XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO




Resumen de la homilía del Domingo 15 ordinario

RESUMEN HOMILÍA DOMINGO QUINCE DEL TIEMPO ORDINARIO (C)

Un letrado preguntó a Jesús: “?Qué debo hacer para ir al Cielo?”
Jesús le dijo: “Cumple los Mandamientos”, que se resumen en amar a Dios y al prójimo.”
Jesús pone el ejemplo del buen samaritano, que amó al herido sin ningún interés.
“Vete y haz tú lo mismo.” No basta saber y creer, es necesario amar.
(La Ley del sábado)

Amar es salir de si mismo, para ayudar al que sufre, al necesitado, al marginado.
No hay cristiano verdadero sin amor al prójimo.
Jesús: “Os doy un Mandamiento nuevo: “amarse unos a otros como yo os he amado.”
“Conocerán que son mis discípulos, porque se aman unos a otros.”
(Sordos: asociación de Valladolid, gitanos)

Jesús os dirá: Venid benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer.”
“Lo que hicisteis a uno de mis hermanos, a mi me lo hicisteis.”
Caridad es estar atentos a las necesidades corporales o espirituales de los demás.
San Pablo nos dice: “Amar es cumplir la ley entera”  (Romanos 13, 10)     

DOMINGO 15 DEL TIEMPO ORDINARIO  ( C )

PRIMERA LECTURA

Moisés dijo al pueblo: “Escucha la voz del Señor, tu Dios, obedeciendo sus mandamientos, lo que está escrito en la Ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma.
Porque el mandamiento que te doy no es cosa imposible de cumplir, no está en el cielo, no podemos decir: ¿quién puede subir al cielo y lo traerá, para que lo cumplamos? El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. cúmplelo.”
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL 68, 14 y 17. 30-31. 33-34

R.-Los mandatos del Señor son buenos y alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;
el mandamiento del Señor es fiel y enseña al ignorante.

R.-Los mandatos del Señor son buenos y alegran el corazón.

Los mandatos del Señor son buenos y alegran el corazón;
la ley del Señor es limpia y da luz a los ojos.

R.-Los mandatos del Señor son buenos y alegran el corazón.

La voluntad del Señor es pura y eternamente fuerte;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y totalmente justos.

R.-Los mandatos del Señor son buenos y alegran el corazón.

Más preciosos que el oro, más que el oro fino;
más dulce que la miel de un panal derrama.

R.-Los mandatos del Señor son buenos y alegran el corazón.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses. (1, 15-20)

Jesucristo es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por él fueron hechas todas las cosas: del cielo y de la tierra, visibles e invisibles, todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito en entre los muertos, y es el primero de todo. Porque en él quiso Dios que estuviera toda la plenitud. Y quiso reunir con él todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (10, 25-37)

En aquel tiempo, un doctor de la Ley, quería hacerle una prueba a Jesús, y le preguntó: “Maestro, ¿qué debo hacer para ir al cielo?” Jesús le dijo: “¿qué está escrito en la Ley de Moisés?, ¿qué lees en la Ley?”
El doctor de la Ley le contestó: “Ama al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu inteligencia, y al prójimo como a ti mismo.” Jesús le dijo: “Has respondido bien. Si haces eso irás al cielo.” Pero el maes-tro de la Ley volvió a preguntar a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?”
Jesús le dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y lo cogieron unos ladrones, le quitaron la ropa, le dieron golpes, le robaron todo lo que tenía, le hirieron gravemente, y se marcharon, dejando al hombre medio muerto.
Poco tiempo después, pasó un sacerdote por allí, y viendo al hombre muy herido, si-guió el camino y no le ayudó. Después pasó un levita, vio al herido, pero no hizo caso y se fue. Por último pasó un samaritano, que iba de viaje. Al ver al herido se acercó, y le dio mucha lástima. Le curó las heridas poniéndole aceite y vino, lo vendó, lo subió a su caballo, lo llevó a una posada, y lo cuidó. Al otro día, el samaritano le dio dinero al dueño de la posada y le dijo: “Tú cuida al herido, y si gastas más dinero, cuando yo venga te lo pagaré.”
Jesús le preguntó al maestro de la Ley: “Quién de estos tres hombres fue el prójimo del herido?” El maestro de la Ley respondió: “El samaritano que tuvo lástima del herido y lo cuidó.”
Jesús le dijo: “Vete y haz tú lo mismo.”
Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.