DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 5 de noviembre de 2011.




homilía 5-10-2011 por pastoraldelsordo

Resumen de la homilía:

Jesús dice: “vigilad, porque no saben el día ni la hora que viene el Señor.” Debemos vivir nuestra vida sin olvidarnos de que un día vendrá el Señor. Por eso debemos obrar con prudencia sabiendo lo que es bueno o es malo para ese fin. La sociedad moderna vive de espaldas a la muerte. No quiere pensar en la muerte. El cristiano debe mirar la muerte como un camino que termina en el encuentro con Dios. S. Pablo: “Si creemos que Jesús resucitó, igual resucitarán los que viven fieles a la fe. Prudencia es evitar todo lo que sea pecado o tentación al pecado. Debemos recordar la experiencia de hechos pasados para obrar en este momento. Las jóvenes cuidaron el aceite para que no se apagaran sus lámparas y ver al Señor. Nosotros debemos cuidar nuestra fe, que no se debilite ni se pierda. En a Mida del domingo, la oración, unión con el Señor y la comunión fortalece la fe. Practicar el amor, la generosidad con los hermanos que tienen necesidades. Vivir la virtud de la Esperanza, en la promesa de Jesús y la Misericordia de Dios.


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Estas son las lecturas del día 5 de noviembre de 2011.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de la Sabiduría 6, 12-16

La sabiduría es brillante y eterna, la ven fácil las personas que la aman, y la encuentran los que la buscan; ella misma se manifiesta a quien la desea.

El que se levanta temprano por ella no se cansa: la encuentra sentada a la puerta.

Meditar en ella es prudencia hecha, quien vigila por ella se ve libre de preocupaciones; ella misma va de un lado a otro buscando a las personas que la ganan; los encuentra por los caminos y les sale a su encuentro en cada pensamiento.

Palabra de Dios

R.-Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL 62, 2.

R.-Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.

Oh Dios, tu eres mi Dios, por ti me levanto.

mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene deseos de ti,

como tierra seca, agostada, estéril, sin agua.

R.-Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.

¡Cómo te miraba en el santuario

viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabará mi boca.

R.-Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.

Toda mi vida te bendeciré y levantaré las manos pidiéndote.

Me llenaré de manteca, y mis labios te alabarán alegres.

R.-Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.

En la cama me acuerdo de ti y pienso en ti

porque me ayudaste, y junto a ti canto alegre.

R.-Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses. 4, 13-17

Hermanos, queremos que conozcan la suerte de los muertos para que no estén tristes como personas sin esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, igualmente, a los que han muerto, Dios, por Jesús, los llevará con Él. Esto es lo que decimos como palabra del Señor:

Nosotros, los que estamos vivos y quedamos aquí para cuando venga el Señor, no superaremos a los difuntos.

Porque el mismo Señor, cuando se mande, a la voz del arcángel y al sonido de la trompeta divina, vendrá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar.

Después nosotros, los que todavía estamos vivos, seremos llevados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire.

Y así estaremos siempre con el Señor, Consolarse, unos a otros, con estas palabras.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos, Señor.

Aleluya Estar preparados, porque a la hora que menos piensen viene el Hijo del hombre.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. 25, 1-13.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “El reino de los cielos se parece a diez jóvenes, que cogiendo sus lámparas salieron a recibir al novio, Cinco de las jóvenes eran tontas y cinco prudentes. Las tontas, al coger las lámparas se olvidaron del aceite. Las prudentes cogieron las lámparas y también vasos con el aceite.

El novio tardaba en llegar y todas se durmieron. A media noche se oyó gritar: “¡Ya llega el novio, salgan a recibirlo!”

Se despertaron todas las jóvenes y empezaron a preparar las lámparas. Las tontas dijeron a las prudentes: “Nuestras lámparas se están apagando. ¿Nos pueden dar un poco de aceite?”

Pero las prudentes les respondieron: “No podemos, porque puede ser poco para ustedes y para nosotras; vayan al comercio a comprarlo.” Cuando las tontas fueron a comprar el aceite llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él a la fiesta de las bodas. Y cerraron la puerta. Mas tarde llegaron las cinco jóvenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos la puerta.” Pero el Señor les respondió: “En verdad les digo que no les conozco.”

Por eso dice Jesús: “Vigilar, porque no saben el día ni la hora de su venida.”

Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

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