DOMINGO DE RAMOS

Esta es la procesión de entrada del día 27 de marzo de 2010.

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Esta es la homilía del día 27 de marzo de 2010.

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Resumen de la homilía:

¡Bendito el que viene como rey en nombre del Señor! Nosotros lo aceptamos como rey de nuestros corazones. Aceptarle por Rey es obedecerle y compartir su amor con los demás. Nos amó y se sacrificó por nosotros para salvarnos. Jesús sufrió golpes, burlas, corona de espinas, caídas y clavado en la cruz. Sufrimientos morales: Judas le traicionó, los discípulos le abandonaron. El pueblo al que curó sus enfermedades y dio de comer le traiciona. Nuestros pecados también llevaron a Jesús a la muerte en la cruz. Padre, si es posible, quítame este sufrimiento, pero hágase tu voluntad. Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen. Pensar en los que sufren y acompañarles y ayudarles. Hay algo que es más fuerte que el sufrimiento y es el amor. Me dijo una persona: “¿Por qué no quitan las cruces si Jesús ya resucitó?” La cruz nos recuerda que hay sufriendo en las cárceles, con hambre, con sida, en paro… Cuando termine el sufrimiento, entonces podemos quitar la cruz. Vigilad y orar para no caer en la tentación y causar sufrimientos y dolor.

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Estas son las lecturas del día 27 de marzo de 2010.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías. (50, 4-7)

Mi Señor me dio una lengua de niño, para saber decir al deprimido una palabra de ánimo. Cada mañana me abre el oído para que escuche como los que empiezan. El Señor me abrió el oído. Yo no lo rechacé: ofrecí la espalda a los que me pegaban con palos, mi cara a los que me tiraban de la barba; no me tapé el rostro a las burlas y cuando me escupían. El Señor me ayuda, por eso no sufría; puse mi rostro duro como la piedra, sabiendo que no quedaría frustrado.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL 21, 8-9. 17-18. 19-20. 23-24

R.-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme, se ríen de mí,

se burlan, mueven la cabeza:

“Pidió al Señor, que lo salve;

que lo libre, si lo ama mucho.”

R.-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Me rodea un grupo de perros,

y una banda de bandidos;

me agujeran las manos y los pies,

puedo contar mis huesos.

R.-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Se reparten mi ropa, sortean mi capa.

Pero tú, Señor, no te vayas;

fuerza mía, ven rápido a ayudarme.

R.-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Contaré tu fama a mis hermanos,

en la asamblea te alabaré.

Fieles del Señor, alabadlo;

descendientes de Jacob, glorificadlo;

temedlo, hijos de Israel.

R.-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (2, 6-11)

Cristo, aunque era Dios, no presumió de ser Dios; al contrario, abandonó su categoría y se hizo como un esclavo, como una persona sencilla. Y así, obrando como un hombre normal, se rebajó hasta aceptar la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó por encima de todo y le dio el “Nombre-superior- a todo nombre”; para que al nombre de Jesús todos se arrodillen en el cielo, en la tierra, y todos digan: “Jesucristo es Señor”, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 19, 28-40

En aquel tiempo, Jesús fue subiendo hacia Jerusalén. Al llegar a Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: “Vayan a la aldea de enfrente; verán un borrico atado, que nadie ha montado. Desatadlo y traerlo. Si alguna persona os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, decidle: “El Señor lo necesita.” Ellos fueron y lo vieron como les había dicho el Señor. Cuando lo desataban, los amos les preguntaron: “¿Por qué desatáis el borrico?” Ellos contestaron: “El Señor lo necesita.”

Lo llevaron a Jesús, le pusieron encima sus mantos y le ayudaron a montar. Cuando iban caminando, la gente ponía sus mantos en el camino. Y, cuando empezaban a bajar el monte de los Olivos, el grupo de los discípulos, contentos, empezaron a alabar a Dios gritando, por todos los milagros que habían visto, diciendo:

“¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto.” Algunos fariseos le dijeron a Jesús: “Maestro, dile a tus discípulos que se callen.”

