IV DOMINGO DE PASCUA

Esta es la homilía del día 24 de abril de 2010.

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Resumen de la homilía:

Jesús hablaba con parábolas para que la gente comprendiese bien. Ejemplos de la vida de los pueblos: la siembra, el trigo, los pastores, las ovejas… Él buen pastor muere para salvar a las ovejas del ataque de los lobos. Jesús es el buen Pastor que muere para salvarnos del castigo por los pecados. Jesús ama a sus ovejas y las ovejas le aman a Él, y le siguen al oír su voz. Nosotros, para participar de su amor, necesitamos escucharle cuando nos habla. Por sus palabras conocemos el amor de Dios Padre y su plan se salvación. Le escuchamos en el Evangelio, cuando oramos, cuando recibimos los sacramentos. Para seguir al buen Pastor, debemos aceptar su llamada y cumplir la voluntad de Dios. Si creemos, Jesús nos promete resucitarnos y darnos la vida eterna del cielo. A esas promesas de Jesús debemos responder con total confianza en su amor. Jesús dice: “Conocerán que son mis discípulos porque se aman unos a otros.”

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Estas son las lecturas del día 24 de abril de 2010.


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. (13, 14. 43-52)


Pablo y Bernabé fueron a Antioquia; el sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. Muchos judíos convertidos cristianos se fueron con Pablo y Bernabé, que continuaron hablando con ellos, aconsejándoles a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado después, muchos de la ciudad fueron a oír la palabra de Dios. Al ver tanta gente, los judíos sintieron mucha envidia y empezaron a insultarle cuando hablaba Pablo.

Entonces Pablo y Bernabé dijeron: “Teníamos que anunciarles primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazan y no sois dignos de la vida eterna, vamos a predicar a los gentiles. Así lo ha mandado el Señor: “Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el último lugar de la tierra.”

Cuando los gentiles oyeron esas palabras, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban elegidos para la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se extendía por toda los pueblos. Pero los judíos aconsejaron a las señoras de alta sociedad y a los hombres importantes, y empezaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de la ciudad.

Pablo y Bernabé sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 99, 2. 3. 5


R.-Somos su pueblo y sus ovejas.


Alaba al Señor toda la tierra,

servid al Señor con alegría,

entrad a visitarle cantando.


R.-Somos su pueblo y sus ovejas.


Sabed que el Señor es Dios:

que Él nos hizo y somos suyos,

su pueblo y ovejas de su rebaño.


R.-Somos su pueblo y sus ovejas.


El Señor es bueno,

su misericordia es eterna,

y es fiel por todos los siglos.


R.-Somos su pueblo y sus ovejas.


SEGUNDA LECTURA


Lectura del libro del Apocalipsis. (7, 9. 14-17)


Yo Juan, vi una gran multitud de gente, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo e idiomas, de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos.

Y uno de los ancianos me dijo: “Estos son los que vienen del gran sufrimiento: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono estará entre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el calor. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de agua viva. Y Dios limpiará las lágrimas de sus ojos.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Juan. (10, 27-30)


En aquel tiempo dijo Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no morirán para siempre, y nadie las quitará de mi mano.

Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede quitarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.”


Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

JESUCRISTO Y LOS CURAS


AMIGO, PASE Y PREGUNTE


D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.


D. José: Mira, Paco, lo que necesitamos es más fe, una fe fuerte y formada.


Paco: Sr. Cura, yo tengo fe en Dios que hizo todo, en Jesucristo que fue muy bueno con los pobres; pero la Iglesia, los curas y esas cosas, no sé, tengo muchas dudas, me parece que no creo, porque se ven tan tas cosas, Sr. Cura.


D. José: Paco, piénsalo bien. Jesús quería que todo el mundo hiciese igual que Él: amando, haciendo el bien. Entonces, para que sus enseñanzas llegaran a todas las personas, eligió doce hombres, los apóstoles, y ese grupo de hombres, fue la primera comunidad cristiana, la Iglesia fundada por Jesús. Una Iglesia católica, que quiere decir universal, de todo el mundo.


Paco: Vd. habla muy bien, D. José, pero Jesús era pobre, viajaba en un burro, y el Papa y los curas en “mercedes”. Yo he visto fotos del Vaticano, y ¡vaya palacio que tiene el Papa!


D. José: Pues mira, amigo Paco, el Papa es más pobre que tú, porque no tiene nada propio.


Paco: Vd. me perdona, Sr. Cura, pero, y de esos viajes ¿qué me dice Vd?


