I Domingo de Adviento

Esta es la homilía del día 28 de noviembre de 2009.



Resumen de la homilía:

Adviento significa tiempo de espera. Ya hubo un Adviento, cuando el pueblo de Israel esperaba al Mesías Salvador. Los judíos rezaban, diciendo: “Que se abra el cielo y venga el Salvador.” En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, el 25 de diciembre. El Año civil empieza siempre el día primero de Enero. Hoy, con el Adviento, empieza el nuevo año de la Iglesia, el Año Litúrgico. El Adviento, es la espera de la segunda venida de Jesús, con poder y gloria. Vendrá a reunir a todos los que le han sido fieles, para gozar eternamente del Reino de Dios. Nos avisa: “estad vigilantes, preparados, porque no sabéis el día ni la hora de la venida” Nuestra vida debe ser una continua preparación a la segunda venida de Jesús. Que vuestra mente no sea dominada por el vicio, la bebida y el la preocupación del dinero. Que Él nos dé fortaleza espiritual, para que, cuando venga, estemos preparados.

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Estas son las lecturas del día 28 de noviembre de 2009.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías. ( 33, 14-16)

Mirad que vienen días, palabra del Señor, en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora, daré a David un hijo, que hará justicia y derecho en la tierra.

En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán: “Señor-nuestra-justicia.”

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL 24, 4bc-5ab. 8-9. 10 y 14

R.-A ti, Señor, levanto mi alma.

Señor, enséñame tus caminos,

guíame por tus pasos:

ayúdame a ser siempre fiel;

enséñame porque tú eres mi Dios y Salvador.

R.-A ti, Señor, levanto mi alma.

El Señor es bueno y justo

y enseña el camino a los pecadores;

ayuda a los humildes a obrar bien

enseña su camino a los humildes.

R.-A ti, Señor, levanto mi alma.

El Señor obra con misericordia y fidelidad

para las personas que cumplen sus mandatos.

El Señor tiene confianza en sus fieles

y les enseña su alianza.

R.-A ti, Señor, levanto mi alma.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses. ( 3. 12. 4, 2)

Hermanos: Que el Seños llene de amor a todos, igual que yo amo a ustedes.

Que el Señor les dé fortaleza espiritual, para que, cuando venga Jesús, nuestro Señor, acompañado de todos sus santos, ustedes puedan presentarse limpios de pecado ante Dios, nuestro Padre.

En nombre del Señor aconsejamos a todos: Ya aprendieron de nosotros cómo obrar para agradar a Dios, pues obrar siempre bien y continuar adelante.

Ya conocen las enseñanzas que les dimos, en nombre del Señor Jesús

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 21, 25-28. 34-36.

En aquel tiempo. Jesús dijo a sus discípulos:”Se verán signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra las personas angustiadas, con miedo por el ruido del mar y las olas. Los hombres quedarán asustados por lo que va a suceder, porque el universo temblará.

Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.

Cuando empiecen estas cosas, pónganse de pie y miren al cielo porque ya llegó el día de vuestra liberación.

Tengan cuidado con los vicios, borracheras y preocupaciones del dinero y de la vida, porque llegará de repente ese día a todas las personas del mundo.

Deben estar preparados y orando para tener fuerza y poder escapar de todo lo que vendrá y presentarse tranquilos ante el Hijo del hombre.”

Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

Para pensar


El Papa Benedicto XVI, al empezar este tiempo decía que el Adviento es un tiempo muy importante desde el punto de vista religioso, pues está lleno de esperanza y de espera espiritual. Cada vez que la comunidad cristiana se prepara para recordar el nacimiento del Jesús de Nazaret, siente un escalofrío de alegría. En Adviento, el pueblo cristiano revive un doble movimiento del espíritu: por una parte, levanta la mirada hacia la meta final de su paso por la historia humana, que es el la venida gloriosa del Señor Jesús; también, recordando con emoción su nacimiento en Belén, se arrodilla ante el Nacimiento. La esperanza de los cristianos se dirige al futuro, pero siempre queda muy unida a un acontecimiento del pasado, en la plenitud de los tiempos cuando el Hijo de Dios nació de la Virgen María.
El Evangelio de estos días nos invita hoy a permanecer vigilantes en espera de la última venida de Cristo. «¡Vigilad!», dice Jesús, «ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa» (Marcos 13, 35. 37). La comunidad cristiana espera con gran deseo su «manifestación» y el apóstol Pablo, al escribir a los Corintios, les aconseja a confiar en la fidelidad a Dios y a vivir para que cuando el Señor venga les encuentre «irreprochables», sin pecado.
Podemos pensar si ya empezamos a vivir este tiempo, preparando nuestra alma, para la llegada del Señor.

XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 21 de noviembre de 2009.



Resumen de la homilía:

El gobernador Pilato preguntó a Jesús: ¿tú eres rey? Jesús dijo: “Sí, yo soy Rey, para eso he venido al mundo, pero mi reino no es de este mundo.” Pusieron un letrero en la cruz que decía: “Jesús Nazareno, Rey de los judíos.” No es sólo Rey de los judíos, es un Rey universal, que no tiene Principio ni Fin. El reinado de Jesús es espiritual, un Reino de Amor, paz y justicia. Un Rey que no viene con poder a mandar, no viene a ser servido, viene a servir por amor. Todas las personas que aman a Jesús y cumplen su voluntad pertenecen a su Reino. Donde está Jesús, allí está el Reino de Dios, porque Jesús es el Rey eterno. El Arcángel dijo a la Virgen: “gobernará por siempre a su pueblo y su Reino no se acabará.” Al rezar el Padrenuestro, decimos: “Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad…” Hay que decirlo con la boca y con el corazón, con deseo sincero de ser fieles a Jesús.

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Estas son las lecturas del día 21 de noviembre de 2009.


PRIMERA LECTURA

Lectura del profeta Daniel (7, 13-14)

Yo miraba por la noche y vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó.
Le dieron poder honor y reino; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su poder es eterno y no acaba, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL 92,1ab. 1c-2.5

R.-El Señor gobierna vestido de rey.

El Señor gobierna vestido de rey,
el Señor vestido y con poder.

R.-El Señor gobierna vestido de rey.

Así el mundo está fuerte y no duda.
Tu trono está fuerte desde siempre,
y tú eres eterno.

R.-El Señor gobierna vestido de rey.

Tus mandatos son fieles y seguros;
las obras de tu casa son santas,
Señor, eternamente.

R.-El Señor gobierna vestido de rey.


SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis. (1, 5-8)

Jesucristo es el testigo fiel. El primero de entre los muertos, el príncipe de los reyes del mundo. Aquel que nos ama, nos ha perdonado nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre.
A Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Mirad: Él viene en las nubes. Todos lo verán; también las personas que lo mataron. Todos los pueblos del mundo, por su causa, llorarán. Sí. Amén.
Dice el Señor Dios: “Yo soy el Principio y el Fin, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. (18, 33-37)

En aquel tiempo, el gobernador romano, Pilato, preguntó a Jesús: “¿Tú eres el rey de los judíos?”
Jesús le contestó: “¿Tú dices eso particularmente o porque otra persona te lo dijo?
Pilato dijo: “Yo no soy judío”. Tu pueblo y los sumos Sacerdotes te han traído aquí; tú ¿qué hiciste?
Jesús le contestó: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis soldados me defenderían. Pero mi reino no es de este mundo.
Pilato le dijo: “Entonces, ¿tú eres rey?”
Jesús le contestó: “Tu lo dices, yo soy rey. Yo nací y vine al mundo para dar testimonio de la verdad. Toda persona que es de la verdad escucha mi voz.”

Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

JESÚS, REY DEL UNIVERSO


El Reino de Dios es ante todo espiritual. Su realización final consiste en la unión de todos los bienaventurados disfrutando de Dios en el Cielo.
Se ingresa en este Reino aceptando el mensaje del Evangelio por fe y recibiendo el Bautismo. Jesús dijo a los Apóstoles: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer se condenará"(Mc 16,15-16).
Toda persona que quiera pertenecer al Reino de Dios necesita nacer de Dios otra vez. Viene a ser hijo de Dios no por adopción legal sino por real y verdadera participación de la vida divina. "A todos los que lo recibieron, les concedió ser hijos de Dios" (Jn 1,12).
Se designa el Reino de Dios comúnmente con el nombre de Iglesia. Es a la vez divino y humano, terreno y celestial. Pequeño al principio como el grano de mostaza, estaba llamado a ser católico, o sea, a extenderse por todo el mundo. La idea de la Iglesia como Reino universal de Dios demuestra claramente que no puede haber más que un solo Reino de Dios.
La Iglesia es Jesucristo, que vive y actúa en el mundo por sus ministros, debidamente autorizados, hasta el fin de los tiempos. Él dio a su Iglesia una forma, una organización que la capacitase para realizar su misión en el mundo: enseñar, dirigir y santificar las almas.
Pertenecer al Reino de Dios es lo más grande que puede desear una persona. Jesucristo es nuestro Rey. Es el primogénito de toda la creación. Él es antes que todas las cosas, pues todo fue creado en Él, por Él y para Él. Es el más importante entre todas las criaturas a la vez que su Creador, perfecta imagen de Dios, el primogénito de la creación. Dijo Jesús a Pilato: "Tú lo has dicho: Yo soy Rey. Para esto nací, para esto vine al mundo, para ser testigo de la Verdad. Todo hombre que está de parte de la verdad, escucha mi voz" (Jn 18, 36-37)

XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 14 de noviembre de 2009.



Resumen de la homilía:

En el Credo decimos: “Él ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.” Jesús ya vino hecho hombre, pobre, servidor, y se sacrificó para salvarnos. Ahora vendrá lleno de gloria y de poder a reunir a todos los que le han sido fieles. Esos elegidos serán los santos, los que vivieron siendo fieles a su vocación. Los santos no son los que nunca pecaron, porque todos somos débiles y pecadores. Los que llamamos santos también cayeron, como nosotros, pero siempre se levantaron. Jesús no cometió pecado, y la Virgen María, por gracia de Dios, tampoco pecó. Los creyentes tenemos la seguridad de la segunda venida de Jesús con poder y gloria. Pero no sabemos cuándo vendrá, ni el día ni la hora, y cómo será su venida gloriosa. Por eso debemos estar preparados y luchando por ser fieles a nuestra vocación. Podemos conseguirlo si perseveramos en la unión con Jesús en la comunión y la oración. Y recordar que si pecamos, tenemos el remedio fácil y barato en la confesión. Decir, como el “hijo pródigo”: “Me levantaré, iré a la casa de mi Padre y le pediré perdón.”

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Estas son las lecturas del día 14 de noviembre de 2009.

PRIMERA LECTURA

Lectura del profeta Daniel (12, 1-3)

En aquel tiempo se levantará el arcángel Miguel, que defiende a tu pueblo: serán tiempos difíciles, como nunca hemos tenido. Entonces se salvarán todas las personas que están escritas en el libro. Muchos muertos se levantarán: unos para la vida eterna del cielo, otros para el castigo eterno. Los sabios brillarán como luz del cielo, y los que enseñaron a hacer el bien, brillarán como estrellas, eternamente.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL

R.-Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

El Señor es parte de mi herencia y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Siempre recuerdo al Señor,
si el Señor está conmigo yo no temeré.

R.-Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Por eso se alegra mi corazón,
se goza mi espíritu.
y mi carne descansa tranquila,
porque no me entregarás a la muerte.

R.-Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Tú me enseñarás el camino de la vida,
me llenarás de gozo en tu presencia,
de alegría eterna contigo.

R.-Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los hebreos (10, 11-14.18)

Todo sacerdote hace sus celebraciones cada día, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque él no puede borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos los pongan como alfombra a sus pies. Cristo, con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que son consagrados. Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (13, 24-32)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “En aquellos días, después de la gran angustia, el Sol se oscurecerá, la Luna no brillará, las estrellas caerán del cielo, y el mundo temblará. Entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran poder y gloria. Después enviará a los ángeles para reunir a los elegidos de todo el mundo.
Mirad el ejemplo de la higuera: Cuando brotan las hojas sabemos que viene el verano. Igual ustedes, cuando vean estas cosas, comprendan que ya está cerca la venida del Hijo del Hombre. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras se realizarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre lo sabe.”
Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti Señor Jesús.