Jesús les dijo: “Os digo que, si éstos se callan, gritarán las piedras.”

Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

LA SEMANA SANTA



D. JOSÉ, Y PACO, EL HERRERO

Paco: D. José, aconséjeme Vd., porque en mi casa me marean y no sacamos nada en limpio.

D. José: ¿Qué es lo que pasa ahora en tu buena familia? No se va a convertir ahora, a vuestra edad, en la familia de los líos.

Paco: Esa es la cuestión. Mi mujer y yo ya somos mayores, estamos acostumbrados a un modo de vida, y nos apetece, la tranquilidad y la paz; pero los hijos jóvenes y los nietos ponen la casa patas arriba, y eso no lo acepto, porque todavía los que manda somos mi mujer y yo.

D. José: Me parece lógico, pero todo en paz y con buenas formas, dejando claro quién es cada uno, y el sitio que le corresponde.

Paco: Eso es lo que yo digo, pero mi mujer es más floja, y quiere bailar al son que le tocan los hijos; y por eso no paso yo.

D. José: Y ¿cuál es el problema de ahora? Porque he visto a tu mujer y a tus dos hijas y me pareció todo normal.

Paco: Claro, ante el Sr. Cura ponen buena cara, de santas, pero con el padre ya es otra cosa, y quieren mangonearme; pero a mí ¡qué va hombre!

D. José: Pues empieza por contarme a ver si le encontramos solución al problema, si es que lo hay o son sólo caprichos de niñas.

Paco: Mire Vd., la próxima semana es Semana Santa, ¡Cómo la vivía y respetaba mi santa madre! Pero ahora, las hijas, que quieren irse a la playa de no sé dónde, y figúrese Vd., quieren arrastrarnos a nosotros. Yo, ¿cuándo he faltado a la Semana Santa? A mi mujer, no sé si la convencerán, aunque creo que no; pero a mí ¡nunca!

D. José: Paco, la Semana Santa es el momento litúrgico más fuerte del año, y esa semana debemos dedicarla a la oración y reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús, y recibir todas las gracias que nos da.

Paco: ¿Por qué Vd. no cuenta claro en la homilía esas cosas? O si quiere le traigo a una de mis hijas y se lo explica claro.

D. José: ¡Si ya lo saben de memoria, pero…no lo viven! Ahora, para muchos católicos, la Semana Santa se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión, y se olvidan de lo principal, el respeto que debemos al Señor.

Paco: ¿Días de descanso? ¿Quién ha trabajado en su vida más que yo? Y, sin embargo y a pesar de mis años, nunca he olvidado los días que debemos al Señor. Por favor, explíqueme bien lo de la Semana Santa.

D. José: ¿Qué te puedo explicar que ya no hayas oído? La Semana Santa se llamaba al principio “La Gran Semana”, y sus días se les dice días santos. Esa semana empieza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua o de Resurrección.

Paco: ¿Es obligado asistir a todas celebraciones y procesiones? Porque yo, ya me canso un poco.

D. José: Lo importante es vivirlo en espíritu, acompañando a Jesús con la oración y el arrepentimiento de nuestros pecados, acudiendo al Sacramento de la Penitencia.

Paco: ¿Es obligado confesarse? Bien, pero ¿vendrá un cura de fuera?

D. José: Sí, tranquilo. Vendrán dos Curas de fuera para que puedas elegir al que te guste. El Cura es secundario; lo importante es un arrepentimiento sincero de corazón.

Paco: ¿Hay que asistir a todas las procesiones? Algunas son demasiado largas para mi edad. Mi mujer seguro que va a todas aunque reviente; pero yo no aguanto más.

D. José: No te preocupes por eso. Lo importante es participar del culto dentro del templo. Las procesiones están en segundo lugar. Tampoco es recordar con tristeza lo que sufrió Cristo, sino comprender porque murió, su entrega por amor y su Resurrección.

