XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO




RESUMEN HOMILÍA XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Por la fe en Cristo y por el bautismo todos somos hijos de Dios y hermanos con Cristo.
A los ojos de Dios no  hay diferencias entre unas personas y otras, todos iguales.
Para nosotros, para ti y para mí ¿Quién decimos que es Jesús?
Sólo tenemos un conocimiento histórico de la presencia de ese hombre.
No es suficiente, tenemos que estar seducidos, atraídos por una persona: al amigo Jesús.
Sentir el deseo de serles fiel, de imitar su vida, de aceptar la cruz de cada día unidos a Él.
El camino de la salvación que nos prometió Jesús: la correspondencia a su amor.
Ese amor hay que manifestarlo en el servicio, en el compartir con los demás lo recibido.
El milagro más grande de amor es que Dios se hizo hombre para salvarnos.
 Si de verdad queremos ser salvados, debemos hacer siempre la voluntad del Padre.
Y usar los medios que nos da el Señor: La Eucaristía, la Confesión y la Oración.
El que hace la voluntad de mi Padre ese me ama.



DOMINGO DOCE DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Lectura del profeta Zacarías. (12,10-11; 13,1)

Así dice el Señor: “Derramaré encima de los descendientes de David y encima de los habitantes de Jerusalén un espíritu de Gracia y de compasión. Me miraran a mí a quien
traspasaron, llorarán como por el hijo único, y llorarán como se llora al hijo primero. Aquel día será grande el luto en Jerusalén, como el luto de Hadad en el valle de Seguido.”
Aquel día, brotará un manantial, a los descendientes de David y a los habitantes de Jerusalén, contra los pecados e impurezas.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL  (62, 2. 3-4)

R.-Mi alma tiene deseos de ti, Señor, Dios mío.
Tú eres mi Dios, a ti te busco, mi alma tiene sed de ti;
mi carne  tiene deseos de ti,
como tierra muy seca, sin agua.

R.-Mi alma tiene deseos de ti, Señor, Dios mío.
Por eso vine a verte en el santuario
para admirar tu fuerza y tu gloria.
Tu amor vale más que la vida,
mí boca cantará tu gloria.

R.-Mi alma tiene deseos de ti, Señor, Dios mío.
Toda mi vida te bendeciré
y levantaré mis manos pidiéndote.
Mi alma está llena y blanda,
 y te alaban mis labios con alegría.

R.-Mi alma tiene deseos de ti, Señor, Dios mío.
Porque tú me ayudaste, y a tu lado canto alegre.
Mi alma está unida a ti.
Y tu mano me levanta.

R.-Mi alma tiene deseos de ti, Señor, Dios mío.


SEGUNDA LECTURA.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas.  (3, 26-29)

Hermanos: Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que se han unido a Cristo por el bautismo están revestidos de Cristo. Ya no hay diferencia entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Jesucristo.
Y, si sois de Cristo, sois descendientes de Abrahán y herederos de la promesa.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.   (9, 18-24)

Un día que estaba Jesús orando solo, delante de sus discípulos, les preguntó: “¿La gente, quien dice que soy yo?” Los discípulos le contestaron: “Unas personas dicen que tú eres Juan Bautista, otros que eres Elías, otros que ha venido uno de los antiguos profetas.”
Jesús les preguntó: “Y ustedes,  ¿quién dicen que soy yo?”
Pedro dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.”
Jesús les prohibió decírselo a nadie. Y añadió: “El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho, ser despreciado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, muerto y resucitar a los tres días.
Y dirigiéndose a todos, dijo: “El que quiera seguirme, que se olvide de sí, cargue con su cruz cada día y venga conmigo. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por su amistad conmigo la salvará.”
Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.