D. José: Te digo que el Papa no viaja por hacer turismo, como tú, que todos los años vas en un viaje para la tercera edad. El Papa va a llevar la paz y el amor de Jesús a todos los pueblos, y trabaja para que todos vivan en paz, para que nadie tenga hambre, para que se respete a las personas en igualdad de derechos.


Paco: Lo acepto, D. José, pero se ven cosas entre los curas y los cristianos que le quitan a uno la fe. Cosas que no se comprenden.


D. José: Te doy la razón, pero tenemos que comprender que la Iglesia, por una parte es obra de Dios, divina, y por otra parte está formada por hombres y mujeres débiles, como tú y yo. ¿O es que nosotros nunca nos equivocamos o pecamos? Y nosotros somos parte de la Iglesia, como todos los bautizados. Empecemos por cambiar tú y yo para que la Iglesia mejore.


Paco: Permítame una pregunta, y no se enfade, que a Vd. yo le respeto mucho. ¿Hacen falta los curas para creer en Dios, para amar a los demás, para ser buen cristiano?


D. José: ¡Pues claro que hacemos falta los curas! La Iglesia empezó con los apóstoles, que fueron por todo el mundo para cumplir el mandato de Jesús: “Id por todo el mundo y enseñad a todas las personas, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.Dime tú, amigo Paco, ¿cómo puedes ser buen cristiano sin estar bautizado? Y eso de amar a los demás, por humanidad…puede ser posible; pero el Mandamiento Nuevo de Jesús es: “Amarse unos a otros igual que yo os amo”, y han pasado más de dos mil años y vemos poco amor y mucho egoísmo. Los obispos son los sucesores de los apóstoles, y los sacerdotes colaboradores de los obispos. Si no hay sacerdotes, ¿quién predica el mensaje de Jesús?, ¿quién bautiza a los nuevos creyentes?, ¿quién confiesa, perdonando los pecados en nombre de Jesús? Y la Misa, ¿quién la celebra?


Paco: Bien, Vd. gana, pero perdone le interrumpa. ¿Hace falta ir a Misa para ser buena persona?


D. José: Para ser buen cristiano, para perseverar fieles a nuestra fe, sí hace falta ir a la Misa. Jesús dijo: “Sin mí no podéis hacer nada”, y Jesús viene a nosotros en los siete Sacramentos, pero de forma especial, en la Misa, la Eucaristía. Ya nos avisó Jesús: “El que come mi carne y bebe mi sangre vive en Mí y yo en él”. La unión con el Señor Jesús, el encuentro con los hermanos en la fe lo celebramos todos los domingos, el día del Señor, el día de la Resurrección de Jesús. Mira amigo Paco, yo te aconsejaría que le dijeses al Dios en quien tú crees: “Aumenta mi fe”.


El sacristán

III DOMINGO DE PASCUA

Esta es la homilía del día 17 de abril de 2010.

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Resumen de la homilía:

Jesús les mandó: “Id por todo el mundo y enseñad a todas las gentes.” Los Jefes judíos le prohibieron hablar de Jesús y los pusieron presos. Contentos de sufrir por Jesús, decían: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” Jesús se aparece por tercera vez a un grupo de discípulos a la orilla del lago. Ahora su cuerpo estaba espiritualizado, se necesita la fe para conocerlo. Jesús preparó un desayuno y les invito a comerlo. Eso prueba que era el verdadero Jesús. Pedro dice: “nosotros comimos y bebimos con Él después de su resurrección.” Jesús les dijo: “Muchachos ¿han pescado algo? Ellos dijeron: No. Él les dijo. “Echen las redes a la derecha de la barca y encontrarán peces” Cogieron muchos peces, porque lo hicieron con fe en las palabras de Jesús. Nosotros debemos hacer nuestro apostolado con fe en el poder y la ayuda de Jesús. El objetivo de la fe cristiana nos es sólo la búsqueda de paz interior. La vida cristiana no puede ser individualista, cada uno por su lado. Necesitamos la comunidad, que se realiza y fortalece al compartir el Cuerpo del Señor.

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Estas son las lecturas del día 17 de abril de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles. (5, 27-32. 40-41)


En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: “Estaba prohibido enseñar en nombre de Jesús, pero vosotros enseñáis por todos los pueblos, diciendo que nosotros, los sacerdotes, somos los responsables de la muerte de Jesús.”