El sacristán

V DOMINGO DE CUARESMA

Esta es la homilía del día 20 de marzo de 2010.

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Resumen de la homilía:

Conocer a Jesús es todo, lo más valioso de nuestra vida. Lo conocemos por la fe, un don de Dios. No basta conocer su historia. Pero necesitamos una experiencia personal de encuentro con Jesús. Sentirnos seducidos por Él. “Me sedujiste y me dejé seducir” Jeremías. La Ley de Moisés manda apedrear a las mujeres adúlteras. San José sabía que María era santa, pero ¿cómo esperaba un hijo? Prefirió marcharse en secreto para no acusarla por adúltera. El ángel le dijo: “María tendrá un hijo por obra del Espíritu Santo.” Los fariseos quieren ponerle una trampa a Jesús. Si dice que perdonen a la mujer adúltera, Jesús desobedece la Ley. Si dice que la apedreen, se contradice, porque siempre habla del perdón. El que no tenga pecado que tire la primera piedra. Y todos se van. ¿Nadie te ha condenado? Yo tampoco. Vete en paz y no peques más. Ella sintió que todos la despreciaban, pero Jesús la amó así como era.

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Estas son las lecturas del día 20 de marzo de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de Isaías. (43, 16-21)


Así dice el Señor, que hizo camino en el mar y sendas en las aguas fuertes; que llevó a la batalla carros y caballos, soldados valientes; caían y no se levantaban, se apagaron como luz que se acaba.

No recuerden lo del pasado, no piensen en lo antiguo; mirad que yo hago algo nuevo; ya está naciendo, ¿no lo ves? Abriré un camino en el desierto, ríos en la tierra seca.

Me glorificarán los animales del campo, porque ofreceré agua en el desierto, río en lo seco, para apagar la sed de mi pueblo, de mi elegido, el pueblo que yo hice, para que anunciara mi alabanza.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 125, 1-2. 2-3. 4-5. 6


R.-El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.


Cuando el Señor cambió la suerte del monte Sión,

parecía que soñábamos:

la boca se llenaba de risa, y cantábamos mucho.


R.-El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.


Hasta los extranjeros decían:

El Señor ha estado grande con ellos.”

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.


R.-El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.


Que el Señor cambie nuestra suerte,

como los ríos del Negueb.

Los que sembraban llorando, recogen cantando.


R.-El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.


Al ir, iba llorando, llevando la semilla;

al volver, vienen cantando, trayendo sus gavillas.


R.-El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (3, 8-14)


Hermanos: Para mí el conocer a Jesús, el Señor, es lo más importante. Por mi amistad con Jesús yo perdí todo, pero si puedo conseguir la unión con el Señor, todas las otras cosas no valen nada. Mi deseo es vivir con Jesús por la fe.

Para conocer a Jesús, y la alegría de su Resurrección, y la unión con sus sufrimientos, muriendo como Él, para poder resucitar igual que Jesús después de la muerte.

Yo todavía no he conseguido el premio, pero trabajo para recibir el premio que el Señor da a los que son fieles.

Yo sólo busco una cosa, olvidarme de las cosas pasadas y continuar hasta la meta, para recibir el premio que Dios da a los que viven en unión con Jesús.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Juan. (8, 1-11)


En aquel tiempo. Jesús subió al monte de los Olivos. Al amanecer fue al templo y toda la gente acudía a Él, se sentaba y les enseñaba.

Los escribas y fariseos trajeron una mujer sorprendida en adulterio, y, poniéndola en medio, dijeron a Jesús: “Maestro, esta mujer la han visto en adulterio. La Ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?”

Preguntaban esto a Jesús para comprometerlo y acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como volvían a preguntarle, se levantó y les dijo: “La persona que no tenga pecado, que le tire la primera piedra.” E inclinándose otra vez, siguió escribiendo en el suelo.

Ellos, al oírlo, se fueron marchando uno a uno, empezando por los más viejos.

