"Llegado Jesús a la región de Cesárea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos dicen que Juan Bautista; otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. Jesús les dice: Y vosotros: ¿Quién decís que soy yo? Pedro contesto: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo"
Parece increíble, después de todas las experiencias que habían pasado con Jesús: -el sermón de la montaña, las bienaventuranzas, las parábolas sobre el Reino de los cielos, la oración del Padrenuestro. Solo Pedro va a descubrir que Jesucristo es el Hijo de Dios y esto porque el Padre se lo ha revelado.
A lo largo de la historia, en los dos mil años de vida de Jesucristo, lo han negado, lo han abandonado, han tratado de acabar con su doctrina por medio de persecuciones, pero hay otros muchos que han creído en El y no solo han dado testimonio de Palabra y de obra, sino que han entregado su vida a la muerte por El. Son muchos los mártires que han derramado su sangre por Jesucristo. "Porque quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mi la encontrara." Los apóstoles lo dejaron todo y siguieron a Cristo, al final todos dieron su vida en la gran batalla de la fe, anunciando el Reino de Dios. El ayuda y da la fuerza, nunca falta, es amigo verdadero".
Como los apóstoles, son muchísimas las personas de todas las edades y en todas partes del mundo que a lo largo de la historia han consagrado su vida a Cristo y lo han servido en sus hermanos, basta pensar en el ultimo siglo, la M. Teresa de Calcuta, que consagró su vida sirviendo a los mas pobres del mundo y cuando un día estaba en las calles de Calcuta atendiendo a un leproso una persona que la vio dijo: "Yo no haría eso ni por un millón de dólares" y M. Teresa respondió: "Yo tampoco" Lo hacia por amor a Cristo que vale mucho mas.
En este momento Cristo te pregunta: "¿Quién soy yo para ti?" Tal vez las respuestas sean muchas: el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador, el amigo que nunca falla, la luz del mundo, el pan de vida, el camino, la verdad y la vida, el amor, etc., o quizás no te diga nada su vida.
La respuesta que das, es la que has aprendido en el catecismo, lo que te han dicho en tu casa, en la escuela o la parroquia. Pues muchas veces nos hemos acostumbrado a repetir lo que hemos aprendido o escuchado y es eso lo que decimos, pero no es lo que sentimos realmente. Cristo espera que tu respuesta salga del corazón, que es lo que sientes por El.
Si estas alejado de Cristo, si su vida y sus obras no te interesan, es como decir, no me interesa nada en el mundo, porque el mundo y la historia se mueven teniendo a Cristo como centro. Los años se cuentan antes y después de Cristo y su Iglesia extendida por toda la tierra sigue trabajando incansablemente porque el reino de amor, de justicia y de paz llegue a todos los hombres. La vida de tantas personas que han encontrado paz y fortaleza en medio del sufrimiento y el dolor, aquellas que dedican todo su tiempo a trabajar por El y otras tantas que han preferido antes morir que pecar, son testimonio que solo en El se encuentra la verdadera felicidad. Dale la oportunidad a Cristo de entrar en tu vida y date una oportunidad para ser feliz.
Si conoces y sientes el amor que Cristo te tiene y estás en sus filas, eres evangelizador, estás comprometido en un ministerio o en un grupo, te gusta lo que estás haciendo, conviene que te preguntes: "Por que lo hago? Glorifico a Cristo o busco mi propia gloria? Doy a conocer a Cristo o busco que me conozcan a mi? Trabajo para el Reino de Dios o para mis propios intereses?" La respuesta no será fácil, vivimos entre el pecado y la gracia, la luz y las tinieblas, la debilidad y la fuerza. Tal vez lo estamos haciendo por amor a Dios o por nosotros mismos. Quizás el demonio nos tienta al pensar que lo estamos haciendo por nosotros, para que renunciemos y no demos gloria a Dios. La verdadera respuesta la encontraras a solas con Dios, cuando te pongas de rodillas delante de Cristo Sacramentado antes de hacer algo y en el silencio de tu corazón lerespondas a la pregunta que te hace: "Quién soy yo para ti?"
