El DOMUND


Fundado el 14 de Abril de 1926, el DOMUND es el domingo mundial de las misiones, se celebra el tercer domingo del mes de octubre e invita a hacer oración por los misioneros, a recordar que todos tenemos el deber de ser misioneros en el lugar donde estemos y a pedir por las vocaciones misioneras. Todo lo que se recolecta ese domingo en todas las parroquias del mundo se va a las misiones.
Hay que recordar que la misión o el ser misionero es una cuestión de amor. Anunciamos y predicamos al mundo y a todos los pueblos el amor de Dios que nos fue revelado en Cristo mediante el Espíritu Santo, por eso, es importante saber que no podemos anunciar aquello que no vivimos ni conocemos, pues no puede ser misionero quien a perdido el fervor de la fe o el amor por la oración, ya que no sería capaz de irradiar amor.
La actividad de cooperación espiritual y material de esta Obra es permanente durante todo el año, no es cosa de un día, pues el deber misionero así nos lo manda, y alcanza especial significado en el mes de octubre, el cual es llamado “Octubre misionero”. El día del DOMUND es el centro de la celebración misionera.
La finalidad del DOMUND es: su universalismo misionero, hacer conciencia del deber misionero, de la colaboración espiritual, de la ayuda generosa material y de la vinculación íntima a la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe.
Pero muchos se preguntarán: ¿Por qué ayudar a las Misiones lejanas cuando aquí hay tantas necesidades por remediar?. Pues porque de esta manera habrá unión y comunión entre todos los cristianos de todo el mundo y al haber esa unión podrá verificarse la plena renovación de la Iglesia.
Es importante que entendamos que en el DOMUND no se quiere simplemente dinero, o sea que no debemos de considerar la limosna de ese día como una ayuda puramente material pues la limosna no se mide por la cantidad de dinero, sino por el amor con que se entrega y ese amor hace que la limosna se transforme en una de las virtudes teologales, ...la caridad.
Si recordáramos con frecuencia la verdad evangélica: “Todo cuánto hacéis a tus hermanos, es a mí a quien lo hacéis”, convertiríamos la jornada misionera en una auténtica competencia de generosidad cristiana. ¿Por qué no lo intentamos y comenzamos por nosotros mismos?