva;

vamos a su presencia dándole gracias,

aclamémosle con música.


R.-Escuchen la voz del Señor: No cierren el corazón”


Entrar, ponernos de rodillas,

bendiciendo al Señor, creador nuestro,

porque es nuestro Dios, y nosotros su pueblo,

las ovejas que el guía.


R.-Escuchen la voz del Señor: “No cierren el corazón”


Ojalá escuchen hoy su voz:

No cierren el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me desobedecieron

y me tentaron, aunque vieron mis obras.”


R.-Escuchen la voz del Señor: “No cierren el corazón”



SEGUNDA LECTURA


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (1, 6-8. 13-14)


Querido hermano: Aumenta la gracia de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios nos dio un espíritu de fortaleza, de amor y buen obrar.

No tengas vergüenza de dar testimonio de nuestro Señor Jesucristo y de mí, porque estoy preso. Colabora en los trabajos duros del Evangelio, según la fuerza de Dios. Recuerda las enseñanzas que yo te di y vive con fe y amor cristiano.

Guarda el gran don de la fe con la ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotros.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 5-10


En aquel tiempo los apóstoles pidieron a Jesús: “Señor, auméntanos la fe.”

El Señor les contestó: “Si tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a ese árbol: “Arráncate y plántate en el mar.” y el árbol obedecería.

Si un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor, cuando viene del trabajo, ¿ustedes le dicen: Siéntate a la mesa a comer?

Le dirán al criado: “Prepárame la comida y sírveme la cena, para que yo coma y beba, y después comerás tú.”

¿Tienen que dar gracias al criado porque hizo lo que le mandaron hacer?

Ustedes hagan igual: Después del trabajo, digan: “Somos unos pobres servidores, hicimos lo que teníamos que hacer.”

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

EL MATRIMONIO


AMIGO, PASE Y PREGUNTE.


D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.


Paco: D, José, buenos días. Tengo un gran problema con mi hija segunda y quiero que me ayude.


D. José: Buenos días, amigo Paco. Está visto que tú tienes más problemas que un libro de matemáticas; pero vamos a ver qué pasa ahora.


Paco: Pues que mi hija segunda, la que canta en el coro de la iglesia, quiere juntarse con el novio sin pasar por la Iglesia ni por el Juzgado, y yo por ahí no paso.


D. José: Me sorprende mucho, Paco, porque yo siempre la vi como una joven buena, cristiana y practicante.


Paco: Mire, Sr. Cura, eso de ser practicante era antes, en los tiempos de mi madre; pero ahora, ¡un relajo, una vergüenza! Besándose, haciendo el amor en cualquier sitio. La tele basura nos ha estropeado a la juventud.


D, José: ¿Por qué no quiere casarse por la Iglesia? Ella es creyente, estoy seguro, pues la conozco desde que nació y yo la bauticé, pero el novio es de la capital y sólo lo conozco de verlo.


Paco: Ahí está el problema, Sr. Cura. El dice que si las costumbres han cambiado, que si sale muy cara la boda de la Iglesia por los vestidos y el banquete, que si sus amigos viven juntos sin casarse…y Vd. dirá.


D. José: Vamos por partes. Una persona creyente que obra en conciencia tiene que hacerlo de acuerdo con su fe. ¿Él es creyente sí o no? Después, eso de las costumbres…hay que decirlo claro, de las malas costumbres actuales. Una persona con personalidad vive de ser y no de aparentar. Yo obro de acuerdo con mi conciencia y mis ideas, sin preocuparme de lo que digan o hagan mis amigos y los demás. Y por último, para no cansarte y que te hagas un lío, el vestido de novia y el banquete sobran; y lo de pagar a la Iglesia es sólo ayudar según puede cada uno, y si no puede pagar, yo los caso gratis.


Paco: Pero D. José, ¿se va a casar mi hija con la ropa de todos los días? ¿Vamos a ir al bar a tomar una caña cada uno y ya está?


D. José: ¿Por qué no? ¿Qué tiene de malo eso? ¿Cuándo tú te casaste ibas de frac?, ¿Tu mujer llevaba cola de cincuenta metros?, ¿fueron a comer en el hotel Palace? Mira, Paco, el año en que estuve en el Perú celebré la boda de una pareja muy pobre, los dos con la ropa de trabajo de todos los días; no tenían otra, y el banquete fue un helado que nos pagó la madrina a las ocho personas que estábamos en la iglesia, y quedaron casados ante Dios, felices y bien casados.


Paco: No compare, hombre, ¡eran los tiempos después de la guerra y comíamos todos los días sopa de ajos, y llevábamos remiendos en los pantalones! Los tiempos han cambiado, D. José.


D. José: De acuerdo en lo de los tiempos, pero la fe ¡no ha cambiado! Es la misma que no transmitieron los apóstoles en los Evangelios y la Iglesia proclama en el Credo.


Paco: Entonces, ¿en qué quedamos?


D. José: Eso es cosa vuestra. Ellos son mayores de edad y libres; pero, si se juntan sin casarse, en eso no obran de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y ¡no podrán participar en los Sacramentos!


Paco: Sr. Cura, ¡Vd. la toma por la tremenda! Nos pone entre la espada y la pared.


D. José: No, yo no, amigo Paco. Yo te explico y te recuerdo cual es la fe de la Iglesia a la que pertenecemos por nuestro bautismo, y después harán lo que les parezca mejor.

Lo que no se puede es encender una vela a Dios y otra al diablo, jugar con dos barajas,

porque Jesús nos dijo: “El que no está conmigo está contra mí”.


El sacristán.