DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO (ciclo B)







RESUMEN DE HOMILÍA

El sacerdote es un hombre elegido por Dios para el servicio de la comunidad.
Es un hombre como los demás, con sus mismas debilidades, y por eso los conoce.
El ciego Bartimeo pedía limosna, era un marginado, pensaban era ciego por sus pecados.
Hay ceguera de los ojos y ceguera del espíritu que dificulta para ver las cosas de Dios.
Bartimeo tenía fe, y con su espíritu sintió que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios.
Gritaba fuerte, “Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí.” Quería ver, gozar de la luz.
Jesús, como siempre, al ver el sufrimiento humano, sintió compasión y lo llamó.
El ciego quería encontrarse pronto con Jesús, y tiró la capa que le estorbaba.
Jesús no quiere imponerle nada, y le pregunta: “¿qué quieres que haga por ti?”
“Señor, que vea”. Jesús le cura y le dice: “Tu fe te ha curado.” Y siguió a Jesús por el camino.
 Pedir mucho a Jesús: “Señor, que vea, que sienta que tú eres nuestro Salvador.”
Y desprendernos de todas las cosas que impiden nos acerquemos pronto a Jesús.


DOMINGO 30 DEL TIEMPO ORDINARIO  (B)

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías  (31, 7-9)

Así dice el Señor: “Cantar de alegría por Jacob, alegrarse por el mejor de los pueblos; anunciar, alabar y decir: El Señor ha salvado a su pueblo, a una parte de Israel.
Mirar que yo les traeré del país del norte, os reuniré de pueblos lejanos del mundo.
En esos pueblos hay ciegos y cojos, mujeres preñadas y con hijos: una gran multitud viene.
Se fueron llorando, los guiaré y consolaré; los llevaré a fuentes de agua, por un camino llano y no tropezarán. Yo seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito,”
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL

R.-El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
parecía que soñábamos:
la boca se nos llenaba de risa,
la lengua de cantares.

R.-El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Hasta los gentiles decían:
“El Señor ha estado grande con ellos.”
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

R.-El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los ríos del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
recogen cantando.

R.-El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al venir, vienen cantando,
trayendo sus gavillas .

R.-El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos.  ( 5, 1-6)

Hermanos: Todo sumo sacerdote, elegido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes  y equivocados, porque él mismo tiene esas debilidades.
A causa de esas debilidades tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados. Y por los pecados del pueblo. Nadie puede apropiarse ese honor: Dios es el que llama, como a Aarón. Tampoco Cristo cogió la dignidad de sumo sacerdote, fue aquel que le dijo: “Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”, o como dice en otra parte de la Escritura: “Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.”
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.  10, 46-52.

En aquel tiempo, Jesús salió de Jericó acompañado de mucha gente. Un ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado en la orilla del camino, pidiendo limosna, Al oír que pasaba Jesús Nazareno, empezó a gritar: “Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí.”
Muchas personas le decían que se callara. Pero él gritaba más fuerte: “Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí.” Jesús se paró y dijo: “Llamadlo.”
Llamaron al ciego, diciéndole: “Ánimo, levántate que Jesús te llama.”
El ciego tiró el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: “¿Qué quieres que haga por ti?” El ciego contestó: “Maestro, que pueda ver.”
Jesús le dijo: “Tu fe te ha curado.”  Y enseguida recobró la vista y seguía a Jesús por el camino.
Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.