DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO




HOMILIA DEL DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO

Jesús ora: “Te doy gracias Padre, porque revelaste estas cosas a los sabios y se las manifestaste a los pequeños.
La Fe nos ayuda a conocer a Dios. Es un don de Dios que él da a quien quiere.
Dios se manifiesta a los sencillos y humildes de corazón.
Nos invita a ser sencillos y pobres de espíritu, abiertos a Cristo y a los demás.
Hay gente sencilla y con pocos estudios pero con una gran fe en Dios.
Santa Teresa de Jesús no tenía estudios de Teología, pero consiguió una gran sabiduría.
Lo que rechaza la fe es el orgullo. ¡no aceptan imposiciones ni dependencias!
Una declaración de dependencia: Todo se hace por AMOR.
Nadie conoce al Padre, sólo el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.
Jesús es el guía que nos lleva al encuentro con el Padre.
La Virgen María nos lleva a Jesús.
Una invitación a ir a Jesús:
“Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os consolaré”
¡Para eso se quedó con nosotros!
“Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”
“Cargad con mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón.”
“Mi yugo es llevadero y mi carga ligara. Su ley, sus enseñanzas.
“Sin mi no podéis hacer nada”
Buscad a Jesús, pedirle, llamarle en la oración.
El puede no curarte, pero te ayudará a superarlo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del profeta Zacarías.  (9, 9-10)

Así dice el Señor: “Alégrate, hija de Sión, canta, hija de Jerusalén, mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; humilde y montado en un asno. Destruirá los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén, romperá las armas de guerra, mandará la paz a las naciones, gobernará de un mar hasta el otro mar, del Gran Río hasta el final de la tierra.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL.  144

R.-Alabaré siempre tu nombre, Dios mío, mi rey.
Te alabaré, Dios mío mi rey;
bendeciré siempre tu nombre.
Día tras día te bendeciré
y alabaré siempre tu nombre.

R.-Alabaré siempre tu nombre, Dios mío, mi rey.
El Señor es bueno y misericordioso,
tarda en enfadarse y grande en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

R.-Alabaré siempre tu nombre, Dios mío, mi rey.
Señor, que todas tus criaturas te den gracias,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reino,
que hablan de tus grandes obras.

R.-Alabaré siempre tu nombre, Dios mío, mi rey.
El Señor es fiel a sus palabras,
bueno en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que caen,
levanta a los que han caído.

R.-Alabaré siempre tu nombre, Dios mío, mi rey.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos. (11, 25-30)

Hermanos: Vosotros no estáis unidos a la carne, porque el Espíritu de Dios  está con vosotros. La persona que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si el Espíritu de Dios que resucitó a Jesús después de muerto está con vosotros, también resucitará vuestros cuerpos después de la muerte. Si vuestra vida está de acuerdo con las atracciones de la carne, vais a la muerte eterna; pero con la fuerza del Espíritu de Dios vencéis las seducciones de la carne, viviréis eternamente.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.  (11, 25-30)

En aquel tiempo dijo Jesús: “Padre, Señor del cielo y de la tierra, te doy gracias, porque escondiste estas cosas a las personas sabias y se las enseñaste a las personas sencillas. Si Padre, porque tú lo quisiste.
Mi Padre ha puesto todo en mis manos. Nadie sabe quien es el Hijo, sólo lo sabe el Padre; y nadie sabe quien es el Padre, sólo el Hijo, y aquellas personas a quienes se lo dice el Hijo
Aprendan de mi, que soy sencillo y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su espíritu, porque mi yugo es suave y mi carga pesa poco.”
 Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.