Antes de empezar la Misa queremos presentar a todos los que participamos en ella:
Hasta que se celebró el Concilio Vaticano II, (del año 1962 al 65) al sacerdote se le llamaba “celebrante” y a las personas que venían a la Misa se les llamaba “asistentes”. Después que el Concilio Vaticano II reformó la Liturgia de la Misa, se llama “celebrantes” a todas las personas que participan de la Misa, pero hay diferentes ministerios o responsabilidades, que explicaremos:
El “sacerdote” representa a Jesucristo. Preside la celebración y hace lo que le pertenece solamente a él, como sacerdote..
El “diácono” Si en la Misa hay un diácono, su misión es leer el Evangelio.
El “monitor” es la persona que da unas pequeñas explicaciones antes de cada parte de la Misa, y puede dirigir el canto.
Los “lectores” leen la Palabra de Dios a toda la asamblea reunida en el templo.
El “salmista”, es el encargado de leer o cantar el Salmo responsorial, (que tiene respuestas) que se lee después de la primera Lectura de la Palabra de Dios.
Los “acólitos”, que también llamamos “monaguillos”, que acostumbran ser niños que ayudan al sacerdote en cosas de la Misa: acercar las ofrendas, tocar la campanilla, etc.
Los “portadores de las ofrendas”, son personas que traen las ofrendas (el pan y el vino) y las entregan al sacerdote.
Las “colectas”, una o más personas que van por los bancos recogiendo el dinero que dan las personas asistentes a la Misa.
Los “fieles”, es el nombre que recibimos todos los bautizados que vamos a la Misa y participamos, respondiendo al sacerdote, orando, dando la paz, y comulgando.
No es como en un teatro que los artistas son actores y las personas que están mirando espectadores. En la Misa todos somos actores, pero cada uno tiene su misión. No podemos decir: el sacerdote celebra la Misa y nosotros miramos. No es así, todos participamos en la celebración de la Eucaristía.
Hasta que se celebró el Concilio Vaticano II, (del año 1962 al 65) al sacerdote se le llamaba “celebrante” y a las personas que venían a la Misa se les llamaba “asistentes”. Después que el Concilio Vaticano II reformó la Liturgia de la Misa, se llama “celebrantes” a todas las personas que participan de la Misa, pero hay diferentes ministerios o responsabilidades, que explicaremos:
El “sacerdote” representa a Jesucristo. Preside la celebración y hace lo que le pertenece solamente a él, como sacerdote..
El “diácono” Si en la Misa hay un diácono, su misión es leer el Evangelio.
El “monitor” es la persona que da unas pequeñas explicaciones antes de cada parte de la Misa, y puede dirigir el canto.
Los “lectores” leen la Palabra de Dios a toda la asamblea reunida en el templo.
El “salmista”, es el encargado de leer o cantar el Salmo responsorial, (que tiene respuestas) que se lee después de la primera Lectura de la Palabra de Dios.
Los “acólitos”, que también llamamos “monaguillos”, que acostumbran ser niños que ayudan al sacerdote en cosas de la Misa: acercar las ofrendas, tocar la campanilla, etc.
Los “portadores de las ofrendas”, son personas que traen las ofrendas (el pan y el vino) y las entregan al sacerdote.
Las “colectas”, una o más personas que van por los bancos recogiendo el dinero que dan las personas asistentes a la Misa.
Los “fieles”, es el nombre que recibimos todos los bautizados que vamos a la Misa y participamos, respondiendo al sacerdote, orando, dando la paz, y comulgando.
No es como en un teatro que los artistas son actores y las personas que están mirando espectadores. En la Misa todos somos actores, pero cada uno tiene su misión. No podemos decir: el sacerdote celebra la Misa y nosotros miramos. No es así, todos participamos en la celebración de la Eucaristía.