VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 11 de febrero de 2012.



homilía 11-02-2012 por pastoraldelsordo

Resumen de la homilía:

Para los judíos, la enfermedad era un castigo de Dios por los pecados. El leproso sufre por estar enfermo, por el castigo de Dios, por rechazo social. Jesús, al ver al enfermo sintió lástima, tuvo compasión, le tocó y curó. Toda la vida de Jesús está llena de compasión por los que sufren. Jesús era Dios, y era el más humanos de todos los hombres. El leproso era marginado por la ley de los judíos, tenía que vivir apartado. Un leproso, con gran fe, y sin miedo a que lo rechazase se acercó a Jesús. Jesús le tocó y curó al leproso, obedeciendo la ley del amor. Por compasión: cura, alimenta a la gente, perdona al pecador, resucita al muerto. Jesús siente lástima de toda persona que sufre y le ayuda. Jesús siente más lástima de los que tienen el alma enferma por el pecado. Si pecamos debemos rezar a Jesús: “Si quieres, puedes limpiarme.” Y el Señor, en la confesión, nos dice: “Si quiero, queda perdonado, curado”

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Estas son las lecturas del día 11 de febrero de 2012.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Levítico (13, 1-2. 44-46)


El Señor dijo a Moisés y Aarón: “Cuando alguna persona tenga una inflamación o una mancha en la piel, y enferma de lepra, lo llevarán ante Aarón, el sacerdote, o alguno de sus hijos sacerdotes. Si es un hombre enfermo de lepra está impuro. El sacerdote lo señalará impuro de lepra en la cabeza.

La persona que haya enfermado de lepra irá mal vestido y despeinado, con la barba tapada y gritando: “¡Impuro, impuro!” El tiempo que dure la enfermedad, seguirá impuro;
vivirá solo y en un lugar fuera del pueblo.”

Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL 31

R. Tú eres mi defensa, me dices cantos de liberación

Feliz la persona al que le perdonan su pecado,

feliz el hombre al que el Señor

no le recuerda sus malas obras.

R. Tú eres mi defensa, me dices cantos de liberación

Yo he pecado, lo acepto,

no oculté mi malas obras;

Pensé: “Confesaré al Señor mi culpa”

y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.


R. Tú eres mi defensa, me dices cantos de liberación

Alegradse, santos, y gozad con el Señor;

alabad al Señor los de corazón bueno.

R. Tú eres mi defensa, me dices cantos de liberación

SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Corintios ( 10, 31-11, 1)

Hermanos: Al comer, beber o hacer otra cosa, hacerlo siempre para gloria de Dios.
No hacer nunca el mal, para que no puedan avergonzarse los judíos, ni los griegos, ni la Iglesia de Dios al ver vuestras malas obras.

Yo obro siempre buscando el bien de todos, no buscando mi propio bien, busco el bien de la mayoría, para que todos puedan salvarse.

Haced como yo hago, imitar lo que hizo Cristo.

Palabra de Dios.


R. Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos ( 1, 40-45)


Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas, le rogaba, diciendo: “Señor, si tú quieres, puedes curarme.” Jesús tuvo lástima del enfermo, tocándole con la mano, le dijo: “Quiero, cúrate.” Y al momento la lepra desapareció y quedó curado. Jesús despidió al hombre y le dijo: “No se lo digas a nadie. Vete, preséntate al sacerdote judío, y haz la ofrenda que manda la ley de Moisés a los leprosos que se curan. Así todos sabrán que ya estás curado.”

Pero el hombre, cuando se fue, empezó a contar a todas las personas su curación.
Entonces Jesús ya no podía entrar en las ciudades, por las multitudes de personas que venían a oírle hablar y para que les curase de sus enfermedades. Muchas veces, se apartaba a los lugares desiertos y allí hacía oración.

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

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LIBRANOS DEL MAL. AMÉN


Padre nuestro. Líbranos del mal. Amén. por pastoraldelsordo


Cuando recibimos el Bautismo Dios no aceptó como hijos adoptivos; desde ese momento Dios es nuestro Padre, y nosotros tenemos el orgullo de ser hijos de Dios, vivir unidos espiritualmente a nuestro Padre del Cielo. Por eso, la desgracia o el mal más grande para un cristiano es cometer un pecado que lo separe, lo aparte de la unión con Dios. Ese es el daño que nos hace todo pecado grave, mortal. Después hay otros males o desgracias como la enfermedad, las deficiencias físicas, el no tener que comer, la muerte de una persona querida, etc.