Pedro y los apóstoles contestaron: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, al que vosotros matasteis en la cruz.

Dios hizo a Jesús Jefe y Salvador, para darle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de esto y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.” Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los sacaron de la cárcel. Los apóstoles salieron de la reunión con los sacerdotes contentos de sufrir por ser fieles a Jesús.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 29, 2 y 4. 5 y 6. 11 y 12 y 13


R.-Señor, te alabaré, porque me has librado.


Señor, te alabaré, porque me has librado

y no permites que mis enemigos se rían de mí.

Señor, libraste mi vida de la muerte,

me diste vida cuando iba a morir.


R.-Señor, te alabaré, porque me has librado.


Cantad para el Señor, fieles suyos,

dad gracias a su santo nombre;

su enfado es pequeño, su bondad eterna;

por la tarde lloramos;

por la mañana, nos alegramos.


R.-Señor, te alabaré, porque me has librado.


Señor, escucha y ten lástima de mi;

Señor, ayúdame.

Cambiaste mi tristeza en alegría.

Señor, Dios mío, te daré gracias siempre.


R.-Señor, te alabaré, porque me has librado.


SEGUNDA LECTURA


Lectura del libro del Apocalipsis. (5, 11-14)


Yo, Juan, escuché la voz de muchos ángeles: eran millones y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz muy fuerte: “Digno es el Cordero sacrificado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría y la alabanza.”

Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, en el mar, que decían:

Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.”

Y los cuatro vivientes respondían: “Amén.”

Y los ancianos se arrodillaron en homenaje.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Juan. 21, 1-14.


Jesús se apareció otra vez a los discípulos a la orilla del mar de Tiberíades, y fue así: Estaban juntos Pedro y Tomás, Natanael, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.

Pedro les dijo: “Voy a pescar”, y los demás le dijeron: “Nosotros vamos contigo” Subieron a la barca, y aquella noche no pescaron nada. Cuando estaba amaneciendo, se apareció Jesús en la orilla del mar, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: “Muchachos, ¿han pescado algo?” Ellos respondieron: “Nada”

Jesús les dijo: “Tirad la red a la derecha y encontrarán pescado.” Ellos la tiraron, y la red se llenó de tantos peces que no podían sacarla. El discípulo a quien Jesús amaba mucho dijo a Pedro: “¡Es el Señor!” Pedro al oír que era el Señor, se puso la ropa y se echó al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, que estaba a unos cien metros de la orilla del mar, y sacaron la red llena de peces.

Cuando llegaron a la orilla vieron preparado un fuego encendido y un pez encima del fuego y pan. Jesús les dijo: “Traigan los peces que han cogido.”

Subió Pedro a la barca y sacó la red a tierra, llena de ciento cincuenta y tres peces grandes. Y, aunque eran muchos peces, no se rompió la red.

Jesús les dijo: “Vengan y coman.” Y ninguno de los discípulos le preguntó: “¿Quién eres tú?”, porque sabían muy bien que era el Señor.

Jesús se acercó, cogió el pan en sus manos y se lo dio a sus discípulos, y lo mismo hizo con los peces.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar.

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

¿QUIÉN ERA JESÚS?


AMIGO, PASE Y PREGUNTE



D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO


D. José: Paco, tú dices que tienes fe, que crees en Dios y tu mujer también. Entonces no hay problema para bautizar a tu último hijo. Díselo así al Cura de Ribera de Arriba. Yo también hablaré con él.


Paco: Dios le bendiga, Sr. Cura. ¡Me quita Vd. un peso de encima!


D. José: Pero escucha, Paco. Tú y tu mujer podrían ponerse de acuerdo y leer todas las noches un poco del Evangelio, un capítulo cada día, y así conocerán bien quién es Jesucristo, le amarán y vuestra fe se fortalecerá.


Paco: Ya que Vd. lo dice, lo intentaremos, pero le aviso que yo llego a casa por la noche más cansado que un burro. ¡Es muy duro el trabajo de la herrería, Sr. Cura!


D. José: Un poco, hombre, y verás que la persona de Jesús os irá gustando, admirando, atrayendo cada día más, y eso es muy importante para la fe.


Paco: Y en pocas palabras, D. José, ¿quién era Jesús?


