Esta es la homilía del día 6 de diciembre de 2008.
Resumen de la homilía:
El Señor viene, ya está más cerca.
Viene a darnos la Buena Noticia: Dios es Padre y te ama.
Viene a consolar, a curar, a liberarnos del pecado.
Juan Bautista es el Testigo de Jesús, lo vio y anunció.
¿Conocemos de verdad a Jesús o sólo sabemos su historia?
¿Tenemos experiencia de su presencia en nuestra vida?
S. Pablo nos dice: “Estar siempre alegres.”
Con tantos males y sufrimientos ¿podemos estar alegres?
La alegría cristiana está en la presencia del Señor que nos salva.
Una alegría interior, que tenemos aún en los dolores y dificultades.
¿Somos testigos del Señor como Juan Bautista?
¿Damos testimonio con nuestras palabras y con la vida?
Dicen: Esa persona se nota que vive con el espíritu de Jesús.
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones heridos, para proclamar el perdón y la libertad a los presos, para anunciar un año de gracia del Señor.
Me lleno de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha puesto un traje elegante y me ha envuelto en un manto de triunfo, como el novio que se pone la corona o la novia que se adorna con joyas.
Como el suelo hace brotar las plantas, como un jardín hace nacer las semillas, así el Señor hace obrar la justicia y las canciones en todos los pueblos.
R.-Me alegro con mi Dios.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones.
R.-Me alegro con mi Dios.
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
R.-Me alegro con mi Dios.
A los que tienen hambre los llena de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Ayuda a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia.
R.-Me alegro con mi Dios.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (5, 16-24)
Hermanos: Estad siempre alegres. Orar continuamente. Dar gracias al Señor Dios: Esto es lo que quiere Dios en Cristo Jesús que hagáis vosotros. Animar vuestro espíritu, no despreciar el don de profecía; examinarlo todo y quedarse con lo bueno.
Rechazar todo lo malo. Que el mismo Dios de la paz bendiga a todos. Y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea guardado sin pecado hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que les ha llamado es fiel y cumplirá su promesa.
R. Te alabamos Señor.
EVANGELIO
Vino un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan: venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. Él no era la luz, era testigo de la luz.
Los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes a preguntar a Juan: “¿Tú quién eres?”
Juan contestó diciendo: “Yo no soy el Mesías.”
Otra vez le preguntaron: “¿Tú eres el profeta Elías?, ¿Eres un profeta?”
Juan contestó: “No lo soy.”
Entonces le preguntaron: “¿Quién eres tú para decírselo a las personas que nos enviaron a preguntarte? ¿Qué eres tú?”
Juan dijo: “Yo soy la voz que grita en el desierto: preparar el camino del Señor, igual que dijo el profeta Isaías.”
Las personas que preguntaban a Juan Bautista eran fariseos. Y dijeron: “Entonces, ¿por qué tú bautizas, si no eres el Mesías, ni el profeta Elías ni otro profeta?”
Juan contestó:
“Yo bautizo con agua, pero entre vosotros hay una persona que no conocen, que viene detrás de mí, y yo no tengo categoría para ponerle los zapatos.”
Todas estas cosas se hacían en Betania, al otro lado del río Jordán, en donde Juan estaba bautizando.