Y quedaron solos Jesús y la mujer.

Jesús se levantó y preguntó a la mujer: “Mujer, ¿dónde están los que acusaban?; ¿ninguno te ha condenado?

La mujer respondió: “Ninguno, Señor.”

Jesús le dijo: “Yo tampoco te condeno. Vete en paz, y ya no peques más.”

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

LA FE ES UN DON DE DIOS Y UNA EXPERIENCIA PERSONAL



D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.

D. José: Mira, Paco, lo que necesitamos es más fe, una fe fuerte y formada.

Paco: Pero, Sr. Cura, ya me gustará a mí tener la fe que Vd. tiene, pero yo estudié en la escuela del pueblo, poca cosa, y un cura tiene muchos años de estudio y muchas letras.

D. José: No, no. Estás equivocado, Paco. La fe no se consigue con muchos estudios. La fe es un don, un regalo que Dios nos da, y lo aceptamos. Un descubrimiento de que Dios ha obrado en nuestra vida, un encuentro personal y amistoso con Jesús. Eso es la fe.

Paco: Eso son cosas muy profundas para un pobre herrero como yo, que sólo sabe sumar y algo más. Los pobres lo tenemos difícil ese asunto de la fe.

D. José: Pues, precisamente, son los pobres los más amados, los preferidos de Dios. Un pobre puede tener una fe igual o mayor que un cura. Otra cosa es tener los conocimientos de teología y de catequesis que tiene un cura. Los conocimientos son importantes para que nuestra fe sea formada, cultivada, pero los conocimientos no son la fe. Hay gente pobre, sin estudios que tienen mucha fe, y su vida es un testimonio de lo que creen. Eso es lo más importante: vivir de acuerdo con nuestra fe.

Paco: Vd. me perdone, Sr. Cura, pero se me hace un lío eso de la fe, no lo agarro bien.

D. José: Vamos a concretar más qué es la fe: La fe es responder a la llamada de Jesucristo.
Conocerle, aceptar su amistad, escuchar su Palabra.
Obedecer sus mandatos, imitar su vida, vivir con Él y para Él.
Alegrarse porque…¡Jesucristo murió por nosotros y ha resucitado!
La fe, en lo práctico es:
Ser amigo de la gente.
Intentar comprender a los demás.
Aceptar a las personas así como son.
Ayudar a los necesitados.
Convivir con la gente.
Trabajar por la paz.
Sacrificarse por ellos.
Dar alegría a las personas.
Anunciarles con nuestras palabras y nuestra vida que…
¡Jesucristo murió por nosotros y ha resucitado!
Cada persona, allí donde Dios le ha puesto, debe manifestar su fe, y tú, amigo Paco,
en tu familia, en tu herrería, y con tus amigos.
Todo eso es tener fe y vivirla, pero en principio, el primer paso siempre lo da Dios.

El sacristán

IV DOMINGO DE CUARESMA

Esta es la homilía del día 13 de marzo de 2010.

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Resumen de la homilía:

Los judíos decían que Jesús se reunía y comía con publicanos y pecadores. Jesús les respondía que los enfermos son los que necesitan médico, los sanos no. Él vino al mundo y se sacrificó para salvar a los pecadores, que todos somos pecadores. El hijo se separó del padre y vivió una vida de libertad y vicio. Cuando se vio sin dinero ni comida, entonces se acordó de su padre. Dijo: “Me levantaré, iré a la casa de mi padre y le pediré perdón.” Nosotros, por el vicio y el pecado nos apartamos del Padre Dios. Entonces recordamos otros tiempos de paz y felicidad en la comunidad cristiana. No tener miedo del encuentro con el Padre, que, antes de llegar, nos ha dado el perdón. El Padre nos espera con los brazos abiertos en el Sacramento de la Confesión. Dios es Amor y quiere, desea el regreso de todos sus hijos a la Casa del Padre. En el cielo hacen fiesta por cada pecador que se convierte. "Porque este hijo estaba muerto y ha resucitado, estaba perdido y lo hemos encontrado." Hay que rechazar el pecado de orgullo y, con humildad, volver al Amor de Dios.