El Señor anuncia su Segunda Venida


Que Jesús, el Hijo de Dios, viene otra vez a la tierra, es una verdad que se repite numerosas veces en las Sagradas Escrituras. También la predicaron los padres de la iglesia y los campeones de la Reforma, y actualmente muchos predicadores la anuncian a través de los medios de comunicación: prensa, radio y televisión.
¿Pero cuándo vendrá Cristo? Millones de cristianos lo hemos pedido en el Padre nuestro: "Venga tu reino"(S. Mateo 6:10), y lo hemos repetido con el credo de los apóstoles: "Creo que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos".
"VELAD"
Pero hay algo muy importante que debemos hacer constantemente mientras llega ese día maravilloso, porque Jesús lo aconseja: ¡"Velad"! (S. Mateo 24:43; 25:13).; ¡"Estad preparados"! (S. Mateo 24:44).
Un jardinero cuidaba con gran cuidado un hermoso jardín que le había encargado su amo. Una persona que pasaba por allí le preguntó:
-¿Viene el dueño todos los días a ver el jardín?
-No -respondió el jardinero-. Hace mucho que está de viaje.
-¿Pero regresará en estos días?
-No sé cuándo regresará.
-Entonces, ¿por qué te preocupas tanto sí el dueño está ausente y no sabes cuándo regresará?
-¡Ah-respondió el jardinero-, porque puede venir en cualquier momento!
Amigo lector, ¿cómo está el jardín de tu corazón? ¿Florecerán en él las virtudes cristianas? Prepárate ahora para recibir a tu Señor. Te gozarás en su amor. Deseo que tus oídos escuchen estas palabras de Jesús: "Bien buen siervo fiel...; entra en el gozo de tu Señor" (S. Mateo 25:21).

XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 7 de noviembre de 2009.



Resumen de la homilía:

El cristiano debe obrar siempre movido por la fe y el amor a Dios. Jesús, por amor, ofreció su vida para salvarnos, y vendrá otra vez para llevarnos al cielo. Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos. La pobre mujer creyó en la Palabras de Dios y ofreció toda su comida al profeta Elías. La pobre viuda puso en el arca todo lo que tenía para vivir, confiando en el amor de Dios. Compartir lo necesario, recibido de Dios, confiando en que el Señor nos ayudará siempre. No dar a los demás por vanidad, para que piensen que somos buenos. Cuando damos por amor lo que necesitamos, tiene mucho valor a los ojos de Dios. La ayuda de los ricos también es necesaria para las obras de la Iglesia y su labor social. No dar a los demás por interés, para que Dios me de. Sólo vale el amor que ponemos. La grandeza de nuestras obras depende de la forma y el amor con que se haga. De todo lo que demos por amor recibiremos el ciento por uno y, además, la vida eterna.

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Estas son las lecturas del día 7 de noviembre de 2009.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Reyes. (17, 10-16)

El profeta Elías fue a la ciudad de Sarepta, y al llegar a la ciudad, vio a una mujer que recogía leña. Elías la llamó y le dijo: “Por favor, dame un poco de agua para beber.”

La mujer fue a buscar el agua y Elías le gritó y le dijo: “Por favor, dame también un poco de pan.” La mujer respondió:

“Te juro, por el Señor, tu Dios, que no tengo pan; sólo tengo un poco de harina y un poco de aceite. Estoy cogiendo un poco de leña para hacer fuego y hacer un pan para mí y para mi hijo; lo comeremos y después moriremos.”

Elías dijo: “No tengas miedo, vete a hacer un pan para mí y dámelo; después lo harás para ti y para tu hijo. Porque el Señor, Dios de Israel, dijo: “No se acabará la harina ni el aceite, hasta el día que el Señor envíe la lluvia a la tierra.”

La mujer entró en la casa, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, la mujer y su hijo. La harina no se acabó, ni se terminó el aceite, como había dicho el Señor por boca del profeta Elías.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL 145, 7. 8-9ª. 10.

R.-Alaba, alma mía, al Señor.

El Señor es fiel eternamente,

hace justicia a los oprimidos,

da pan a los que tienen hambre.

El Señor da libertad a los presos.

R.-Alaba, alma mía, al Señor.

El Señor abre los ojos del ciego,

el Señor hace oír a los sordos,

el Señor ama a los justos,

el Señor cuida a los peregrinos.

R.-Alaba, alma mía, al Señor.

El Señor cuida al huérfano y a la viuda

y equivoca el camino de los malos.

El Señor gobierna eternamente,

tu Dios, por los siglos de los siglos.

R.-Alaba, alma mía, al Señor.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos. (9, 24-28)

Cristo no entró en un santuario hecho por los hombres, entró en el cielo, para ponerse junto a Dios, pidiendo por nosotros.

