Esta es la homilía del día 27 de junio de 2009.
Resumen de la homilía:
Debemos ser generosos, y compartir con los demás lo que recibimos del Señor. El cristianismo es amor, por eso el egoísmo no es espíritu cristiano. La fe nos da la seguridad de que en todo momento de la vida Dios está con nosotros. Confianza total en el amor de Dios y su ayuda. Esperanza en la promesa de Jesús. A pesar de todos los sufrimientos, nuestra fe se apoya en Dios que nunca nos abandona. Jesús curó enfermos, resucitó muertos, dio la vista a ciegos, hizo oír a los sordos… Pero lo más importante es el cambio interior del alma, por la fe y la confianza en Dios. Muchos dicen: “Si yo viera un milagro creería.” La fe es anterior al milagro. Muchos vieron los milagros que hizo Jesús y no creyeron en Él. El mayor milagro será cuando nos resucite el último día a una vida gloriosa en el cielo. Jesús era Dios y fue el más humano de los hombres. “Dadle de comer a la niña.”Nosotros, si queremos ser divinos, debemos ser muy humanos, tener compasión.
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Dios no hizo la muerte, no le gusta que mueran los vivos. Dios creó todo para que permaneciese; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni la muerte manda en la tierra. Porque la justicia no muere nunca. Dios creó al hombre para que viviese siempre y lo hizo a su misma imagen; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y la sufren los que se unen a él.
R. Señor, te alabaré porque me salvaste.
Señor, te alabaré, porque me salvaste
y no permites que mis enemigos se burlen de mí.
Señor, tú sacaste mi vida del sufrimiento,
R. Señor, te alabaré porque me salvaste.
Fieles de Dios, cantad,
dad gracias a su santo nombre.
El Señor se enfada poco,
la bondad del Señor es eterna;
por la tarde lloramos;
R. Señor, te alabaré porque me salvaste.
Señor, escucha y ten lástima de mí,
Señor, ayúdame.
Tú cambiaste mi tristeza en alegría.Señor,
R. Señor, te alabaré porque me salvaste.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8. 7. 9. 13-15)
Hermanos: Ustedes superan a los demás en todo: en la fe, en la Palabra de Dios, en el conocimiento, en ilusión y en el cariño que nos tienen. Debéis superar también a los demás en generosidad, para demostrar vuestro amor fraterno. Sabéis bien la mucha generosidad de nuestro Señor Jesucristo: siendo rico se hizo pobre para hacernos ricos a nosotros con su pobreza.
No queremos que ellos vivan bien y ustedes estén sufriendo, queremos que vivan más iguales. Ahora ustedes pueden ayudar a ellos en las cosas que les faltan, y en el futuro ellos, si tienen mucho, podrán ayudarles a ustedes, y habrá igualdad.La Biblia dice: al que tenía mucho, no le sobraba; al que tenía poco no le faltaba.
R. Te alabamos Señor.
EVANGELIO
En aquel tiempo Jesús, en una barca, atravesó el lago, pero en la orilla había mucha gente esperando. Jairo, jefe de la sinagoga judía, se arrodilló delante de Jesús y le rogó: “Mi hija está enferma grave; ven tú a mi casa, pon tus manos encima de la niña para curarla y que viva.” Jesús, junto con mucha gente, fue a la casa de Jairo.
Vinieron unas personas de la casa de Jairo para decirle: “Tu hija ya murió, no molestes al Maestro.” Jesús dijo a Jairo: “No tengas miedo, ten fe.”
Jesús, junto con Pedro, Juan y Santiago entraron en la casa y vieron a unas personas gritando y llorando. Jesús les dijo: “¿Por qué ese ruido?. La niña no está muerta, está dormida.”
Las personas que estaban en la casa, al oír lo que decía Jesús, se burlaban. Jesús los expulsó a todos de la casa, y con el padre y la madre de la niña y los tres discípulos, entró donde estaba la niña muerta. Jesús cogió a la niña de la mano y le dijo: “Niña, levántate.” La niña se puso de pie y empezó a caminar, pues tenía doce años. Todos estaban asombrados. Jesús mandó que no dijeran nada; después dijo a los padres que dieran de comer a la niña.