En esta parte de la oración del Padrenuestro, pedimos a Dios que nos libre del gran mal del pecado, y también le pedimos que nos libre de otros males que sufrimos, como las enfermedades, hambres, guerras y otras clases de sufrimientos humanos.
Existen dos categorías de personas por su forma de obrar al sufrir algún mal. Unos acostumbran rezar, oran, pidiendo al Señor les libre de esos males, y usan de los medios naturales que el Señor nos ha dado, visitando a los médicos con la ilusión de que les dé un remedio que les cure. Si el médico lo cura damos gracias a Dios por ayudar al médico a encontrar el remedio de la enfermedad.

Otras personas visitan a brujos, magos, adivinos, para que les cure, les aclare las cosas ocultas, les adivine el porvenir o les ponga en comunicación con los difuntos y les cure de sus enfermedades. Esta forma de obrar está condenada por Dios, que en la Biblia, dice: “No se separen de vuestro Dios en busca de magos, ni visiten adivinos, porque les harán daño. Yo el Señor, Dios vuestro.”

También leemos: “La persona que se separase de mí, para ir a consultar a magos y adivinos, tienen trato con el demonio.”

Podemos y debemos pedir siempre al Señor que nos libre del mal del pecado, y también que nos libre de los trabajos duros, de las enfermedades, de las desgracias, pero esto con la condición, de que sea la voluntad de Dios. Siempre: “Señor, que no se haga lo que yo quiero, que se haga tu voluntad.” A Dios siempre gracias.

Al final de la oración del Padrenuestro está la palabra Amén. Es una palabra hebrea, lengua de los judíos, y significa, quiere decir: Fiat, Así sea. Cuando decimos Amén, le decimos al Señor que nos dé lo que le pedimos.

Jesús nos ha prometido: “Todo lo que pidan al Padre, en mi nombre, Él se lo dará” Y podemos estar seguros de que pedimos en nombre de Jesús, si rezamos el Padrenuestro, porque es la oración que Jesús enseñó a sus discípulos cuando le pidieron que les enseñase a orar.

Pero no recemos distraídos. Sin pensar en lo que decimos, porque Santa Teresa de Jesús decía: “El mucho mover los labios yo no lo llamo oración,” Las palabras, la mente y el corazón unidos, es la mejor forma de hacer oración.

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 4 de febrero de 2012.



homilía 4-02-2012 por pastoraldelsordo

Resumen de la homilía:

Cada día de Jesús había tiempo de oración, catequesis y curaciones. Se levantaba de madrugada y se iba al campo a orar. Primero llenarnos de Dios con la oración para poder servir a los demás. Jesús atendía al ser humano total: males del cuerpo y del espíritu. Jesús curó a la suegra de Pedro y a todos los que pedían ser curados. Los judíos creían que los males eran castigo de Dios por los pecados. Jesús les dice que la enfermedad es algo natural, no es castigo de Dios. Las enfermedades, el sufrimiento, pueden ayudarnos a encontrar a Dios. San Ignacio de Loyola, herido en la guerra y eso le ayudó a encontrar a Dios. Los sufrimientos, unidos al sacrificio de Jesús tienen valor salvador. Jesús iba por todos los pueblos, predicando el Evangelio del amor. Hay que hablar de Jesús, porque conocer a Jesús es lo más importante.

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Estas son las lecturas del día 4 de febrero de 2012.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Job (7, 1-4, 6-7)

Job dijo: “El hombre está en la tierra cumpliendo una misión, sus días son como los de un trabajador. Como el esclavo, desea la sombra, como el trabajador, espera la paga.
Mi herencia son días de frustración, mis noches son de dolor; al acostarme pienso: ¿Cuándo vendrá el día? La noche se hace muy larga y me canso de dar vueltas en la cama.
Mis días pasan muy rápidos, y se acaban sin esperanza.
Recuerda que mi vida es un momento, y que mis ojos no verán más la felicidad.”

Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 146

R. Alabad al Señor, que cura los corazones enfermos


Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios tiene derecho a una buena alabanza.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los expulsados de Israel.

R. Alabad al Señor, que cura los corazones enfermos

El Señor cura los corazones enfermos,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.

R. Alabad al Señor, que cura los corazones enfermos

Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no se puede medir.
El Señor sostiene a los humildes,
y avergüenza a los que obran mal.