D. José: Pues Jesús es Dios que se hizo hombre y nos habla. Viendo a Jesús estamos viendo al Dios que no se ve. Dios se hizo niño y nació de una mujer virgen llamada María. Pasó haciendo el bien a todos: los pobres, los humildes, los sencillos…Los hombres le querían, pero los poderosos, los jefes no le querían, porque les molestaba sus enseñanzas, no lo aceptaron y le crucificaron. Murió, pero al tercer día resucitó. Antes de nacer Jesús, Dios nos habló de muchas formas: por la creación, por Abrahán, Moisés, los profetas. Y en los últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo, Jesucristo.


Paco: Y ahora, ¿Ya no habla más?


D. José: Jesús eligió a doce hombres que llamó apóstoles, y les mandó: “Id por todo el mundo y enseñad a todas las gentes, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”

Las personas que creen en Jesús y se bautizan forman la Iglesia.

Iglesia quiere decir: Reunión de los bautizados que creen en Jesús.

La Iglesia que fundó Jesucristo, a la que tú y yo pertenecemos, habla actualmente en nombre de Dios.

Esta Iglesia, en sus más de dos mil años de vida, ha hecho muchas cosas grandes, importantes, muy buenas.

Ha tenido grandes santos, mártires, personas que han muerto fieles a su fe en Jesús.

Pero, como está formada por hombres y mujeres, también ha tenido fallos…

La Iglesia está en todo el mundo, comunicando su mensaje de salvación a todas las personas.

Invitándoles a cumplir el principal mandamiento de Jesús:

Amaos unos a otros como yo os he amado.”


El sacristán.




II DOMINGO DE PASCUA

Esta es la homilía del día 10 de abril de 2010.

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Resumen de la homilía:

RESUMEN HOMILÍA SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA


Entró Jesús y dijo: “Paz a vosotros”. Todo encuentro con Jesús nos da la paz, Jesús envió a los apóstoles a continuaron la misión de anunciar el Evangelio. Les dio el Espíritu Santo que es la fuerza de Dios que hace la Iglesia. Los milagros que hacían eran prueba de la presencia de Dios en esa obra apostólica. Jesús dio a los sacerdotes el poder de perdonar los pecados o no perdonarlos. Pero siempre es Dios el que perdona o retiene, cuando lo hace el sacerdote. Hay una condición principal para perdonarlos: el verdadero arrepentimiento. Me levantaré, iré a casa de mi Padre y le pediré perdón: la Confesión. Los discípulos estaban en una casa con las puertas cerradas por miedo. ¿Cómo pudo entrar Jesús con las puertas cerradas? Era el mismo Jesús crucificado, pero resucitado y con cuerpo glorioso, espiritual. Murió par a salvarnos, y su Misericordia es eterna, pero hay que desearla, pedirla. Para creer necesitamos la fe, que es don de Dios, pero creer no es comprender. Debemos aceptar la fe con humildad y sin condiciones. Tomás no quiso aceptar lo que habían visto sus compañeros apóstoles. Jesús: “Tú crees porque viste, más felices serán lo que crean sin haber visto.”

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Estas son las lecturas del día 10 de abril de 2010.


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. (5, 12-16)


Los apóstoles hacían muchos milagros a la vista de la gente. Los cristianos se reunían de acuerdo en el pórtico de Salomón; las demás personas no se les juntaban, aunque todos hablaban bien de los cristianos; y aumentaban las personas creyentes, hombres y mujeres, que se unían al Señor.

La gente sacaba a los enfermos a la calle y los ponían en camillas, para que, al pasar el apóstol Pedro, su sombra, tocase alguno de ellos. Mucha gente de los alrededores iba a Jerusalén, llevando enfermos y que tenían espíritus malos, y todos se curaban.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 117, 2-4. 22-24. 25-27


R.-Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.


Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia.


R.-Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.


La piedra que despreciaron los arquitectos

es ahora la piedra principal.

Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un gran milagro.

Éste es el día en que obró el Señor:

sea nuestra alegría y nuestro gozo.


R.-Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.


Señor, danos la salvación, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,

les bendecimos desde la casa del Señor;

el Señor es Dios, Él nos ilumina.


R.-Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.



SEGUNDA LECTURA


Lectura del libro del Apocalipsis. (1, 9-11. 12-13. 17.19)


Yo Juan, vuestro hermano en el sufrimiento, en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba expulsado en la isla de Patmos, por predicar la palabra de Dios, y dar testimonio de Jesús. Un domingo tuve un éxtasis y oí detrás de mí una voz fuerte que decía:

Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.”

