Esta es la homilía del día 27 de junio de 2010.
Ahora el video también con sonido
La vocación es elección de Dios, un don de Señor, que la persona puede aceptar o no. La fe es una vocación y hay que vivirla con fidelidad, vivir de acuerdo con nuestra fe. El que responde sí a la llamada del Señor, debe seguirle sin condiciones, entrega total. El amarse unos a otros es una exigencia de nuestra fe y testimonio del amor a Dios. El pecado es una esclavitud, y con la fortaleza del Espíritu Santo lo podemos vencer. Jesús, con su amistad, no hace libres de la esclavitud del vicio del pecado. Seguir fiel a Jesús debe ser siempre lo primero del cristiano. Cuando el Señor nos elige para una misión nos da la fuerza necesaria para cumplirla. Empezar siempre es fácil, pero perseverar día a día es difícil. Tenemos la obligación de orar pidiendo al Señor nos de la perseverancia final. Somos una familia de hijos de Dios, y por eso debemos ayudarnos con la oración.
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Lectura del libro de los R eyes. (19, 16. 19-21)
En aquellos días el Señor dijo al profeta Elías: “Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, del pueblo Prado de Bailén.”
Elías se marchó y encontró a Eliseo, arando con doce vacas en fila. Elías pasó a su lado y le echó el manto encima. Entonces Eliseo, dejando las vacas, corrió detrás de Elías y le pidió: “Déjame decir adiós a mis padres; después vengo y voy contigo.”
Elías le dijo: “Vete y vuelve; ¿quién te lo prohíbe?”
Eliseo cogió dos vacas y las ofreció en sacrificio; hizo fuego con maderos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; después se levantó, se fue con Elías y se puso a su servicio.
Palabrea de Dios.
R.-Te alabamos Señor.
SALMO RESPONSORIAL 15, 1-2 y 5. 7-8. 9-10. 11
R.-Señor, Tú eres la parte de mi herencia.
Dios mío, defiéndeme que me refugio en ti;
yo digo al Señor; “Tú eres mi bien.”
El Señor es la parte de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
R.-Señor, Tú eres la parte de mi herencia.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me enseña internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi lado no dudaré.
R.-Señor, Tú eres la parte de mi herencia.
Por eso se alegra mi corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa tranquila.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la destrucción.
R.-Señor, Tú eres la parte de mi herencia.
Me enseñarás el camino de la vida,
me llenarás de gozo en tu presencia,
de alegría eterna a tu derecha.
R.-Señor, Tú eres la parte de mi herencia.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (5. 1. 13-18)
Hermanos: Para vivir en libertad, Cristo nos ha salvado. Por eso, continuar fuertes y no obedecer otra vez a la esclavitud del pecado. Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sean servidores unos de otros por amor. Porque toda la ley está en esta frase: “Amarás al prójimo como a ti mismo.” Pero, atención: si se hacen daño unos a otros, acabarán por destruirse unos a otros. Yo les digo: obrar de acuerdo con el Espíritu y no hagáis los deseos de la carne; pues la carne está contra el espíritu y el espíritu contra la carne.
Si les guía el Espíritu, no están bajo el poder de la ley.
Palabra de Dios.
R.-Te alabamos Señor.
EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 9, 51-62
Cuando se acercaba el momento de irse al cielo, Jesús decidió ir a Jerusalén. Y envió unas personas por delante. Entraron en una aldea de Samaria para buscar hospedaje. Pero no lo recibieron, porque iba a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, le dijeron:
“Señor, ¿quieres que mandemos que venga fuego del cielo para que los queme?”
Jesús les regañó y se marcharon a otro pueblo. Se acercó una persona y le dijo: “Te seguiré donde tú vayas.” Jesús le respondió: “Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde acostarse.”
A otro le dijo: “Sígueme.” El respondió: “Déjame ir primero a enterrar a mi padre.”
Jesús le contestó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.” Otro le dijo: “Señor, yo te seguiré. Pero déjame despedirme de mi familia.”
Él le dijo: “El que pone la mano en el arado y mira atrás, no vale para el Reino de Dios.”
Palabra del Señor.
R.-Gloria a ti, Señor Jesús.