II DOMINGO DE CUARESMA

Esta es la homilía del día 27 de febrero de 2010.

De nuevo el video con sonido

Resumen de la homilía:

La fe de Abrahán, padre de nuestra Fe. Confianza total en Dios. Jesús había anunciado su muerte y los apóstoles estaban tristes. Llevo a tres al monte, lugar de la presencia de Dios y se transfiguró. Señor, ¡qué bien estamos aquí!, si quieres haremos tres tiendas y nos quedamos. Primero debemos cumplir nuestra misión de manifestar a Jesús. Cargando cada uno con su cruz, derivada de la fidelidad a la misión. “Venid a mi todos los que estén cansados y agobiados y yo os aliviaré. Después gozar eternamente de la compañía de Jesús. La voz del Padre: “Este es mi Hijo amado, escuchadle.” Jesús a sus discípulos: “El que a vosotros escucha a mi me escucha” Escuchar con el corazón la Palabra de Dios, en el Evangelio. Escuchar a Jesús es obedecerle y seguirle en todo momento.

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Estas son las lecturas del día 27 de febrero de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro del Génesis. (15, 5-12. 17-18)


En aquellos días, Dios dijo a Abrán: “Mira el cielo; cuenta las estrellas, si puedes.” Y añadió: “Así será tu descendencia.”

Abrán creyó al Señor, y el Señor vio que era un hombre justo. El Señor le dijo: “Yo soy el Señor, que te sacó de tu pueblo, para darte esta tierra.”

Abrán le dijo: “Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a tener esta tierra?”

El Señor respondió: “Trae una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.” Abrán los trajo y los cortó por el medio, poniendo cada mitad frente a la otra, pero no mató las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando el sol se ponía, Abrán tuvo un sueño muy fuerte, y un miedo grande.

El sol se puso, y vino la oscuridad; un humo muy grande y una antorcha ardiendo pasaba por los animales cortados. Aquel día el Señor hizo una alianza con Abrán y le dijo: “A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates.”

Palabra de Dios


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 26, 1. 7-8. 8-9. 13-14.


R.-El Señor es mi luz y mi salvación.


El Señor es mi luz y mi salvación.

¿a quién tendré miedo?

El Señor es la defensa de mi vida,

¿quién me asustará y temblaré?


R.-El Señor es mi luz y mi salvación.


Escúchame, Señor, que te llamo;

ten lástima, respóndeme.

Oigo en mi corazón: “Buscad mi rostro.”


R.-El Señor es mi luz y mi salvación.

Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.

No rechaces a tu siervo, porque tú eres mi ayuda.


R.-El Señor es mi luz y mi salvación.


Espero gozar de la felicidad del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente.

ten ánimo, espera en el Señor.


R.-El Señor es mi luz y mi salvación.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3, 20--4, 1)


Hermanos: Nosotros somos habitantes del cielo, de donde esperamos un Salvador, el Señor Jesucristo. Él cambiará nuestro humilde cuerpo, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa fuerza que tiene para cambiarlo todo. Así, hermanos míos queridos y recordados, mi alegría y mi corona, perseverad así, en el Señor.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (9, 28-36)


En aquel tiempo, Jesús con Pedro, Juan y Santiago fue a lo alto de una montaña, para orar, Y, mientras oraba, su rostro cambió, sus vestidos brillaban muy blancos. De repente, dos hombres hablaban con Jesús: eran Moisés y el profeta Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de la muerte de Jesús, que se realizaría en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño; y despertándose, vieron a Jesús en su gloria y a los dos hombres que estaban con Él. Cuando éstos hombres se alejaban, Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.” No sabía lo que decía. Entonces vino una nube que los envolvió. Los apóstoles se asustaron. Oyeron una voz que decía: “Este es mi Hijo, el elegido, escuchadle.” Cuando se oyó la voz, vieron a Jesús solo. Ellos, por el momento, no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.