Miré a ver quien hablaba, y vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura

humana, vestida con capa larga, con un cinturón de oro encima del pecho.

Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha encima de mí y dijo:

No tengas miedo; Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe lo que veas: lo que está sucediendo y lo que sucederá más tarde.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Juan. (20, 19-31)


Al anochecer de aquel día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y entró Jesús y les dijo: “Paz a vosotros.” Y les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor

Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.”

Y, dicho esto, sopló su aliento encima de ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” Tomás, uno de los doce apóstoles, llamado el Mellizo, no estaba allí cuando vino Jesús. Después los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor.” Pero Tomás contestó: “Si yo no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.”

A los ocho días, estaban reunidos los discípulos y Tomás con ellos. Vino Jesús, estando las puertas cerradas, y dijo: “Paz a vosotros.” Después dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.” Contestó Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!”

Jesús le dijo: “¿Porque me has visto has creído? Felices los que crean sin haber visto.”

Muchos otros signos que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de sus discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

EXPERIENCIA DE FE


AMIGO, PASE Y PREGUNTE


D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.

Paco: Hola, D. José, espero no molestarle con mi visita, pero hay una cosa que quiero me explique.

D. José: Hombre, a mí nunca me molestas, la puerta siempre está abierta para los que me necesitan.

Paco: Muchas gracias, Sr. Cura, pero le veo siempre ocupado con sus papeles y rezos y me preocupa.

D. José: Las personas están primero que los papeles, porque Jesús vino a servir a las personas. Así que cuéntame todo lo que quieras que te explique. Lo haré con mucho gusto.

Paco: No sé como decírselo, y como era imposible ponerme de acuerdo con mi mujer, que cree lo sabe todo, me dije: voy a ver al cura y me lo explicará claro.

D. José: Muy bien, pero dime con calma que quieres que te explique.

Paco: Pues Vd. en la Misa del domingo, en el sermón, habló de la necesidad de la fe personal, de una experiencia de encuentro con Jesucristo. ¿A dónde lo voy a encontrar? No creo que vaya por mi herrería, y por la calle; yo no tengo tiempo para pasear. No sé, eso lo veo difícil de entender.

D. José: Vamos despacio y podrás comprenderlo. Tú dices que eres cristiano y vas a Misa por herencia familiar, porque tus abuelos y tus padres también iban a Misa y creían en Dios; pero, amigo Paco, ¿sabes una cosa? La fe no se hereda, lo que se hereda son las costumbres religiosas.

Paco: ¿Vd. también tiene esas ideas modernas? Siempre se ha dicho que era así, y hay un refrán castellano que lo dice muy claro: “de tal palo tal astilla”. ¿En qué quedamos?

D. José: Quedamos en que hay familias muy católicas y sus hijos no van a Misa, y yo he conocido curas, hijos de padres comunistas. Esos hijos heredaron la casa y las fincas pero la fe no.

Paco: ¡Primera vez que oigo esas historias! Creo que mi mujer, tan leída y beata, tampoco lo sabe. Explíqueme claro la cosa, porque es interesante.

D. José: La fe es un don, un regalo de Dios, que unas personas aceptan y otras rechazan. ¿Por qué lo hacen? Eso es un misterio. Hay quien tiene fe desde pequeño, como tú, y quien recibe la fe cuando es mayor, al oír una predicación, por una lectura, por unos amigos, y por otros medios que Dios usa.

Paco: Muy interesante eso, porque pienso que Dios puede hacerlo todo como Él quiera; pero eso del encuentro con Jesucristo no lo veo tan claro. ¿Cómo lo voy a ver si es espíritu? Y ¿cómo lo reconoceré si nunca lo he visto?

D. José: No es que lo veas, es que lo sientes, que estás seguro de su presencia en tu vida, que está contigo en aquel momento, que te ayudó en aquel problema, que te salvó en aquella enfermedad, y más cosas.

Paco: Ya, ya, ya…¿y cómo estoy seguro de que es Jesucristo y no una casualidad, la imaginación, el espíritu de mi santa madre?

D. José: Esa experiencia de Jesús es un don del Espíritu Santo. Puede suceder en un momento por una gracia especial de Dios, pero normalmente son experiencias pequeñas, de cosas sencillas de tu vida, que tú descubres por la fe, y cuando ha pasado un tiempo te das cuenta, descubres que fue el Señor el que vino a ti y te ayudó. Eso da fuerza, firmeza a tu fe.

