V Domingo de Cuaresma






RESUMEN HOMILÍA QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

Conocer a Jesús es todo, lo más valioso de nuestra vida.
Conocemos a Jesús por la Fe, un don de Dios. No basta conocer su historia.
Necesitamos una experiencia personal de encuentro con Jesús.
Sentirnos seducidos por Él. Como el profeta Jeremías: “Me sedujiste y me dejé seducir”
La ley de Moisés mandaba apedrear q las mujeres adúlteras.
San José sabía que María era santa, pero ¿cómo esperaba un hijo?
Prefirió marcharse él en secreto, para no tener que denunciar a María por adúltera.
El ángel le dijo: “María tendrá un hijo por obra del Espíritu Santo.”
Los fariseos quieren ponerle una trampa a Jesús:
Si dice que perdonen a la mujer adúltera, Jesús desobedece la Ley.
Si dice que la apedreen, se contradice, porque siempre habla de perdonar.
Jesús dice: “El que no tenga pecado que tire la primera piedra”. Y todos se marchan.
Pregunta a la mujer: ¿Nadie te ha condenado?. Yo tampoco, Vete en paz y no peques más.
Ella sintió que todos la despreciaban, pero Jesús la amó así como era.


DOMINGO QUINTO DE CUARESMA
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 43, 16-21
Así dice el Señor, que hizo camino en el mar y sendas en las aguas fuertes; que llevó a batalla carros y caballos, soldados valientes; caían  y no se levantaban, se apagaron como luz que se acaba «No recuerden lo del pasado, no penséis en lo antiguo; mirad que hago algo nuevo; la  naciendo, ¿no lo ves? Abriré un camino por el desierto, ríos  en la tierra seca. Me glorificarán los animales del campo, porque ofreceré agua en el desierto, ríos en lo seco, para apagar la sed de mi pueblo, de mi elegido, el pueblo que yo hice, para anunciar mi alabanza.»
Palabra de Dios..
R.-Te alabamos Señor.
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Salmo responsorial   125, 1-2. 2-3. 4-5. 6
R. El Señor ha estado grande con nosotros , y estamos alegres.
 Cuando el Señor cambió la suerte del monte Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
y cantábamos mucho. .

 El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros
y estamos alegres. R.

El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte como los ríos del Negueb
Los que sembraban llorando recogen cantando.

El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.´
iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. 3,8-14
Hermanos: Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos. No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mi. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está delante, corro hacia la meta, para ganar el premio al que Dios, desde arriba, llama en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 8, 1-11
En aquel tiempo, Jesús subió al monte de los Olivos. Al amanecer fue al templo, y todo la gente acudía a Él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, poniéndola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?" Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como volvían a preguntarle, se levantó y les dijo: "El que no tenga pecado, que le tire la primera piedra." E inclinándose otra vez, siguió escribiendo en el suelo.
Ellos, al oírlo, se fueron marchando uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la-mujer. Jesús se levantó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?; ¿ninguno te ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor." Jesús le dijo: "Yo tampoco te condeno. Vete en Paz, y ya no peques más."
Palabra del Señor.
R.-Gloria a ti, Señor Jesús
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