¡Señor, qué bien se está aquí!


¿Nos quedamos aquí?
No, Hay que bajar para que cada uno cumpla su misión en la tierra.

¿Qué nos enseña este acontecimiento?

· Nos enseña a seguir adelante aquí en la tierra aunque tengamos que sufrir, con la esperanza de que Jesús nos espera con su gloria en el Cielo y que vale la pena cualquier sufrimiento por alcanzarlo.
· A entender que el sufrimiento, cuando se ofrece a Dios, se convierte en sacrificio y así, éste sacrificio tiene el poder de salvar a las almas. Jesús sufrió y así se desprendió de su vida para salvarnos a todos los hombres.A valorar la oración, ya que Jesús constantemente oraba con el Padre.
· A entender que el Cielo es algo que hay que ganar con los trabajos y obras buenas en la vida de todos los días.
· A vivir el mandamiento que Jesús nos dio: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”.
Habrá un juicio final que se basará en el amor, es decir, en cuánto hayamos amado o dejado de amar a los demás.Dios da su gracia a través de la oración y los sacramentos. Su gracia puede suplir todas nuestras debilidades.