Esta es la homilía del día 20 de junio de 2009.
Jesús estaba con ellos en la barca. Si Dios está conmigo ¿quién contra mí? Ya habían visto sus milagros, su poder de curaciones ¿Por qué temen? Jesús se levantó y mando y al mar calmarse, y todo quedó en calma. Jesús nos dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” Y allí estaba Jesús con sus doce discípulos. ¡qué poca fe y confianza tienen! Lo importante es tener fe firme y conciencia de la presencia de Jesús. Cuando en nuestra vida todo va bien, sin problemas, en calma ¡qué fácil creer en Dios! En la enfermedad y angustias, ¿dónde está Dios? No dudes, Dios está presente. Nuestra Iglesia sufre muchos ataques, pero Dios con su poder la gobierna. Igual que la barca era azotada por el viento, pero si allí está Jesús, no se hunde. Señor ¿no te importa que nos hundamos? Dijeron los apóstoles, asustados. En nuestros días difíciles, en los problemas graves, decir la misma oración. Ir siempre a Jesús, llamarle, pedirle y volverá la paz y calma a nuestro corazón.
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Durante una tempestad Dios habló a Job y le dijo: “¿Quién es esa persona que habla de lo que no sabe y rechaza mis proyectos?”, “¿quién puso puertas al mar cuando venía impetuoso, cuando yo señalé sus límites, y le dije: hasta aquí llegarás y no pasarás?”
R. Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia.
Entraron en barcos por el mar,
negociando por las grandes aguas.
Vieron las obras de Dios,
R. Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia.
Dios habló y vino un viento fuerte,
que levantaba las olas a lo alto;
subían hasta el cielo, bajaban a lo profundo,
R. Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia.
Pero angustiados gritaron al Señor,
y los sacó de la angustia.
Cambió el viento en brisa suave,
R. Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia.
Se alegraron de aquella calma,
y el Señor los guío al puerto deseado.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5, 14-17)
Hermanos: el amor de Cristo nos llama, al pensar que, si Jesús murió por todos, todos murieron con Él. Cristo murió por todos, para que las personas que viven ya no vivan para sí mismo, vivan para Cristo, el que murió y resucitó por ellos. Por eso, no valoramos a nadie con opinión humana.Si alguna vez juzgamos a Cristo como hombre, ahora lo miramos de otra forma. El que es de Cristo es una persona nueva. Lo antiguo ya ha pasado, lo nuevo ha empezado.
R. Te alabamos Señor.
EVANGELIO
Un día, por la tarde, Jesús dijo a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla del lago.” Jesús subió a la barca con sus discípulos; otras barcas lo acompañaban. Empezó a soplar un viento muy fuerte, y las olas del lago llenaban de agua la barca. Jesús estaba en la popa, dormido. Los discípulos lo despertaron, diciéndole: “¡Señor, sálvanos, que nos ahogamos!” Jesús se puso de pie y les dijo: “¿Por qué tienen miedo?, ¿dónde está vuestra fe?”
Después Jesús mandó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!” Y todo quedó en calma.Los discípulos, asombrados, decían: “¿Quién es este hombre, que hasta el viento y el mar le obedecen?”.