Esta es la homilía del día 14 de febrero de 2009.
Resumen de la homilía:
Para los judíos, la enfermedad era un castigo de Dios por los pecados.
El leproso sufre por estar enfermo, por el castigo de Dios, por rechazo social.
Jesús, al ver al enfermo sintió lástima, tuvo compasión, le tocó y curó.
Toda la vida de Jesús está llena de compasión por los que sufren.
Jesús era Dios, y era el más humanos de todos los hombres.
El leproso era marginado por la ley de los judíos, tenía que vivir apartado.
Un leproso, con gran fe, y sin miedo a que lo rechazase se acercó a Jesús.
Jesús le tocó y curó al leproso, obedeciendo la ley del amor.
Por compasión: cura, alimenta a la gente, perdona al pecador, resucita al muerto.
Jesús siente lástima de toda persona que sufre y le ayuda.
Jesús siente más lástima de los que tienen el alma enferma por el pecado.
Si pecamos debemos rezar a Jesús: “Si quieres, puedes limpiarme.”
Y el Señor, en la confesión, nos dice: “Si quiero, queda perdonado.”
El Señor dijo a Moisés y Aarón: “Cuando alguna persona tenga una inflamación o una mancha en la piel, y enferma de lepra, lo llevarán ante Aarón, el sacerdote, o alguno de sus hijos sacerdotes. Si es un hombre enfermo de lepra está impuro. El sacerdote lo señalará impuro de lepra en la cabeza.
La persona que haya enfermado de lepra irá mal vestido y despeinado, con la barba tapada y gritando: “¡Impuro, impuro!” El tiempo que dure la enfermedad, seguirá impuro;
vivirá solo y en un lugar fuera del pueblo.”
Feliz la persona al que le perdonan su pecado,
feliz el hombre al que el Señor
no le recuerda sus malas obras.
R. Tú eres mi defensa, me dices cantos de liberación
Yo he pecado, lo acepto,
no oculté mi malas obras;
Pensé: “Confesaré al Señor mi culpa”
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
R. Tú eres mi defensa, me dices cantos de liberación
Alegradse, santos, y gozad con el Señor;
alabad al Señor los de corazón bueno.
R. Tú eres mi defensa, me dices cantos de liberación
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Corintios ( 10, 31-11, 1)
No hacer nunca el mal, para que no puedan avergonzarse los judíos, ni los griegos, ni la Iglesia de Dios al ver vuestras malas obras.
Yo obro siempre buscando el bien de todos, no buscando mi propio bien, busco el bien de la mayoría, para que todos puedan salvarse.
Haced como yo hago, imitar lo que hizo Cristo.
R. Te alabamos Señor.
EVANGELIO
Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas, le rogaba, diciendo: “Señor, si tú quieres, puedes curarme.” Jesús tuvo lástima del enfermo, tocándole con la mano, le dijo: “Quiero, cúrate.” Y al momento la lepra desapareció y quedó curado. Jesús despidió al hombre y le dijo: “No se lo digas a nadie. Vete, preséntate al sacerdote judío, y haz la ofrenda que manda la ley de Moisés a los leprosos que se curan. Así todos sabrán que ya estás curado.”
Pero el hombre, cuando se fue, empezó a contar a todas las personas su curación.
Entonces Jesús ya no podía entrar en las ciudades, por las multitudes de personas que venían a oírle hablar y para que les curase de sus enfermedades. Muchas veces, se apartaba a los lugares desiertos y allí hacía oración.