LOS APÓSTOLES


AMIGO, PASA Y PREGUNTA



D. JOSÉ, EL CURA Y PACO, EL HERRERO.


Paco: Buenos días, Sr. Cura; perdone que le moleste, pero en la Misa del domingo, después de oír lo que dijo en la homilía, salí con una duda, y quiero me lo explique.


D. José: De molestar nada, y las dudas en cosas de fe cuanto más pronto se aclaran, mejor. Explícame la duda.


Paco: Vd. no se ría de mi pregunta, pero no veo claro la diferencia de discípulo y apóstol. Siempre pensé que era lo mismo.


D. José: Es muy fácil: todas las personas bautizadas que viven lo que Jesús enseñó y cumplen sus mandamientos son discípulos suyos.


Paco: Y tantas personas bautizadas que viven mal, roban y no van a la iglesia, ¿son discípulos de Jesús? Ellos dan muy mal ejemplo y nos quitan la fe.


D. José: Como están bautizados son hijos de Dios; buenos o malos, Dios lo sabe. Pero no son discípulos, porque no viven y obran con el espíritu de amor y paz que nos ayuda a manifestar a Jesús. Debemos rezar por ellos para que se conviertan.


Paco: Y ¿quiénes son los apóstoles? ¿Ahora hay apóstoles? ¿Dónde están que no los veo?


D. José: Mira, amigo Paco, el mayor ciego es el que no quiere ver. En tu casa hay un apóstol, tu propia mujer.


Paco: Pero si todos los enviados van con espíritu de servicio, y mi mujer ¡es más dictadora que Franco!


D. José: Deja a tu buena mujer en paz y expliquemos quiénes fueron los apóstoles, que significa enviados. Jesús tuvo muchos discípulos, pero eligió a doce y les llamó apóstoles. Con ellos formó un grupo especial, les trató con más confianza, los llamó amigos, y ellos fueron testigos de la institución de la Eucaristía, de su muerte, resurrección, ascensión al cielo. Recibieron en compañía de la Virgen María el Espíritu Santo, y fueron enviados por todo el mundo a anunciar el Evangelio, bautizar y perdonar los pecados.


Paco: Y ¿por qué esos doce y los otros no? Pensaba que Jesús no tenía privilegios y amaba a todos igual.


D. José: A todos los ama, pero a todos no los elige para lo mismo. ¿Por qué me eligió a mÍ para cura y a ti no? A ti te eligió para esposo y padre de familia, que es una misión muy importante, y cumpliendo bien te haces santo.


Paco: Y ¿qué hicieron esos doce cuando Jesús se fue al cielo? ¿Volvieron a sus casas, a sus trabajos, a pescar?


D. José: Eso lo explica muy bien el libro: “Los hechos de los Apóstoles”. Está en la segunda parte del Nuevo Testamento, después de los cuatro Evangelios. Y lo escribió san Lucas. Pregúntale a tu mujer que lo sabe bien.


Paco: Vuelta con mi mujer. Prefiero no saberlo a preguntarle, porque se me cae la cara de vergüenza. Después va con el cuento a las amigas y me deja en mal lugar.


D. José: Esa es la misión de todo apóstol: amar, servir, enseñar al prójimo, al que está cerca, y la persona que está más cerca de tu mujer eres tú; y Dios puso a uno junto al otro para amarle y hacerle feliz. ¿Está claro?


Paco: Lo que está claro es que una cosa es hablar y otra hacerlo. Más fácil predicar que dar trigo, como hacen algunos curas.


D. José: Pues esas dos cosas hicieron los apóstoles: predicar el mensaje de Jesús, servir, pasar haciendo el bien como Jesús, y si Jesús murió en la cruz para salvarnos, los apóstoles también murieron mártires por ser fieles a Jesús.


Paco: ¿Todas esas cosas las cuenta el libro de los Hechos de los Apóstoles? Será interesante leer ese libro.


D. José: Esas cosas y mucho más: cómo empezó a crecer la Iglesia, la conversión de los gentiles, las persecuciones a los cristianos, la subida de Jesús al cielo y al venida del Espíritu Santo, la fuerza del amor de Dios para extender la Iglesia, que es la unión de todos los bautizados, por todo el mundo.


Paco: Vd. querido D. José, no es un cura, es un gran apóstol. ¡Qué suerte tenemos en este pueblo!


El sacristán.