XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

Con motivo de la celebración del Día Mundial de las Personas Sordas publicamos hoy la homilía del domingo 30 de septiembre de 2007 que corresponde con las lecturas de este fin de semana.




Resumen de la homilía:

Muchas personas viven pensando en tener más, en disfrutar mas, y ¿después? Para el cristiano, sí hay un después de la muerte: la salvación o la condenación. La riqueza, no es mala, el pecado es no usarla bien y compartirla con los necesitados. Ser ricos en bienes espirituales: amor, generosidad, paciencia, obediencia a Dios. Ser fieles a la Voluntad de Dios se consigue con la oración y los Sacramentos. Con la seguridad de que después de la muerte Dios nos examinará en el amor. En la parábola, el rico es condenado porque no amó ni compartió. Pide un milagro: ver a un muerto resucitado; pero Jesús, Dios hombre, resucitó. Hay que abandonar el orgullo y aceptar la fe, que es un don de Dios, para la resurrección. La parábola dice: “Los últimos serán los primeros”. ¿Quiénes son los últimos? Los ricos se pueden salvar si viven con espíritu de hermanos ayudando a los demás. Los pobres no se salvan por ser pobres, necesitan vivir las virtudes que le unen a Dios.


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Estas son las lecturas del sábado 25 de septiembre de 2010.




Lecturas 25-09-2010
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Estas son las lecturas del domingo 26 de septiembre de 2010

PRIMERA LECTURA.


Lectura del profeta Amós. (6. 1. 4-7)


Así dice el Señor todopoderoso: “¡Lástima de ustedes que tienen su esperanza en Sión y confianza en el monte de Samaria! Se acuestan en camas lujosas; comen corderos del rebaño, cantan con música del arpa, y lo mismo que el rey David inventan canciones de música; beben vino en copas, se ponen perfumes caros, pero no se entristecen con los sufrimientos de mi pueblo. Por eso ahora ustedes serán los primeros que irán presos y así se acabará con la multitud de vagos.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 145, 7. 8 9-10


R.-Alma mía, alaba al Señor.


El Señor es eternamente fiel,

Dios hace justicia a los oprimidos,

da pan a los que tienen hambre.

El Señor da libertad a los presos.


R.-Alma mía, alaba al Señor.


El Señor abre los ojos al ciego,

el Señor levanta a los caídos,

el Señor ama a los justos,

el Señor protege a los peregrinos.


R.-Alma mía, alaba al Señor.


Ayuda al huérfano y a la viuda

y cambia el camino a los malos.

El Señor reina eternamente,

tu Dios, de siglo en siglo.


R.-Alma mía, alaba al Señor.




SEGUNDA LECTURA.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (6, 11-16)


Hombre de Dios, obra la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza.

Lucha el buen combate de la fe. Consigue la vida eterna a la que estás llamado, y que prometiste ante muchos testigos. Delante de Dios que da la vida al universo, y de Jesucristo, que dio testimonio ante el gobernador romano Pilato; te pido que cumplas los mandamientos hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, que en su tiempo manifestará al único Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que nunca muere, que está en una luz, que ninguna persona ha visto nunca ni puede ver.

A él honor y poder eterno. Amén

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 16, 19-31


En aquel tiempo Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía con ropa muy buena, y que todos los días celebraba banquetes y fiestas. Y había también un pobre, llamado Lázaro, lleno de llagas, que estaba sentado en el suelo, junto a la puerta del rico. El pobre quería comer de lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas al pobre. Cuando el pobre murió los ángeles lo llevaron al cielo cerca de Abrahán. Murió también el rico y lo enterraron.

En el infierno, con muchos sufrimientos, el rico miró y vio a lo lejos a Lázaro con Abrahán. El rico dijo: “¡Padre Abrahán!, ten lástima de mí, y envía a Lázaro para que, mojando el dedo en agua, me toque la lengua, porque sufro mucho en este fuego.”

Abrahán le respondió: “Hijo, acuérdate que durante toda tu vida recibiste muchas riquezas, y Lázaro, al contrario, sólo tuvo pobreza y enfermedades; por eso Lázaro está aquí feliz y gozando mientras tú estás sufriendo.” Y entre ustedes y nosotros hay una profunda separación que no se puede pasar, pues nosotros no podemos ir a donde están ustedes, ni ustedes pueden venir dónde estamos nosotros.

El rico dijo: “Padre Abrahán, te ruego que envíes a Lázaro a casa de mi padre, para que hable a mis cinco hermanos, para que ellos no vengan también a este lugar de sufrimiento.” Abrahán respondió: “Ellos ya tienen a Moisés y los profetas. Que los escuchen.” El rico dijo: “Padre Abrahán: si alguno de los muertos resucitase y fuese donde están ellos, se convertirían.” Abrahán le respondió: “Si a Moisés y a los profetas no les hacen caso, tampoco creerán si ven a un muerto resucitado.”

Palabra del Señor.


R. Gloria a ti, Señor Jesús.