Paco: Pues Vd. tiene razón. Muchas veces en mi vida me he sorprendido de cosas que me pasan sin saber cómo ha sido, como si alguien me ayudase, me acompañase, me echase una mano…y es Dios.

D. José: Cuando una persona tiene esas experiencias que llamamos encuentros con Jesús, ya nadie puede quitarle la fe, porque lo mismo que el apóstol Juan decía: “Lo que nosotros oímos, hemos visto, lo que tocamos con nuestras manos, de eso damos testimonio”.

Paco: Me ha emocionado y le doy las gracias de corazón. Voy corriendo a explicárselo a mi mujer.

El sacristán.


DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

Esta es la homilía del día 4 de abril de 2010.

Ahora el video también con sonido

Resumen de la homilía:

María Magdalena fue al sepulcro y el domingo y vio la piedra quitada. Avisó a los apóstoles y Pedro y Juan fueron al sepulcro y entraron Vieron la tumba vacía, los lienzos y el sudario. Creyeron: ¡Ha resucitado! La Resurrección de Jesús es la diferencia del cristianismo y otras religiones La Resurrección de Jesús es el centro de nuestra fe cristiana. Jesús Resucitó y nos prometió resucitarnos también a nosotros. La Resurrección es la re-unión del alma con nuestro cuerpo glorificado. Si no creemos en la Resurrección de Jesús nuestra fe no vale nada. La promesa de la resurrección nos invita a cambiar nuestra forma de vivir. La promesa será para los que obren bien y cumplan la voluntad del Padre. Vivir con la esperanza de resucitar con Cristo y la felicidad del cielo. El cristianismo es la presencia viva de Jesús en medio de la comunidad.

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Estas son las lecturas del día 27 de marzo de 2010.


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. (10, 34. 37-43)


En aquellos días el apóstol Pedro dijo: “Ustedes saben lo que se hizo en Israel, cuando Juan Bautista predicaba el bautismo, pero todas esas cosas empezaron en Galilea. Yo hablo de Jesús de Nazaret, ungido por el Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando muchos enfermos, porque Dios estaba con Él. Nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo Jesús en Judea y en Jerusalén. Mataron a Jesús clavándolo en una cruz. Pero Dios lo resucitó al tercer día, y nosotros lo vimos, pero todo el pueblo no lo vio, solo lo vimos nosotros, que nos eligió y comimos con Él después de su resurrección.

El Señor Jesús nos envió a predicar a todas las personas, dando prueba solemne de que Dios ha nombrado a Jesús juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas, todos están de acuerdo, que todas las personas que creen en Jesús, reciben el perdón de los pecados.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 117, 1-2. 16-17. 22-23.


R.-Este es el día en que obró el Señor, es nuestra alegría y nuestro gozo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.


R.-Este es el día en que obró el Señor, es nuestra alegría y nuestro gozo.


La mano del Señor es poderosa,

la mano del Señor es grande.

No moriré, viviré

para proclamar las maravillas del Señor.


R.-Este es el día en que obró el Señor, es nuestra alegría y nuestro gozo.


La piedra que despreciaron los arquitectos

es ahora la piedra principal.

El Señor lo hizo, es un milagro muy grande.


R.-Este es el día en que obró el Señor, es nuestra alegría y nuestro gozo.



SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses. (3, 1-4)


Hermanos: Ustedes que ya resucitaron con Jesucristo, deseen las cosas del cielo, donde está Cristo, sentado con Dios; deben desear las cosas buenas del cielo, no las cosas del mundo. Porque ustedes ya han muerto por el bautismo, y vuestra vida está unida a Cristo con Dios. Cuando Cristo venga, que es nuestra vida, entonces también ustedes aparecerán junto con Cristo, en gloria.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO.


Lectura del santo Evangelio según san Juan. (20, 1-9)


El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando todavía estaba oscuro, y vio la piedra quitada de la entrada del sepulcro. Fue corriendo a donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, al que amaba mucho Jesús, y les dijo:

Se llevaron al Señor del sepulcro y no sabemos donde lo pusieron.” Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con el que le habían cubierto la cabeza, no en el suelo con las vendas, sino doblado en un lugar aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Hasta ese momento no habían entendido la Escritura: que Jesús resucitaría de entre los muertos.

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS


AMIGO, PASE Y PREGUNTE


D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.

