Esta es la homilía del día 7 de febrero de 2009.
Resumen de la homilía:
Cada día de Jesús había tiempo de oración, catequesis y curaciones.
Se levantaba de madrugada y se iba al campo a orar.
Primero llenarnos de Dios con la oración para poder servir a los demás.
Jesús atendía al ser humano total: males del cuerpo y del espíritu.
Jesús curó a la suegra de Pedro y a todos los que pedían ser curados.
Los judíos creían que los males eran castigo de Dios por los pecados.
Jesús les dice que la enfermedad es algo natural, no es castigo de Dios.
Las enfermedades, el sufrimiento, pueden ayudarnos a encontrar a Dios.
San Ignacio de Loyola, herido en la guerra y eso le ayudó a encontrar a Dios.
Los sufrimientos, unidos al sacrificio de Jesús tienen valor salvador.
Jesús iba por todos los pueblos, predicando el Evangelio del amor.
Hay que hablar de Jesús, porque conocer a Jesús es lo más importante.
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Job dijo: “El hombre está en la tierra cumpliendo una misión, sus días son como los de un trabajador. Como el esclavo, desea la sombra, como el trabajador, espera la paga.
Mi herencia son días de frustración, mis noches son de dolor; al acostarme pienso: ¿Cuándo vendrá el día? La noche se hace muy larga y me canso de dar vueltas en la cama.
Mis días pasan muy rápidos, y se acaban sin esperanza.
Recuerda que mi vida es un momento, y que mis ojos no verán más la felicidad.”
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios tiene derecho a una buena alabanza.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los expulsados de Israel.
R. Alabad al Señor, que cura los corazones enfermos
El Señor cura los corazones enfermos,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
R. Alabad al Señor, que cura los corazones enfermos
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no se puede medir.
El Señor sostiene a los humildes,
y avergüenza a los que obran mal.
R. Alabad al Señor, que cura los corazones enfermos
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Corintios ( 9, 16-19. 22-23)
Si yo busco mi propio gozo, ya estoy pagado y no necesito más. Pero si yo predico por obligación es porque me mandaron hacer ese trabajo de predicar. Entonces, ¿qué paga me dan? Dar a conocer el Evangelio a todos y gratis, sin interés de dinero, ese es mi mayor gozo.
Yo soy libre, pero me abajo y me hago débil igual que las personas débiles, para ganar a los débiles. Yo me hago igual que todos para atraer a algunas personas al conocimiento del Evangelio.
Yo hago todo por el Evangelio, para ganar yo también el premio de Dios.
R. Te alabamos Señor.
EVANGELIO
Jesús salió de la sinagoga y, con Santiago y Juan fue a la casa de Simón Pedro y Andrés. La suegra de Simón estaba enferma con fiebre. Se lo dijeron a Jesús, y Él fue donde estaba la enferma. La cogió de la mano, la levantó y desapareció la fiebre. Después ella les servía la comida. Por la tarde, al oscurecer, todas las personas que tenían familiares enfermos de diferentes males, los traían, y Jesús, imponiéndole las manos a cada enfermo lo curaba.
Toda la gente de la ciudad estaba a la puerta de la casa. Jesús curó a muchos enfermos de diferentes enfermedades y expulsó muchos demonios…
Los demonios salían gritando: “Tú eres el Hijo de Dios.” Jesús les prohibía hablar, porque sabían que era el Mesías.
Jesús se levantó de madrugada, se fue al campo y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: “Todo el mundo te busca.”
Jesús les respondió: “Vámonos a otro lugar, a los pueblos cercanos, para predicar también allí; que para eso he venido.”
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.