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Estas son las lecturas del día 13 de marzo de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de Josué. (5, 9. 10-12)


En aquellos días, el Señor dijo a Josué: “Hoy libraré a mi pueblo de la vergüenza de Egipto.” Los israelitas pusieron sus tiendas en el campo de Guilgal y celebraron la fiesta de la Pascua por la tarde del día catorce del mes, en la llanura de Jericó.

El día siguiente a la Pascua, comieron del fruto de la tierra: panes ázimos y espigas de trigo fritas. Cuando empezaron a comer del fruto de la tierra, se acabó el maná, y aquel año comieron del fruto de la tierra de Canaán.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 33, 2-3. 4-5. 6-7


R.-Gustad y ved que bueno es el Señor.


Yo alabo siempre al Señor,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se alegra en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren.


R.-Gustad y ved que bueno es el Señor


Anunciar conmigo la grandeza del Señor,

alabemos juntos su nombre.

Yo consulté al Señor, y me respondió,

me libró de todas mis angustias.


R.-Gustad y ved que bueno es el Señor.


Contemplarlo, y quedaréis felices,

vuestro rostro no se avergonzará.

Si la persona triste llama al Señor, Él lo escucha

y lo salva de sus angustias.


R.-Gustad y ved que bueno es el Señor.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5, 17-21)


Hermanos: El que es de Cristo es una persona nueva. Lo antiguo ha pasado, y todo se hizo nuevo. Todo esto viene de Dios, que con Cristo se unió a nosotros, y nos encargó la obra de hacer la paz.

Por Cristo, Dios ponía al mundo en paz con Él; a los hombres ya no les recordaba sus pecados y a mí me encargaba la obra de hacer la paz. Por eso, nosotros obramos como enviados de Cristo, y es igual que si el mismo Dios les hablara.

En nombre de Cristo les pedimos que hagan la paz con Dios.

A Cristo que no hizo pecado, Dios lo sacrificó por nosotros, para que nosotros, unidos a Él, participemos de la vida santa de Dios,

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (15, 1-3. 11-32)


En aquel tiempo, los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para escucharle. Y los fariseos decían: “Ese acoge a los pecadores y come con ellos.”

Jesús les dijo esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos, y el más joven dijo a su padre: “Padre, dame la parte de la herencia que me pertenece:” El padre dividió sus propiedades entre los dos hijos.

Unos días después, el joven se fue a un país lejano, y allí gastó todo su dinero en fiestas y mala vida. Cuando se le acabó todo el dinero, hubo un tiempo de mucha hambre en aquel país, y el joven no tenía que comer.

Empezó a buscar trabajo y un señor le dio el trabajo de cuidar cerdos. Tenía hambre, y deseaba coger la comida de los cerdos, pero nadie le daba comida.

Entonces pensaba: ¡Cuántos trabajadores de la casa de mi padre tienen pan y buena comida, y yo aquí me muero de hambre!

Voy a la casa de mi padre y le diré: “Padre, he pecado contra Dios y contra ti, ya no puedo llamarme hijo tuyo.” Y volvió a la casa del padre.

Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio, y muy emocionado, fue corriendo al encuentro de su hijo, lo abrazó y lo besó.

El hijo empezó a decirle: “Padre, he pecado contra Dios y contra ti, y ya no puedo llamarme hijo tuyo.”

Pero el padre dijo a sus criados: “Deprisa, traer la mejor ropa y vestirle, ponerle un anillo en el dedo y zapatos en los pies. Maten un becerro y celebremos un banquete con alegría, porque este hijo mío estaba muerto y ha resucitado; estaba perdido, y lo encontramos.” Y empezaron el banquete.

