Esta es la homilía del día 7 de febrero de 2010.
Resumen de la homilía:
Pedro era un pescador con mucha experiencia, pero obedeció a Jesús. El milagro es que Pedro obedeció y así se manifestó el poder de Dios. Todos los milagros empiezan con la Fe, y entonces el Señor obra. Pedro asombrado dice: “Apártate de mi que soy un hombre pecador.” Pedro todavía no sabía que Jesús vino para salvar a los pecadores. Jesús le dijo: “Desde ahora serás pescador de hombres.” La misión del sacerdote es cuidar las ovejas que están en el rebaño. Y su misión también es ser pescador de las que todavía no vienen. Tiene que dar testimonio con su vida y sembrar la Palabra de Jesús. El Señor sigue llamando a todos, pero respeta la libertad de aceptar o no. Confianza en que somos llamados y enviados por Jesús. Debemos obrar unidos a Él, que nos dice: “Sin mi no podéis hacer nada.”
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías. (6, 1-2. 3-8)
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado encima de un trono alto: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi ángeles junto al Señor. Y gritaban unos a otros, diciendo: “¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!” Y temblaban las puertas al ruido de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije: “¡Hay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que vivo en un pueblo de labios impuros, he viso al Rey y Señor de los ejércitos.”
Y vino a mi uno de los serafines, con fuego en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; lo puso en mi boca y me dijo: “Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.”
Entonces, escuché la voz del Señor, que decía: “¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?
Contesté: “Aquí estoy, mándame.”
Palabra de Dios.
R.-Te alabamos Señor.
SALMO RESPONSORIAL 137, 1-2. 2-3. 4-5. 7-8
R.-Señor, delante de los ángeles cantaré para ti.
Señor, te doy gracias con todo el corazón;
delante de los ángeles cantaré para ti,
me arrodillaré frente a tu templo.
R.-Señor, delante de los ángeles cantaré para ti.
Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y fidelidad;
cuando te llamé, me escuchaste,
aumentaste la fortaleza en mi alma.
R.-Señor, delante de los ángeles cantaré para ti.
Señor, que te den gracias los reyes de la tierra.
Al escuchar tus palabras;
canten alabanzas al Señor,
porque la glorias del Señor es grande.
R.-Señor, delante de los ángeles cantaré para ti.
Tu brazo me salva.
El Señor completará sus ayudas conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
R.-Señor, delante de los ángeles cantaré para ti.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (15, 3-8. 11)
Hermanos: Lo primero que yo les enseñé, igual que yo lo recibí, es que Cristo murió por nuestros pecados, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como dicen las Escrituras; que se le apareció a Pedro y más tarde se apareció a los doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de ellos viven todavía, otros ya murieron; también se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, Jesús se me apareció a mí también. Todas estas cosas las predicamos los apóstoles y yo; esto es lo que habéis creído.
Palabra de Dios.
R.-Te alabamos Señor.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (5, 1-11)
En aquel tiempo, Jesús estaba junto al lago de Genesaret y mucha gente escuchaba la Palabra de Dios. Jesús vio dos barcas; los pescadores estaban lavando las redes. Jesús subió a la barca de Simón y le dijo que la separase un poco de la orilla.
Jesús, sentado en la barca, enseñaba a la gente. Al terminar de hablar, dijo a Simón: “Rema mar adentro, y tirad las redes para pescar.” Simón dijo a Jesús: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no cogimos nada; pero, porque tú lo dices, echaré las redes.” Y cogieron tantos peces que las redes se rompían. Llamaron a los pescadores de la otra barca, para que les ayudaran. Vinieron y llenaron las dos barcas de peces, que casi se hundían las barcas. Al ver esto, Simón se puso de rodillas ante Jesús diciendo: “Señor, apártate de mí, que soy un pecador.” Porque estaban asombrados, al ver tantos peces; y lo mismo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Pedro.
Jesús dijo a Simón: “No tengas miedo; desde ahora serás pescador de hombres.”
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, siguieron a Jesús.
Palabra del Señor.
R.-Gloria a ti, Señor Jesús.