III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 24 de enero de 2010.



Resumen de la homilía:

Cuerpo de Cristo, todos miembros y Jesús la Cabeza, diversos pero unidos. No separarse. Había un Templo en Jerusalén donde los sacerdotes ofrecían sacrificios. Pero cada pueblo tenía su Sinagoga donde los sábados se leía la Palabra de Dios. Jesús se manifestó en la Boda de Caná, haciendo el primer milagro. Después Jesús empezó a manifestarse leyendo y enseñando en las Sinagogas. La gente alababa lo que decía Jesús y su fama se extendió por toda la zona. Al principio Dios hablaba por medio de los Profetas y también por su Ley. Jesús leyó a Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, porque me ha ungido, me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, la libertad a los presos y la vista a los ciegos. Ese soy Yo, el Mesías, pero no le creyeron. “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron.” Decían: “¿No es éste el hijo del carpintero, el Hijo de José y de María? Nosotros, ¿aceptamos que Jesús es el Salvador? ¿Cumplimos lo Él que nos dijo?
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Estas son las lecturas del día 24 de enero de 2010.


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de Nehemías. (8, 2-4. 5-6. 8-10)


En aquellos días, el sacerdote Esdras llevó el libro de la Ley a la asamblea, formada por hombres, mujeres y todas las personas que razonaban bien. Era a la mitad del séptimo mes. En la plaza de la Puerta del Agua, desde por la mañana temprano hasta el mediodía, estuvo leyendo a todos. Todas las personas escuchaban con atención la lectura de la Ley. Esdras, estaba de pie, en un lugar alto, abrió el libro delante de todo el pueblo y, cuando lo abrió, toda la gente se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todas las personas, levantando las manos, respondieron: “Amén, amén.” Después se inclinaron y adoraron al Señor.

Los levitas leían el libro de la Ley de Dios con claridad y explicándolo, para que comprendieran bien la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían a todos: “Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: no se pongan tristes ni lloren.” Porque todas las personas lloraban al escuchar las palabras de la Ley. Y les dijeron: “Id a comer buena comida, bebed vino dulce y llevad parte a los que no tienen, porque es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, porque el gozo del Señor es vuestra fortaleza.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL. 18, 8. 9. 10. 15.


R.-Señor, tus palabras son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;

el mandato del Señor es fiel y enseña al ignorante.

R.-Señor, tus palabras son espíritu y vida.

Los mandatos del Señor son buenos y alegran el corazón.

la norma del Señor es clara y da luz a los ojos.

R.-Señor, tus palabras son espíritu y vida.

La voluntad del Señor es pura y siempre fuerte;

los mandamientos del Señor son verdaderos y totalmente justos.

R.-Señor, tus palabras son espíritu y vida.

Que te agraden mis palabras y llegue a ti el meditar de mi corazón,

Señor, fuerza mía, salvador mío.

R.-Señor, tus palabras son espíritu y vida.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios, (12, 12-30)


Hermanos: Igual que el cuerpo es uno y tiene muchas partes, pero forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, estamos bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos bebimos de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros. Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.

Dios nos puso en la Iglesia en primer lugar los apóstoles, en el segundo puesto los profetas, después los maestros, después los que hacen milagros, luego los que reciben el don de curar; pero todos no son apóstoles, tampoco todos son profetas, ni todos maestros. Cada uno realiza una misión dentro del mismo cuerpo de Cristo.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas. 1, 1-4; 4, 14-21


Querido amigo Teófilo: Muchas personas han empezado a escribir todas las cosas que sucedieron aquí, y que nos contaron los que son testigos porque vieron y conocieron a Jesús y después predicaron la Palabra. Yo también, después de comprobar bien todo desde el principio, he acordado escribirlo todo por su orden, para que tú conozcas la seguridad de las cosas que te enseñaron.

En aquel tiempo Jesús fue a Galilea con la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por todos los pueblos. Jesús enseñaba en las sinagogas y todas las personas le alababan. Jesús fue a su pueblo, Nazaret, entró el sábado en la sinagoga y se puso de pie para hacer la lectura. El responsable le dio el libro del profeta Isaías. Jesús abrió el libro y leyó: “El Espíritu del Señor está conmigo, porque él me ungió. Me envió para anunciar la Buena Noticia a los pobres. Para anunciar la libertad a los presos, y dar la vista a los ciegos. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar a todos un año de gracia y de perdón.”

Jesús, cerró el libro, se lo dio al ayudante y se sentó. Todos miraban a Jesús. Él les dijo:”Hoy se cumple esta Escritura que oyeron.”

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.