El hijo mayor estaba en el campo; y al venir a la casa oyó la música y preguntó a uno de los criados qué pasaba. El criado le dijo: “Ha regresado tu hermano, y tu padre mandó matar un becerro, porque tu hermano ha venido bien.”

El hermano mayor se enfadó y no quería entrar en la casa.

El padre salió a buscarle y le pedía que entrase en la casa a la fiesta. Pero el hijo dijo al padre: “Hace muchos años que vivo contigo y siempre te obedecí, y nunca me diste un becerro para hacer una fiesta con mis amigos, y ahora que viene este hijo tuyo, que ha gastado todo su dinero con malas mujeres, y le matas un becerro y haces una fiesta.”

El padre le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis propiedades son tuyas; pero es justo celebrar una fiesta y alegrarnos, porque tu hermano había muerto y ha resucitado; estaba perdido y lo hemos encontrado.”

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

LA FE NO SE HEREDA

D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.

D. José: Escúchame, Paco. Antes la vida de los pueblos de España era diferente. Todos eran católicos. Todos iban a Misa los domingos al oír las campanas. El Sr. Cura era una persona importante, Las fiestas, el cumplimiento pascual, las procesiones, las novenas…Unas personas hacían todas esas cosas convencidas de su fe…Otras iban por la fuerza de la costumbre…
Esas personas que habían heredado costumbres religiosas, cuando se fueron a vivir a Madrid, Barcelona o a trabajar a Francia, Alemania, Suiza, encontraron costumbres diferentes que las de sus pueblos, y su vida cambió. Se olvidaron de las costumbres heredadas de sus abuelos y padres, y…perdieron la fe.
¿Tenían fe, de verdad? ¡sólo Dios lo sabe!. Porque, mira, Paco, la fe no se hereda, lo que se hereda son las costumbres religiosas. ¡¡Si esas personas que cambiaron de residencia hubiesen tenido fe de verdad, seguramente no la hubiesen perdido!

Paco: Tiene Vd. mucha razón, Sr. Cura. Por eso le digo yo a mi hija Ana, que se quiere casar con uno del pueblo que trabaja en Francia: “Hija, mucho cuidado, porque tu novio está respirando los malos vientos de esos protestantes y ateos.”
Nosotros queremos que en la familia se hagan las cosas como Dios y la Iglesia mandan.

D. José: Muy bien dicho, Paco, pero piensa que tu hija y su novio ya son mayores de edad y hay que respetar sus ideas. Podemos aconsejarles, pero después, que ellos obren de acuerdo con sus conciencias.
¿Tú sabes si tu hija y el novio son creyentes, tienen fe?

Paco: Por mi hija pongo yo las dos manos en el fuego, se lo juro a Vd. por lo más sagrado. Ella, desde niña va a la Misa de los domingos, y ahora de mayor está metida en unos grupos que saltan y cantan, y que los llaman carismáticos o algo así.
A mi esas cosas religiosas nuevas no me entran. Para mí en la iglesia todos serios y con respeto al buen Dios que hay allí; pero esos jóvenes de ahora… han cambiado la religión que me enseñó mi madre: fidelidad y sacrificio por los demás.
En cuanto al novio ¡vaya Vd. a saber! Porque ya vengo sospechando algo, pues el otro día me di cuenta que mi hija hablaba a escondidas con su madre, seguro para que yo no me enterase, y escuché algo del juez, de civil y esas cosas que el demonio ha metido en la cabeza de muchos cristianos; pero yo, esté Vd. tranquilo, Sr. Cura, que ¡por eso no paso!

D. José: Cálmate, Paco. Ya te he dicho que para recibir cualquiera de los sacramentos de la Iglesia católica se necesita tener fe, y si el novio o los dos han decidido casarse por lo civil, por no tener fe, o no estar seguros, tú y tu mujer deben respetarles y aconsejarles de la importancia de vivir de acuerdo con la fe que enseña la Iglesia. Diles que vengan a verme, y con la ayuda de Dios intentaré informarles bien sobre la importancia de la fe y los sacramentos.

