CUÁL ES LA RELIGIÓN VERDADERA


AMIGO, PASE Y PREGUNTE

D. JOSÉ, EL

CURA, Y PACO, EL HERRERO

Paco: Buenos días, D. José. Necesito su ayuda y vengo con la confianza de que me ayudará y sacará del lío en que me meten los amigos del pueblo y también yo mismo.

D. José: Paco, ¡no lo entiendo! Los amigos están para ayudarse y no para meter en problemas a los otros. ¡Un buen amigo es un tesoro!

Paco: Bueno, es que el problema me lo hago yo. Empezaron a decir que mi primo Juan es Testigo de Jehová, que el guardia es mormón, y yo eso no lo entiendo. Antes, todos católicos y felices del amor de Dios. A Misa el domingo y a no trabajar, pero ahora ¡una vergüenza!

D. José: Los tiempos han cambiado mucho y, con la libertad religiosa todavía peor, porque falta formación. Muchos piensan que toda religión es igual.

Paco: ¡Cómo va a ser igual! Mi santa madre decía que la religión católica es la verdadera.

D. José: Y tenía razón tu madre, porque la Iglesia Católica la fundó Jesús, Hijo de Dios, y anuncia el Amor de Dios y la salvación a todos los hombres. Pero desde el tiempo de Abraham, el Judaísmo también es una religión revelada por Dios. Ellos creen en el Antiguo Testamento de la Biblia, como Palabra inspirada por Dios, recibieron los Mandamientos por medio de Moisés; pero no creen que Jesucristo es el Mesías que esperaban. Otras religiones que existen fueron fundadas por hombres.

Paco: ¿Por qué lo permite el gobierno? ¿No ven que hacen daño, dividen a las familias y a la sociedad, son malas? Hay que eliminarlas, pero “la hierba mala dicen que nunca muere.”

D. José: Hay que aceptar que en todas las religiones hay personas buenas y sinceras, y hay algo de verdad en sus ideas, pero la Verdad total está en nuestra religión católica.

Paco: ¿Y esa gente se salva? Mi mujer dice que no, que son demonios y se condenan.

D. José: Más despacio, Paco. Dile a tu mujer que no haga de Juez mandando a la gente al infierno, que tenga cuidado de salvarse ella, porque también hay católicos que obran mal; y Dios, que es justo y misericordioso, premiará a cada uno según el bien que haya hecho obrando en conciencia, porque en el último momento nos examinarán en el amor. Dios ama y quiere salvar a todas las personas, porque es el Padre.

Paco: Eso me parece bien, porque si Dios es Amor, como Vd. acostumbra decir, el que pasa haciendo el bien por amor a los demás ¡está cumpliendo lo que Jesús nos mandó! Tiene razón.

D. José: Debemos mirarlos como hermanos equivocados y respetarlos, pero si se ponen a hablar de fe, debemos estar firmes en lo que decimos en el Credo, la enseñanza de los apóstoles.

Paco: El Credo y tantas cosas más de las oraciones las decimos moviendo mucho la boca, pero creo que ni idea de lo que decimos. Todo es costumbre, rutina, pero falta el espíritu. Muchas cosas de la religión son costumbres heredadas.

D. José: Tienes mucha razón; por eso santa Teresa de Jesús decía: “El mover mucho los labios yo no lo llamo oración.” Para nuestra gran santa, lo importante es obrar siempre con el corazón, el amor. Decía que orar es “Tratar de amistad con la persona que se ama.”

Paco: De esas mujeres quedan muy pocas; ahora, a seguir la corriente en la iglesia, y fuera el chismorreo. Mi mujer y sus amigas, ¿saben lo de san Teresa? Les hace falta oírlo.

D. José: Mira, amigo Paco, por oírlo, ¡ya se oye demasiado! Lo que hace falta es escuchar bien lo que se les dice, que es la Palabra de Dios; pero el más sordo es el que no quiere oír, y escuchar es oír con el corazón.

El sacristán.