EDICIÓN ESPECIAL DE VERANO
Queremos desear unas felices vacaciones a todos nuestros lectores.
En septiembre regresamos con los videos de las homilías.
Durante agosto dispones de la adaptación de las lecturas y de las reflexiones de cada domingo.
Así dice el Señor: “Obedecer el derecho, practicar la justicia, que mi salvación llegará pronto, y se manifestará mi victoria. A los extranjeros que se han dado al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que respetan el sábado y perseveran fieles a mi alianza, los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, aceptaré en mi altar sus ofrendas y sacrificios; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.”
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga compasión y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque diriges al pueblo con justicia,
diriges a los pueblos con orden
y gobiernas las naciones de la tierra.
R. Oh Dios, que te alaban lo pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta lo más lejano del mundo.
R. Oh Dios, que te alaban lo pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos ( 11, 13-15. 29-32)
R. Te alabamos Señor.
EVANGELIO
En aquel tiempo Jesús se fue al territorio de Tiro y Sidón. Una mujer cananea que vivía allí, vino a buscar a Jesús gritando: “¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija tiene un espíritu malo y sufre mucho.”
Jesús no le decía nada.
Los discípulos dijeron a Jesús: “Señor, dile que se vaya, porque viene gritando detrás de nosotros.”
Jesús respondió: “Dios me ha enviado sólo a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.”
Pero la mujer se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo: “Señor, ayúdame.”
Jesús le contestó: “No está bien quitarle el pan a los hijos para dárselo a los perros.”
La mujer le contestó: “Tienes razón, Señor, pero también los perros comen de los pedazos que caen debajo de la mesa de los señores.”
Entonces Jesús le dijo: “¡Mujer, tu fe es muy grande! Que se haga lo que tú quieres.”Y en aquel momento la hija se curó.