Los Sacramentos



LOS SACRAMENTOS

En el Evangelio leemos que Jesús dijo a sus discípulos: “Vayan a enseñar a todas las gentes”, y como entre esas gentes hay personas sordas, Jesús quería que enseñasen también a los sordos y a otras personas que tuviesen deficiencias físicas o sensoriales. Para poder realizar la misión que len mandó hacer, Jesús entregó a sus discípulos los Sacramentos, que son siete, y cada uno nos da una gracia, una ayuda, un don gratuito del Señor, que nos ayuda a encontrarnos con el Padre Dios, y conducir nuestra vida por el camino de la salvación.

Los Sacramentos son signos sensible, señales, actos que nos dan lo que contienen o significan. Son sensibles porque se ven o se sienten. Cada uno de los siete Sacramentos nos dan una ayuda gratuita: gracia, que tiene el objetivo de ayudarnos a vivir la Fe con más fuerza, más fidelidad, siguiendo las enseñanzas que los apóstoles recibieron de Jesús, y ellos nos comunican, obedeciendo el mandato del Maestro.

Los Sacramentos son signos que nos dan la gracia, y los inventó, fundó Jesús para ayudarnos a santificarnos, ser santos, cumpliendo el mandato que leemos en el Evangelio: “que sean santos como vuestro Padre del cielo es Santo.” Cada Sacramento tiene sus propios signos, que nos llevan al objetivo o fin del Sacramento. Como ejemplo podemos decir que, al ver unas huellas, conocemos por donde va al caminante; al ver el humo, sabemos que hay fuego y donde está.

Los Sacramentos instituidos por Jesús son siete: Bautismo, Confirmación, Penitencia, (Confesión) Comunión, Matrimonio, Orden sacerdotal, y Unción de enfermos. Con el Bautismo nacemos como hijos adoptivos de Dios; La Confirmación nos da la fortaleza en la fe, la Penitencia nos perdona los pecados y nos retorna a la unión con el Padre, la Eucaristía es un alimento espiritual que nos une al Señor resucitado. El Orden, que nos da los sacerdotes, ministros encargados de administrar los Sacramentos y guiar a los creyentes en el camino de la fe; el Matrimonio, fundado para asegurar la perseverancia de los fieles en la Iglesia, y la Unción de enfermos, que perdona, consuela al enfermo en su este momento difícil de la vida, y fortalece la esperanza de encontrarse con el Padre después de su muerte.