Parece increíble, después de todas las experiencias que habían pasado con Jesús: -el sermón de la montaña, las bienaventuranzas, las parábolas sobre el Reino de los cielos, la oración del Padrenuestro. Solo Pedro va a descubrir que Jesucristo es el Hijo de Dios y esto porque el Padre se lo ha revelado.
A lo largo de la historia, en los dos mil años de vida de Jesucristo, lo han negado, lo han abandonado, han tratado de acabar con su doctrina por medio de persecuciones, pero hay otros muchos que han creído en El y no solo han dado testimonio de Palabra y de obra, sino que han entregado su vida a la muerte por El. Son muchos los mártires que han derramado su sangre por Jesucristo. "Porque quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mi la encontrara." Los apóstoles lo dejaron todo y siguieron a Cristo, al final todos dieron su vida en la gran batalla de la fe, anunciando el Reino de Dios. El ayuda y da la fuerza, nunca falta, es amigo verdadero".
Como los apóstoles, son muchísimas las personas de todas las edades y en todas partes del mundo que a lo largo de la historia han consagrado su vida a Cristo y lo han servido en sus hermanos, basta pensar en el ultimo siglo, la M. Teresa de Calcuta, que consagró su vida sirviendo a los mas pobres del mundo y cuando un día estaba en las calles de Calcuta atendiendo a un leproso una persona que la vio dijo: "Yo no haría eso ni por un millón de dólares" y M. Teresa respondió: "Yo tampoco" Lo hacia por amor a Cristo que vale mucho mas.
En este momento Cristo te pregunta: "¿Quién soy yo para ti?" Tal vez las respuestas sean muchas: el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador, el amigo que nunca falla, la luz del mundo, el pan de vida, el camino, la verdad y la vida, el amor, etc., o quizás no te diga nada su vida.
La respuesta que das, es la que has aprendido en el catecismo, lo que te han dicho en tu casa, en la escuela o la parroquia. Pues muchas veces nos hemos acostumbrado a repetir lo que hemos aprendido o escuchado y es eso lo que decimos, pero no es lo que sentimos realmente. Cristo espera que tu respuesta salga del corazón, que es lo que sientes por El.
Si estas alejado de Cristo, si su vida y sus obras no te interesan, es como decir, no me interesa nada en el mundo, porque el mundo y la historia se mueven teniendo a Cristo como centro. Los años se cuentan antes y después de Cristo y su Iglesia extendida por toda la tierra sigue trabajando incansablemente porque el reino de amor, de justicia y de paz llegue a todos los hombres. La vida de tantas personas que han encontrado paz y fortaleza en medio del sufrimiento y el dolor, aquellas que dedican todo su tiempo a trabajar por El y otras tantas que han preferido antes morir que pecar, son testimonio que solo en El se encuentra la verdadera felicidad. Dale la oportunidad a Cristo de entrar en tu vida y date una oportunidad para ser feliz.
Si conoces y sientes el amor que Cristo te tiene y estás en sus filas, eres evangelizador, estás comprometido en un ministerio o en un grupo, te gusta lo que estás haciendo, conviene que te preguntes: "Por que lo hago? Glorifico a Cristo o busco mi propia gloria? Doy a conocer a Cristo o busco que me conozcan a mi? Trabajo para el Reino de Dios o para mis propios intereses?" La respuesta no será fácil, vivimos entre el pecado y la gracia, la luz y las tinieblas, la debilidad y la fuerza. Tal vez lo estamos haciendo por amor a Dios o por nosotros mismos. Quizás el demonio nos tienta al pensar que lo estamos haciendo por nosotros, para que renunciemos y no demos gloria a Dios. La verdadera respuesta la encontraras a solas con Dios, cuando te pongas de rodillas delante de Cristo Sacramentado antes de hacer algo y en el silencio de tu corazón lerespondas a la pregunta que te hace: "Quién soy yo para ti?"