III Domingo de Pascua





RESUMEN HOMILÍA
 
En el Credo decimos: “Al Tercer días resucito de entre los muertos.”
La resurrección de Jesús es el fundamento de nuestra fe católica.
El Señor resucitó y está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
En mi interior hay una paz, una alegría, un gozo que me da la fe en el Señor resucitado.
Los discípulos de Emaús decían: “Sentíamos arder nuestro corazón cuando Él nos hablaba.”
Es el corazón el que siente a Dios, no la razón.
El apóstol Pedro contaba que Jesús se le había aparecido. Algunos tenían sus dudas…
Jesús se presenta y les dice:”Paz a vosotros”, y les enseñó las manos y los pies agujereados.
Ellos se asustan y piensan que es un fantasma. Jesús les dijo: “No teman, soy yo.”
Jesús les ilumina y abre el entendimiento para que comprendan y sean sus testigos.
La fe es un sentimiento interior, que nos da seguridad y confianza en Jesús resucitado.
El amor compartido es el mejor testimonio de que Jesús está con nosotros.
Y el gozo que da saber que si pecamos y nos arrepentimos el Señor siempre nos perdona.
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PRIMERA LECTURA
 
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (3, 13-15. 17-19)

En aquellos días, Pedro dijo a la gente: “El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y rechazaron ante el gobernador romano Pilato, cuando había pensado darle libertad.
Rechazaron al santo, al justo, y pidieron la libertad de un asesino; mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos.
Hermanos, yo sé que lo hicieron por ignorancia, y vuestras autoridades igual; pero Dios cumplió de esa forma lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que sufrir.
Por eso, tienen que arrepentirse y convertirse, para que se perdonen vuestros pecados.”
Palabra de Dios.
 
R. Te alabamos Señor.
 
SALMO RESPONSORIAL 4
 
R. Aleluya.
 
Dios mío, escúchame cuando te llamo,
tú que siempre me ayudaste,
ten lástima de mí y escucha mi oración.
 
R. Aleluya.
 
Hay muchos que dicen:
“¿Quién nos dará la felicidad
si la luz de tu rostro se separó de nosotros?”

R. Aleluya.
 
En paz me acuesto y pronto me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.

R. Aleluya.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2, 1-5)
 
Hijos míos, les escribo esta carta para que no cometan pecados. Pero, si alguna persona peca, tenemos a Jesús que nos defiende ante el Padre.
Jesús murió por nuestros pecados y por los pecados de todo el mundo.
En esto sabemos que conocemos a Jesús en que obedecemos los mandamientos. La persona que dice: “Yo lo conozco”, y no obedece sus mandamientos, es un mentiroso, y no dice la verdad.
Pero el que obedece su palabra, en verdad el amor de Dios ha llegado a él. Así conocemos que estamos con Dios.
Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.
 
EVANGELIO
 
Lectura del santo evangelio según san Juan ( 24, 35-48)

En aquel tiempo, los discípulos contaban que iban caminando y se les apareció Jesús, pero conocieron que era Jesús cuando partió el pan.
Estaban hablando de estas cosas y Jesús se apareció y les dijo: “Paz a vosotros.”
Los discípulos estaban asustados y con miedo, porque pensaban que era un fantasma.
Jesús les dijo: No tengan miedo. Miren mis manos y mis pies. Soy yo en persona.
Jesús les enseñó las manos y los pies, y como los discípulos todavía no creían que era Jesús por la alegría que tenían, les dijo: “¿tienen algo para comer?”
Ellos le ofrecieron un pedazo de pescado asado. Jesús lo cogió y comió delante de ellos.
Y les dijo: “Esto es lo que yo les decía cuando estaba con ustedes: que todo lo que estaba escrito en la ley de Moisés y en los profetas de mi muerte y resurrección tenía que suceder.”
Entonces les iluminó para que comprendiesen las Escrituras, donde está escrito: “el Mesías padecerá y morirá, y al tercer día resucitará, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, empezando por Jerusalén. Ustedes son testigos de esto.”
Palabra del Señor.
 
R. Gloria a ti Señor Jesús.