DOMINGO DE RAMOS

Esta es la homilía del día 16 de abril de 2011 .



homilía 16-4-2011 por pastoraldelsordo



Resumen de la homilía:

Hoy empezamos la Semana Santa y queremos acompañar a Jesús hasta la cruz.
Cada uno con su cruz particular, que son los trabajos, dolores, sufrimientos particulares.
Jesús dijo: “El que quiera  venir conmigo, que coja su cruz y me siga.”
Nuestras cruces ofrecidas a Jesús tienen valor para la salvación de los pecadores.
 
Jesús, en prueba de humildad, entró en Jerusalén montado en un borrico.
Nos unimos al pueblo gritando: “Bendito el rey que viene en nombre del Señor.”
Con las palmas benditas que agitamos manifestamos nuestra alegría y fidelidad al Rey.
Debemos abandonar las cosas que nos separan de Jesús para poder ser sus discípulos.
 
El gobernador Pilato preguntó a Jesús: “Tú eres rey.”
Jesús le contestó: “Tú lo dices, Yo soy Rey, pero mi reino no es de este mundo.”
Todos los que cumplen la voluntad de Dios, pertenecen al reino de Jesús.
Al rezar el Padrenuestro decimos: “venga a nosotros y Reino.”

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Estas son las lecturas del día 16 de abril de 2011 .


PRIMERA LECTURA


Lectura del profeta Isaías ( 50, 4-7 )

El Señor me ha dado poder para hablar como su discípulo, y puso en mi boca las palabras para animar al que está triste. Por la mañana el Señor me despierta y yo le escucho igual que sus discípulos. El Señor me abrió los oídos y yo no le rechacé.
Ofrecí mi espalda a las personas que me golpeaban y mi cara a los que me tiraban de la barba. No me tapé la cara cuando me insultaban y me escupían.
El Señor me ayudó y por eso no me molestan las burlas; por eso puse mi cara dura como una piedra, yo sabía que no me avergonzaría.

Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 21

R. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me abandonas?

Cuando me ven se burlan de mi,
hacen gestos, mueven la cabeza:
Fue al Señor, que le ayude;
que lo salve si lo ama mucho.

R. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me abandonas?

Me rodea un rebaño de perros
y un grupo de bandidos;
me clavan las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.

R. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me abandonas?

Se reparten mi ropa,
sortean mi vestido.
Pero tú, Señor, no te vayas lejos;
Tú eres mi fuerza, ven rápido a ayudarme.

R. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me abandonas?

Contaré tu fama a mis hermanos,
en la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
Descendientes de Jacob, glorificadlo;
temedle, hijos de Israel.

R. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me abandonas?


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses ( 2, 6-11 )

Hermanos: Cristo, era Dios, pero no presumió de su categoría de Dios; al contrario, abandonó su categoría y se hizo como un esclavo, igual que un hombre normal.Y así obrando como un hombre, se rebajó hasta aceptar la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó por encima de todo y le dio el “Nombre- sobre todo –nombre”; y al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo ( 14, 14 - 27, 66 )


C. En aquel tiempo, llevaron a Jesús al gobernador Pilato, y el gobernador preguntó a Jesús:

S. ¿Tú eres el rey de los judíos?

C. Jesús respondió:

X. Tú lo dices.

C. Los ancianos y sacerdotes acusaban a Jesús, pero Jesús no decía nada. Pilato le dijo:

S. ¿Tú no oyes lo que dicen contra ti?

C. Jesús no contestaba nada y el gobernador estaba asombrado. Por la fiesta el gobernador acostumbraba dar libertad a un preso, el que pidiera la gente. Había un preso muy famoso, llamado Barrabás. Pilato preguntó a la gente:

S. ¿Quieren que de libertad a Barrabás o a Jesús?

C. Porque el gobernador Pilato sabía que habían entregado a Jesús por envidia. La mujer del gobernador le dijo:

S. No hagas daño a ese hombre justo, porque esta noche sufrí mucho soñando con Él.

C. Pero los sacerdotes y los ancianos dijeron a la gente que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó:

S. ¿A quíén quieren que de libertad?

C. Ellos dijeron:

S. A Barrabás.

C. Pilato les preguntó:

S. ¿Y qué hago con Jesús, llamado Cristo?

C. Todos contestaron:

S. Que lo crucifiquen.

C. Pilato dijo:

S. ¿Qué ha hecho malo?

C. Ellos gritaron más fuerte:

S. ¡Que lo crucifiquen!

C. Pilato vio que no podía hacer nada, se lavó las manos en agua y dijo:

S. Yo soy inocente de la muerte de ese hombre.

C. Y toda la gente dijo:

S. ¡Su sangre venga a nosotros y a nuestros hijos!

C. Entonces Pilato dio libertad a Barrabás; y a Jesús mandó azotarlo y que lo crucificaran.

C. Los soldados cogieron a Jesús, le quitaron la ropa y le pusieron un manto, y haciendo una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, y un palo en la mano derecha. Y se burlaban de Jesús diciendo:

S. ¡Viva el rey de los judíos!

C. Le escupieron a Jesús, le pegaron en la cabeza con un palo. Después le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.

C. Al salir vieron un hombre llamado Simón, y le obligaron a cargar la cruz. Cando llegaron a un lugar llamado Gólgota, dieron a Jesús vino mezclado con hiel; Jesús no quiso beberlo. Después clavaron a Jesús en la cruz y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, y después se sentaron a vigilarlo. En lo alto de la cruz pusieron un letrero que decía: Este es Jesús, el rey de los judíos. A los lados de la cruz de Jesús crucificaron a dos ladrones, uno a la derecha y el otro a la izquierda.

C. Las personas que lo veían insultaban a Jesús y decían:

S. Tú que destruías el templo y lo hacías en tres días, sálvate tu mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.

C. Los sacerdotes y los ancianos se burlaban también de Jesús, diciendo:

S. Salvó a otras personas, pero el mismo no se puede salvar. Si él es el rey de los judíos que baje ahora de la cruz, y creeremos en él. Tenía mucha confianza en Dios. Si Dios lo ama mucho, que lo libre de la cruz. Él decía que era Hijo de Dios.

C. Hasta los ladrones que estaban crucificados con Jesús le insultaban.

C. Desde el medio día hasta la tarde se oscureció el cielo. A media tarde, Jesús gritó:

X. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonas?

C. Al oír, lo que decía Jesús, algunas personas dijeron:

S. Está llamando al profeta Elías.

C. Un hombre fue corriendo, cogió una esponja mojada en vinagre y, poniéndola en una caña, se la acercó a Jesús para que bebiera. Las otras personas decían:

S. Déjalo a ver si viene Elías a salvarlo.

C. Jesús gritó fuerte y murió.

Todos se arrodillan, y hacen una pausa.

C. Entonces, la cortina del templo se rompió en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las piedras se rompieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que Jesús resucitó, salieron de las tumbas, entraron en Jerusalén y se aparecieron a muchas personas. El capitán y los soldados que vigilaban a Jesús, al ver el terremoto, dijeron asustados:

S. Verdaderamente, éste hombre era Hijo de Dios.

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

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