La paz del mundo se construye desde la paz que nace de las familias. Todos podemos poner algo de nuestra parte.
La relación que existe entre familia y paz es profunda. Tan profunda que cada familia puede convertirse en fuente de paz mundial en un mundo muy necesitado de justicia y de perdón.
El Papa Benedicto XVI, en su mensaje para la Jornada mundial de la paz (2008), habla precisamente de la familia humana como “comunidad de paz”
La familia, explica el Papa, permite experimentar “algunas causas esenciales de la paz: la justicia y el amor entre hermanos y hermanas, la función de la autoridad manifestada por los padres, el servicio afectuoso a los miembros más débiles, porque son pequeños, ancianos o están enfermos, la ayuda mutua en las necesidades de la vida, la disponibilidad para acoger al otro y, si fuera necesario, para perdonarlo.”
Por eso, lo mejor que puede hacer cualquier gobierno es proteger y promover la institución de la familia. Benedicto XVI dice: “todo lo que sea debilitar la familia fundada en el matrimonio de un hombre y una mujer, lo que directa o indirectamente dificulta su disponibilidad para la acogida responsable de una nueva vida, lo que se opone a su derecho de ser la primera responsable de la educación de los hijos, es un dificultad objetivo para el camino de la paz.”
La familia merece, por lo tanto, ser defendida, también en aspectos tan importantes como la vivienda y la educación. Señala el Papa cómo cada familia “tiene necesidad de una casa, del trabajo y del debido reconocimiento de la actividad doméstica de los padres; de escuela para los hijos, de asistencia sanitaria básica para todos.”
Después de hablar de la familia en su relación con el ambiente y con la vida económica, Benedicto XVI habla de la importancia de reconocer y aceptar la moral cristiana como camino hacia la paz. “Una familia vive en paz cuando todos sus miembros viven una norma común: esto es lo que impide el individualismo, el egoísmo y mantiene unidos a todos, favoreciendo su relación de amor y fraternidad.” Este principio, que vale para la familia, vale también para las sociedades y para la humanidad.
El Papa recuerda los importantes aniversarios que se celebrarán en el año 2008: 60 aniversario de la Declaración universal de los derechos humanos (1948), 40 aniversario de la primera Jornada mundial por la paz (1968), 25 aniversario de la Carta de los derechos de la familia (1983).
La paz del mundo se construye desde la paz que nace de las familias. Todos podemos poner algo de nuestra parte. Todos podemos acoger la invitación que el Papa dirige “a todos los hombres y mujeres a que tomen una conciencia más clara sobre la común pertenencia a la única familia humana y a comprometerse para que la convivencia en la tierra refleje cada vez más esta seguridad, la que hará posible lograr una paz verdadera y duradera” (n. 15)