Cristo, no se ofrece muchas veces, como hacía el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre de otros; si Cristo hubiese obrado así, tendría que haber sufrido muchas veces, desde el principio del mundo. Cristo, se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para quitar el pecado con su propio sacrificio.

El destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio.

Igualmente, Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos.

La segunda vez se aparecerá a los que esperan, para salvarlos.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (12, 41-44)

En aquel tiempo, Jesús estaba sentado enfrente del arca de las ofrendas, miraba a la gente que ponían dinero; los ricos ponían mucho dinero; vino una viuda pobre y puso dos reales.

Jesús, llamando a sus discípulos, les dijo: “Esa pobre viuda ha puesto más dinero en el arca de las ofrendas que las otras personas. Porque los otros han puesto del dinero que les sobra, pero esta mujer, que es muy pobre, ha puesto todo el dinero que necesitaba para vivir.”

Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

La viuda pobre


A Cristo le interesa todo lo que podamos hacer, sobre todo, cuando son cosas pequeñas que sólo Él ha visto y que sabrá premiar en su debido tiempo.

Hay en la escena algunos ricos dando grandes cantidades de dinero para Dios. Es lo que significa su ofrenda al Templo. Jesús no condena a los ricos. Al contrario, seguramente se sintió a gusto al ver cómo los que tienen los medios necesarios, ponen en práctica la hermosa virtud de la generosidad. ¡Qué sería del Templo, de las grandes obras de la Iglesia si no hubiera gente generosa a lo grande!

Jesús se impresionó por el gesto de esa mujer pobre. Lo ha dado todo para Dios, ¡todo lo que tenía para vivir! Y Cristo no se ha quedado indiferente ante tan grandioso gesto. Se lo ha comunicado a sus apóstoles como diciendo: “aprended de esa mujer lo que es creer de verdad en Dios”. Darlo todo. Y hay tanta gente que lo da todo en nuestro mundo del siglo XXI y, quizás sería importante abrir más los ojos y no dejarnos impresionar por las apariencias sino mirar con la mirada de Cristo y obrar con la generosidad de esa viuda. Porque para Dios ella no ha quedado desamparada. Porque a los que así obran Dios no los abandona sino que se emociona de amor ante sus pequeños actos de generosidad. Pensemos sólo que gracias a ese pequeño acto de la viuda ella sigue siendo hasta ahora modelo para nosotros.

XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 31 de octubre de 2009.



Resumen de la homilía:

Hoy recordamos y honramos a todos los santos, conocidos o no, que están en el cielo. Santo es toda persona que pasa su vida en la tierra cumpliendo la voluntad de Dios. Todas las personas, de cualquier situación y modo de vida, estamos llamados a ser santos. Dios nos dice: “Sed santos como yo vuestro Dios soy Santo.” No es fácil cumplir esa vocación, pero Dios que nos llama, nos da la ayuda para cumplirla. Ser Santo significa cumplir la Voluntad de Dios con la ayuda de sus gracias. Todos somos pecadores, pero hijos de Dios y Él nos ama y nos quiere santos. Perfecto, sólo Dios. Los santos cayeron, pero siempre se levantaron con su ayuda. Jesús llama “Felices” a los que tienen su corazón en Dios y no en las cosas, en el dinero. Para Jesús, la única y verdadera Felicidad está en Amar y ser Amado. Vivimos con la esperanza y la ilusión del cielo, confiando en el amor y misericordia de Dios. Trabajemos por hacer un mundo mejor, más humano, justo, lleno de amor, de perdón y de Dios.

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Estas son las lecturas del día 31 de octubre de 2009.

PRIMERA LECTURA

Lectura del Libro del Apocalipsis. (7, 2-4. 9-14)

Yo, Juan, vi a otro ángel que venía del oriente con la marca del Dios vivo. El ángel grito con voz fuerte a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles:

“No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios.”

Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus da Israel.

Después apareció una muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie, delante del trono del Cordero, vestidos con ropas blancas y con palmas en las manos. Y gritaban con voz fuerte: “¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!” Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron a tierra ante el trono, y le hicieron homenaje a Dios, diciendo: “Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén.”

“Esos que están vestidos con vestiduras blancas ¿Quiénes son y de donde vinieron?”

Yo les respondí: “Señor mío, tu lo sabrás.” Él me respondió: “Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestidos en la sangre del Cordero.”