D. José: Hola, amigo Paco. Hace tiempo que no te veía por aquí. ¿Qué hay de nuevo? Seguro, hay problemas que te preocupan. Piensas demasiado, hombre, y trabajas también mucho. Hay que parar un poco.

Paco: Lo mismo que siempre, cosas de la religión que me preocupan, porque no lo entiendo bien, y los amigos del bar me atacan y se burlan de nuestra fe católica, y me duele, y quiero defenderla, pero…¡si yo supiese tantas letras como Vd.!

D. José: ¿Los amigos del bar? ¿Qué saben ese grupo de analfabetos de las cosas de nuestra santa religión católica? Además, ¿discuten de religión en el bar? Yo pensaba que en el bar sólo hablaban de fútbol y de mujeres. Me gustaría oír las tonterías que dicen, pero sería mejor que tú les invitases a venir aquí y hablamos.

Paco: Pues es fácil; me acompaña a tomar un “cortado” o una cerveza y le pueden preguntar lo que quieran. Pero eso de venir aquí les daría vergüenza por lo que dirán los compañeros.

D. José: ¿Tú crees que si voy al bar me preguntarían? ¡Se callan como un muerto! La ignorancia presume, pero, si se encuentran con uno que sabe más, no abren la boca o salen corriendo del bar.

Paco: Puede ser, conmigo se ponen muy valientes; pero al ver un Cura no dicen nada, son cobardes.

D. José: Bueno, y ¿cuál fue el tema de la discusión? Me interesa mucho saberlo para prepararme bien.

Paco: La última vez hablaban de la resurrección de Jesús y decían que era imposible si estaba muerto.

D. José: ¿Tenían razones importantes para rechazar la resurrección del Señor? ¿Qué opinaban de eso?

Paco: Bueno, Pepe, el cojo, que es el que más hablaba, decía que es verdad que Jesús fue un hombre bueno, pero si murió, muerto está para siempre; sólo queda el polvo. Todo se acaba con la muerte.

D. José: Si ese Pepe tiene fe católica, debe saber que en el Credo decimos: “Jesús, al tercer día, resucitó de entre los muertos”, y decimos: “creo en la resurrección de los muertos”. Y eso lo decimos con fuerza, con la seguridad de que es lo más importante de la fe. Sí, no hay nada más fundamental que eso.

Paco: ¿Lo más importante es la resurrección de Jesús? Yo siempre he pensado que lo más importante fue su muerte en la cruz para salvarnos, su sacrificio por nosotros los pecadores. Es muy grande morir por otros.

D. José: Paco, la resurrección es el fundamento, la base donde se apoya la fe, lo principal de nuestra fe, porque nos dice que Jesús está vivo, junto a nosotros, con nosotros, y con su espíritu nos hacemos cristianos, discípulos, santos. Sin su espíritu no somos nada.

Paco: ¡Qué bien lo explica Vd.! Pero ¿cómo saben que de verdad resucitó? ¿hay pruebas? Creo que de la crucifixión y muerte sí hay testigos.

D. José: De la resurrección tenemos lo que dicen los Evangelios: “Los guardias que vigilaban el sepulcro sintieron un terremoto y vieron que un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada del sepulcro, y huyeron asustados. María Magdalena y otras mujeres vieron el sepulcro vacío, y Jesús se les apareció y les mandó que se lo dijeran a los discípulos. Después se les apareció a los apóstoles en particular y a todos reunidos. Y san Pablo dice que una vez se apareció a más de quinientos cristianos. Los discípulos comieron con Jesús resucitado. El apóstol Tomás le tocó las llagas.

Paco: Por lo que veo, creer en la resurrección del Señor es muy importante para nuestra fe católica.

D. José: Si Jesús no resucitó y está muerto, nuestra fe no vale nada, la religión es mentira, todo es falso. Pero no, ¡Alegrémonos!, Jesús Resucitó, y, como nos prometió, los que creemos en Jesús no moriremos para siempre. Él nos resucitará para entrar en la gloria del cielo. Debemos tener confianza en su promesa.

Paco: Yo creo todo lo que me dice y ahora ya no me asustará morirme, porque me espera la resurrección.

D. José: Así es, amigo Paco, pero debemos vivir de acuerdo con nuestra fe: amando a todos, perdonando siempre, compartiendo lo que recibimos, rechazando el mal y pasar haciendo el bien.

El sacristán