LAS TENTACIONES DE JESÚS


«Una escena llena de misterio, que el hombre desea poder entender —Dios que acepta la tentación, que deja hacer al Diablo—, pero que podemos meditarla, pidiendo al Señor que nos haga saber la enseñanza que contiene.
Jesucristo tentado. La tradición explica las tentaciones pensando que Nuestro Señor, para darnos ejemplo en todo, quiso también sufrir la tentación. Así es, porque Cristo fue perfecto Hombre, igual a nosotros, pero no tuvo pecado. Después de cuarenta días de ayuno, con el solo alimento —quizá— de yerbas y de raíces y de un poco de agua, Jesús siente hambre: hambre de verdad, como la de cualquier persona. Y cuando el diablo le pide que convierta las piedras en pan, Nuestro Señor rechaza el alimento que su cuerpo pedía, y aparta de sí la tentación de usar de su poder divino para solucionar el problema
personal del hambre.
En los Evangelios vemos que Jesús no hace milagros en beneficio propio. Convierte el agua en vino, para los esposos de Caná; multiplica los panes y los peces, para dar de comer a una multitud hambrienta. Pero El se gana el pan, durante muchos años, con su propio trabajo. Y, más tarde, durante el tiempo de su peregrinar por tierras de Israel, vive con la ayuda de aquellos que le siguen.
.Cuenta San Juan que, después de una larga caminata, al llegar Jesús al pozo de Sicar, hace que sus discípulos vayan al pueblo a comprar comida; y viendo acercarse a la samaritana, le pide agua, porque El no tenía con qué conseguirla. (Cfr. Jn 4,4 ss). Su cuerpo cansado por el largo caminar siente el cansancio, y otras veces, para reponer las fuerzas, acepta el sueño (Cfr. Lc 8,23). Generosidad del Señor que se ha humillado, que ha aceptado totalmente la condición humana, que no se aprovecha de su poder de Dios para vencer las dificultades o el esfuerzo. Que nos enseña a ser fuertes, a amar el trabajo, a apreciar la nobleza humana y divina de saborear las consecuencias del entregarse a Dios..
Jesús venció todas las tentaciones. Nosotros debemos recordar siempre que Jesús está con nosotros, junto a nosotros, para ayudarnos a vencer toda tentación. Dios nunca permitirá que tengamos una tentación superior a nuestras fuerzas.

(Adaptado) S. José Mª Escrivá