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL. (23, 1-2. 3-4. 5-6)

R.-Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

Del Señor es la tierra y todo lo que la llena,

el mundo y todos sus habitantes:

Él la fundó encima de los mares,

Él la hizo fuerte encina de los ríos.

R.-Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en su habitación sagrada?

El hombre de manos inocentes y puro corazón,

que no tiene confianza en los ídolos.

R.-Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

Ése recibirá la bendición del Señor,

le hará justicia el Dios de salvación.

Este es el grupo que busca al Señor,

que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

R.-Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

SEGUNDA LECTURA.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan. (3, 1-3)

Queridos hermanos: Mirad que amor tan grande ha tenido el Padre a nosotros para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!

El mundo no nos conoce porque no le conoció a Él.

Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios y todavía no se ve lo que seremos en el futuro. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos parecidos a Él, porque le veremos como es.

Toda persona que tiene esperanza en él se purifica, igual que él es puro.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (12, 15-21)

El aquel tiempo, al ver Jesús que había mucha gente, subió al monte, se sentó, se acercaron sus discípulos, y empezó a enseñarles, diciendo:

Felices los de espíritu sencillo, porque de ellos es el Reino de Dios. Felices los que ahora están tristes, porque Dios los consolará. Felices los que son humildes, porque Dios les dará la tierra en herencia. Felices los que desean lo que es justo y bueno, porque lo conseguirán. Felices los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia con ellos. Felices los que tienen la conciencia limpia, porque ellos verán a Dios. Felices los que trabajan por hacer la paz, porque Dios los llamará hijos suyos. Felices los que son perseguidos por ser buenos, porque de ellos es el Reino de Dios. Felices serán cuando los insulten, persigan y digan cosas malas contra ustedes por ser discípulos míos. ¡Alegrarse y ponerse muy contentos! Porque en el cielo tendrán un gran premio; porque a los antiguos profetas también los persiguieron.

Palabra de Dios.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

¿Quiénes son los santos?


La Iglesia desde siempre mantiene un diálogo con los habitantes de otro mundo, los santos. La comuncación con los santos es rápida porque existe un centro de comunicación y de encuentro común que es Cristo Resucitado.
Lla Solemnidad de Todos los Santos tiene algo especial que explica su popularidad y las numerosas tradiciones ligadas a ella en algunos lugares de la cristiandad. El motivo está en lo que dice San Juan en la segunda lectura. En esta vida «somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos»; somos como el embrión en el seno de la madre que desea nacer. Los santos han «nacido» (la liturgia llama «día del nacimiento», dies natalis, al día de su muerte); contemplar a los santos es contemplar nuestro destino. Mientras a nuestro alrededor la naturaleza se desnuda y caen las hojas, la fiesta de todos los santos nos invita a mirar a lo alto; nos recuerda que no estamos destinados a secarnos en tierra para siempre, como las hojas.
El pasaje del Evangelio es el de las Bienaventuranzas. Una en particular ha inspirado la elección del pasaje: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque serán llenados». Los santos son aquellos que han tenido hambre y sed de justicia, esto es, en lenguaje bíblico, deseo de santidad.
Nos ayuda a entender quiénes son los santos la primera lectura de la Solemnidad. Son «los que han lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero». La santidad se recibe de Cristo; no es de producción propia. En el Antiguo Testamento ser santos quería decir «estar separados» de todo lo que es impuro; en la fe cristiana quiere decir «estar unidos» a Cristo.
Los santos, esto es, los salvados, no son sólo los que enumera el calendario o el santoral. Existen también los «santos desconocidos»: quienes sacrificaron su vida por los hermanos, los mártires de la justicia y de la libertad, o del deber, los «santos laicos», como alguien les ha llamado. Sin saberlo, también sus vestiduras han sido lavadas en la sangre del Cordero, si han vivido según la conciencia y les ha importado el bien de los hermanos.
 Surge una pregunta: ¿qué hacen los santos en el paraíso? La respuesta está, también aquí, en la primera lectura: los salvados adoran, echan sus coronas ante el trono de Dios, gritando: «Alabanza, honor, bendición, acción de gracias...». Se realiza en ellos la verdadera vocación humana, que es la de ser «alabanza de la gloria de Dios» (Ef 1,14). Su coro es guiado por María, que en el cielo continúa su canto de alabanza: «Proclama mi alma la grandeza del Señor». Es en esta alabanza donde los santos encuentran su bienaventuranza y su gozo.