EL APÓSTOL TOMÁS


Los artistas han representado a Tomás con la vista baja y la cabeza agachada ante el Señor haciendo el gesto de tocar la llaga de su costado. Lo hacen así para destacar la humildad del que ha sido duro y testarudo para creer. Pero también podemos representarlo mirando al Señor con los ojos muy abiertos, puede que llorosos , pero llenos de alegría, "¡Ya no importan las penas y las cobardías! Jesús vive, es más, Él es la vida, y poco importan mis dudas ante la seguridad del gozo divino".
Dios permitió las dudas de Tomás para dar una prueba a las personas que viniesen después. Algunos no creen, aunque vean. Los casos son muchos en las Escrituras. Basta pensar en los testigos de milagros. Otros creen sin ver nada. Tomás es como la ayuda sensible para los que piden algunas pruebas de que el cuerpo del Resucitado es real, aunque glorioso, tangible. Tomás tocó a Cristo como Hombre y creyó en Jesús como Dios.
Un pequeño reproche de Jesús a Tomás es un ánimo para nuestra fe cuando tenemos alguna duda, oscuridad: Jesús le dice:"¿Porque me has visto has creído?, bienaventurados los que sin haber visto han creído". San Gregorio Magno explica así estas palabras: "Nos alegra mucho lo que dice:"Bienaventurados los que no han visto y han creído". Comentario en el que, sin duda, estamos señalados nosotros, que confesamos con el alma al que no hemos visto en la carne. Se refiere a nosotros, cuando vivamos conforme a la fe, porque sólo cree de verdad el que practica y vive lo que cree.