XXXI Domingo del Tiempo Ordinario

Esta es la homilía del domingo 4 de noviembre de 2007 .




Resumen de la homilía:

Formamos una comunidad, una familia cristiana. Dios nos ha elegido para una misión. Debemos rezar unos por otros para perseverar fieles a nuestra vocación. Es Dios el que viene a nosotros y nos llama. De nosotros depende el abrirle o no. Es la Fe. Si le abrimos aceptamos un compromiso a vivir nuestra fe. Hay que desear, como Zaqueo, encontrar a Jesús. El encuentro con Jesús obliga a la conversión, cambio de vida. Debemos acoger a toda persona que se acerque, aunque sea pecador. Porque Jesús vino a salvar a los pecadores. Porque si somos humildes, aceptamos que somos pecadores. El orgullo es un obstáculo para el encuentro con Dios.
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Estas son las lecturas del domingo 4 de noviembre de 2007 .
PRIMERA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san pablo a los Tesalonicenses (35, 12-14.16-18)

Hermanos: Siempre rezamos por ustedes; que nuestro Dios les vea fieles a la vocación que les dio, y con la fuerza del Espíritu Santo puedan realizar los buenos deseos y trabajos que han empezado por la fe. Y Jesús, nuestro Señor será glorificado por ustedes y ustedes también tendrán gloria, por la gracia de Dios y de nuestro Señor Jesucristo. Pensando en la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestro encuentro con Él, no estén preocupados, y no se asusten por algunas revelaciones o cartas nuestras, porque no estamos seguros que la venida del Señor está cerca.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL 144

R. Te alabaré, Dios mío, mi Rey.

Te alabaré, Dios mío, mi Rey,
bendeciré siempre tu nombre.
Deseo alabarte cada día,
y cantar a tu nombre eternamente.

R. Te alabaré, Dios mío, mi Rey.

El Señor es compasivo y misericordioso,
tarda en enfadarse y perdona pronto,
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas las personas.

R. Te alabaré, Dios mío, mi Rey.

Señor, que todas las personas te den gracias,
que tus fieles alaben tu nombre,
que anuncien la gloria de tu Reino
que hablen de tus grandes obras.

R. Te alabaré, Dios mío, mi Rey.

El Señor es fiel a sus palabras,
bueno en todas sus obras.
El Señor ayuda a los débiles
y levanta a los caídos.

R. Te alabaré, Dios mío, mi Rey.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19, 1-10)
Jesús entró en Jericó y caminaba por la ciudad. Vivía allí un hombre rico llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos (1) y quería conocer a Jesús .
Era pequeño de estatura y a causa de la mucha gente no podía verle. Fue corriendo y se subió a un árbol para ver a Jesús cuando pasase por allí.
Jesús miró hacia arriba, vio a Zaqueo en el árbol, y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy voy a tu casa.”
Zaqueo bajó rápido del árbol, y con gran alegría recibió a Jesús en su casa.
Los judíos, viendo que Jesús iba a la casa de Zaqueo, empezaron a murmurar diciendo: “Jesús fue a comer en casa de un hombre pecador.”
Zaqueo, se puso de pie y dijo a Jesús: “Señor, quiero dar la mitad de mis propiedades a los pobres, y si a alguna persona le robé, le devolveré cuatro veces más.” Jesús le contestó: “Hoy ha venido la salvación a esta casa, porque Zaqueo también es hijo de Abraham. Y el Hijo del hombre ( 2) ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.”
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti Señor Jesús.
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1.-Los publicanos cobraban los impuestos a los judíos y le daban el dinero a los romanos, por eso les odiaban y llamaban pecadores.
2.-Jesús se llamaban a sí mismo: “Hijo del hombre”. A los judío les prohibían decir el nombrar de Dios.