Asamblea Nacional de la Pastoral del Sordo en Tenerife

Tenerife fue lugar de encuentro con Dios



Salimos de nuestras casas, y llegamos a Tenerife desde muchos lugares diferentes de España y del extranjero. Volvimos a nuestro hogar peregrinos de Dios, después de un alegre encuentro con todos los que participamos en la Asamblea Nacional de la Pastoral del Sordo en Tenerife.

Muchos sordos no conocían Tenerife y querían ver de cerca el Teide, la montaña más alta de España, nombrado por la UNESCO Patrimonio Natural de la Humanidad. Puede ser que al estar tan cerca del cielo azul lleno de luz y aire puro, fuera más fácil encontrarse con Dios en esos días de oración, charlas y visitas a los diferentes lugares de la isla.

Llegamos a Tenerife y fuimos recibidos con ese cariño especial que el P. Agustín siempre muestra cuando se encuentra con los amigos. También nos recibieron con gran alegría y los brazos abiertos Conchi, Margarita, Amanda, Felipe y todas las personas que trabajan en la Pastoral del Sordo de Tenerife. Por mi experiencia, sé que no es fácil organizar una Asamblea para más de cien personas. Pero todo resultó maravilloso. Nosotros nos llenamos de esa alegría que brota del interior, y regresamos a nuestros hogares con el corazón lleno de amor, por el encuentro con Cristo a través de los hermanos que saben transmitir con esperanza y alegría la Buena Noticia del Evangelio.

Siempre es motivo de alegría el encontrarse con los amigos y personas muy queridas. Si además lo alimentamos con personas que hacen mucha oración y saben transmitir la gracia de Dios, el resultado es como ese plato exquisito que se va cocinando lentamente en el fuego. Luego se sirve en la mesa para tomarlo como alimento que se come con placer y lo recordamos durante mucho tiempo. Puedo recordar con emoción la charla del P. José Antonio González Luís, que es ciego. Pero a pesar de su ceguera tiene una luz en su corazón y podía ver en su interior aquellas bellezas que están ocultas a la vista y que sólo pueden contemplar los ojos de la fe. Su alegría interior se transmitía y llegaba a nosotros con la suavidad de una brisa del mar.

Por eso volvimos con la mirada perdida en el lejano horizonte del mar. Habíamos contemplado la grandeza de Dios y su bella labor en nuestras almas. Llenos de la fuerza del Espíritu Santo, esperamos poder transmitir a los demás eso que contemplamos en Tenerife. Gracias, P. Agustín y P. Alfonso, y a todos los responsables que trabajan en la Pastoral del Sordo, por hacernos estos regalos y llenarnos de Dios en las Asambleas Nacionales. Espero que todos sepamos llevar a nuestros hermanos la fe, alegría y el amor que recibimos en estos días. Dios os bendiga a todos.


Juan Carlos López Herrera


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