R. Alabad al Señor, que cura los corazones enfermos

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Corintios ( 9, 16-19. 22-23)

Hermanos: Yo predico, no por orgullo, no busco mi gozo, yo tengo obligación de predicar el Evangelio, y ¡ay de mi si no anuncio el Evangelio!
Si yo busco mi propio gozo, ya estoy pagado y no necesito más. Pero si yo predico por obligación es porque me mandaron hacer ese trabajo de predicar. Entonces, ¿qué paga me dan? Dar a conocer el Evangelio a todos y gratis, sin interés de dinero, ese es mi mayor gozo.
Yo soy libre, pero me abajo y me hago débil igual que las personas débiles, para ganar a los débiles. Yo me hago igual que todos para atraer a algunas personas al conocimiento del Evangelio.
Yo hago todo por el Evangelio, para ganar yo también el premio de Dios.

Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos ( 1, 29-39)


Jesús salió de la sinagoga y, con Santiago y Juan fue a la casa de Simón Pedro y Andrés. La suegra de Simón estaba enferma con fiebre. Se lo dijeron a Jesús, y Él fue donde estaba la enferma. La cogió de la mano, la levantó y desapareció la fiebre. Después ella les servía la comida. Por la tarde, al oscurecer, todas las personas que tenían familiares enfermos de diferentes males, los traían, y Jesús, imponiéndole las manos a cada enfermo lo curaba.
Toda la gente de la ciudad estaba a la puerta de la casa. Jesús curó a muchos enfermos de diferentes enfermedades y expulsó muchos demonios…
Los demonios salían gritando: “Tú eres el Hijo de Dios.” Jesús les prohibía hablar, porque sabían que era el Mesías.
Jesús se levantó de madrugada, se fue al campo y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: “Todo el mundo te busca.”
Jesús les respondió: “Vámonos a otro lugar, a los pueblos cercanos, para predicar también allí; que para eso he venido.”
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

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NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN


Padre nuestro. No nos dejes caer en la tentación. por pastoraldelsordo

Para comprender mejor esta petición al Señor lo primero es explicar bien el significado de la palabra tentación.
La palabra tentación significa como una incitación o invitación al pecado. Al pedir eso al Señor estamos pidiéndole que nos de las fuerza necesaria para decirle NO al demonio que me está invitando al pecado. Nos ponemos delante del Señor con humildad, sin presumir de nada, porque por muchos años que somos cristianos, continuamos siendo débiles y pecadores.

El demonio puede incitarnos para que hagamos o no hagamos algo, aprovechando la debilidad humana para apartarnos de Dios.
La tentación acostumbra a estar unida a la sexualidad o al consumo de las drogas.
La tentación no es pecado. La tentación es anterior al pecado. El pecado es el consentir la tentación. Todas las tentaciones no terminan en pecado.

Al pedir a Dios que no nos deje caer en la tentación, nos comprometemos a evitar todas las invitaciones al pecado y poner las ayudas necesaria para no pecar.
Al decir no nos, estoy pidiendo para mí y para los demás, pues el espíritu cristiano nos invita a la fraternidad, a querer para los demás lo mismo que queremos para nosotros, deseando que los demás tampoco caigan en la tentación.

Las tentaciones son pruebas que Dios permite para darnos la posibilidad de aumentar los méritos que vamos teniendo para nuestra salvación eterna. La lucha contra las tentaciones es como una carrera para ganar la meta que es el Cielo.

Una cosa hay que tener bien clara: tenemos toda la ayuda necesaria de parte de Dios para vencer cada una de las tentaciones que sufrimos durante nuestra vida. Nadie sufre en ningún momento de su vida tentaciones por encima de sus fuerzas. Porque Dios es fiel y no lo permitirá.

Las tentaciones sirven para que los seres humanos podamos elegir libremente por Dios o por el Demonio. También valen para evitar que no seamos soberbios pensando que podemos salvarnos nosotros solos sin la ayuda de Dios.

¿Qué hacer ante las tentaciones? Esta lucha es contra fuerzas sobre-humanas, por eso hay que usar de medios espirituales, como la confesión y comunión frecuentes, que son las ayudas que nos ofrece el Señor por la Iglesia. Por encima de todo, la oración, como nos aconseja el Señor: “Vigilar y orar para no caer en la tentación.”