PADECIÓ BAJO EL PODER DE PONCIO PILATO

El Credo poco a poco




Credo poco a poco. Padeció bajo el poder de... por pastoraldelsordo

Nuestro Señor Jesucristo padeció sufrió como hombre. Leyendo el Evangelio vemos tres momentos en que el Señor sufrió de forma natural: Al terminar la tentación del desierto,nos dicen que el Señor tuvo hambre; cuando se sentó en el pozo para hablar con la mujer samaritana nos dice que estaba cansado; cuando murió su amigo Lázaro, Jesús lloró delante de la tumba de su amigo. Vemos que Jesús, como hombre normal, conoció por experiencia propia el sufrimiento humano.

Toda su vida fue, por compasión, padecer con el otro, una forma de lucha por aliviar y quitar el sufrimiento, y curó a ciegos, sordos, paralíticos. leprosos. El sufrimiento es un mal y debemos quitarlo según podamos, y así debemos dar comida al que tiene hambre, cuidar a los enfermos, o colaborar con las personas que lo hacen.

Nuestra religión tiene un enemigo desde el principio: el mundo y sus ideas contrarias a la vida espiritual y sobrenatural; y el gobernador romano Poncio Pilato era una de esas personas frívolas, superficiales, con la sola idea de tener el poder y vivir en paz. A Pilato no le importaba si Jesús era Hijo de Dios o no, si había que respetar el sábado como los judíos o no, si se cumplía o no la Ley de Moisés. Él quería que le dejasen en paz, y por eso aceptó complacer al pueblo y mandó azotar, y crucificar a Nuestro Señor. Después, con gesto cobarde se lavó las manos, cuando la culpa fue suya.

Y toda la vida de Jesús y sus sufrimientos, como hombre que cumple siempre la voluntad de su Padre, han servido para que, por todos los sufrimientos, muerte y Resurrección de su Hijo, Dios nos haya salvado perdonándonos los pecados.

Si algún sufrimiento fuese por voluntad de Dios, o con su permiso, soportarlo con paciencia, pidiendo ayuda en la oración para no perder la paz. También podemos convertir el sufrimiento en algo de mucho valor, uniendo nuestro sufrimiento a los sufrimientos redentores de Jesucristo. Todos los Santos se han dado cuenta de que su misión era sufrir en unión con Jesucristo.

Las dos causas fundamentales por las cuales Pilato aceptó que crucificasen a Nuestro Señor fueron: 1º) El odio a los gobernantes judíos que le inculcó el emperador Tiberio cuando lo envío a Palestina. 2º) El miedo a que Roma lo destituyese al ver como pasaba por alto que Jesús predicase contra el tributo a Roma y que se proclamase rey. Estas eran las dos denuncias con las que amenazó el Sanedrín.