EL JACOBEO


AMIGO, PASE Y PREGUNTE

D, JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.

D. José: Hola, amigo Paco: ¡que madrugador hoy! ¡Es que no tienes trabajo?

Paco: ¿Madrugador dice Vd.? ¡Si no he dormido nada! Esa mujer me mata con sus manías.

D. José: Pero hombre, Paco, ¡no seas exagerado! Si tú estás como un chaval gracias a tu mujer que te ama y cuida mucho. ¿No recuerdas cuando estuviste en el hospital, cómo te cuidaba?

Paco: Perdone Vd. Sr. Cura, pero hoy no estoy para bromas. Ella me pone nervioso.

D. José: Calma, Paco, calma. Vamos a ver qué problemas tienes hoy con tu buena mujer. Hay que saber comprender a los demás, tener paciencia.

Paco: Ella con Vd. es una oveja mansa, le obedece, le sigue como al buen pastor, pero conmigo ¡una fiera! Se enfada y después no me habla.

D. José: Vamos a ver cual es el problema que te hizo venir tan pronto.

Paco: Pues eso del Jacobeo. ¿Vd. sabe lo que es? ¿Ha oído hablar de ese Jacobeo? ¡Una novelería de mujeres beatas! ¿Y lo repiten alguna vez?

D. José: ¿Sabes lo que te digo? ¡Que estás completamente equivocado! Y tu mujer tiene razón.

Paco: ¿Entonces los Curas apoyan y defienden esas novelerías? Mi santa madre no necesitó eso.

D. José: Deja a tu madre en paz, pero hay muchos caminos, muchas formas de encontrar a Dios.

Paco: Si Vd. lo dice, que tiene muchas letras, tendrá razón, pero, por favor, explíqueme la cosa.

D. José: El Jacobeo es una peregrinación al sepulcro del apóstol Santiago, en Compostela.

Paco: ¿Para que sirve ir a ver al apóstol Santiago si ya está muerto? ¿A gastar dinero?

D. José: Mira, Paco, le fe hay que cuidarla, alimentarla con oración, sacrificios y limosnas.

Paco: ¿Y con qué alimento yo a mi familia? ¡Bastante trabajo y sacrificio hago cada día dándole al yunque de la mañana a la noche! ¿Es que esos sacrificios no valen para Dios?

D. José: Tienes razón, amigo Paco. Tus sacrificios valen mucho, pero la vida espiritual también. Hay que cuidarla, y esas peregrinaciones, en las que se reza, se canta, y se ofrecen a Dios el cansancio y molestias, ayudan espiritualmente.

Paco: Bien, bien; ¿pero Vd. no ve que hay mezclado novelería y negocio en todo eso?

Por fuera de la cueva de Lourdes ¡un mercado!

D. José: La fe hace ver las cosas de forma diferente. El valor de la oración, del sacrificio y la limosna es importante para Dios.

Paco: ¿Y qué me dice del negocio? Estampitas por aquí, medallas por allí y todo beatería. ¿Cómo la Iglesia permite esas cosas?

D. José: Es verdad que hay muchos listos y aprovechados, pero ¡nadie te obliga a comprarlas!

Paco: ¡El ambiente, Sr. Cura, el ambiente influye mucho en la gente! ¡Si lo sabré yo!

D. José: De eso se trata, amigo Paco, del ambiente religioso que encuentras en el camino de Santiago, en las posadas de los caminos. Y, especialmente, en los actos religiosos de la Basílica.

Paco: Eso no se lo discuto, porque tengo mi propia experiencia del viaje de novios con mi mujer a Lourdes, en Francia, y una noche, en la procesión de las velas, me puse a llorar de emoción.

D. José: Pues eso, más o menos pasa en el Jacobeo, que nos sentimos más cerca de Dios, más unidos al Señor Jesús, y también más cerca de los hermanos peregrinos.

Paco: Vd. me ha convencido. Diré a mi mujer que yo también peregrino a Compostela.

El sacristán.