Paco: Vd. sabe bien, D. José, que los jóvenes no tienen experiencia de la vida, y si mi hija y el novio se casan por el juez, después ¿pueden cobrar los puntos en el trabajo?

D. José: Claro que sí, Paco, sólo hace falta presentar el “Libro de Familia”. Ese libro no lo da la Iglesia, lo da el Juzgado.
Para la Iglesia no habrá recibido el sacramento, pero ante la ley estarán tan casados como cualquier otro matrimonio cristiano.
Cuando no hay fe, no deben hacer la comedia de casarse “por la Iglesia”. No es honrado.

El sacristán

III DOMINGO DE CUARESMA

Esta es la homilía del día 6 de marzo de 2010.

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Resumen de la homilía:

Dios es amor y desea que todos nos salvemos y vayamos al cielo. Envío a Moisés a Egipto para salvar al pueblo de Israel, su pueblo, que sufría esclavo. Envío a Jesús al mundo para salvar a todas las personas, a los buenos y a los pecadores. Jesús envío a sus discípulos por todo el mundo para enseñarles el camino de la salvación. Dios es compasivo, padece con todos los que sufren, porque los Ama. Es misericordioso, y perdona siempre que la persona se arrepienta y cambie de vida. Todos tenemos una misión que cumplir y Dios nos juzgará por nuestras obras. ¿Amamos a los demás, ayudamos a los pobres, colaboramos, cumplimos con la religión? La viña no producía fruto y el dueño quería cortarla y tirarla al fuego. Pero el encargado le dijo que la dejara un años más, él la cuidaría bien a ver si daba fruto. Nosotros hemos vivido un año más, pero ¿hemos hecho muchas obras buenas de amor? La confesión es una parada para examinarnos y saber si debemos convertirnos y obrar mejor.

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Estas son las lecturas del día 3 de marzo de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro del Éxodo. (3, 1-8- 13-15)


En aquellos días Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; y llevó el rebaño por el desierto hasta Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en un fuego entre las zarzas. Moisés vio que la zarza ardía pero no se quemaba. Moisés dijo: “Voy a mirar ese hecho tan asombroso, para ver por qué no se quema la zarza.”

El Señor llamó a Moisés: “Moisés, Moisés.” Él respondió: “Aquí estoy, Señor.”

Dios dijo: “No te acerques; quítate las sandalias de los pies, porque la tierra que pisas es lugar sagrado.” Y añadió: “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.” Moisés se tapó la cara, con miedo de ver a Dios.

El Señor le dijo: “He visto el sufrimiento de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas, sus sufrimientos. Voy a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y grande, tierra que produce leche y miel.”

Moisés dijo a Dios: “Yo iré a los israelitas y les diré: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros.” Si ellos me preguntan cómo se llama ese Dios, ¿qué les digo?”

Dios dijo a Moisés: “Yo soy el que soy”; esto dirás a los israelitas: “Yo soy me envía a vosotros.” “Esto dirás a los israelitas: Yahvé, Dios de vuestros padres, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 11.


R.-El Señor es compasivo y misericordioso.


Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus ayudas.


R.-El Señor es compasivo y misericordioso.


El Señor perdona todos tus pecados

y cura todas tus enfermedades;

Él salva tu vida del hoyo

y te llena de gracia y de cariño.


R.-El Señor es compasivo y misericordioso.


El Señor hace justicia

y defiende a los oprimidos;

enseñó sus caminos a Moisés

y sus victorias a los hijos de Israel.


R.-El Señor es compasivo y misericordioso.


El Señor es compasivo y misericordioso,

lento al enfado y grande en el perdón;

como se separa el cielo de la tierra,

se levanta su bondad de sus fieles.


R.-El Señor es compasivo y misericordioso.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10, 1-6. 10-12)


Hermanos, nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos pasaron el mar y todos se bautizaron por la nube y el mar para que así fueran el pueblo de Moisés; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, y sus cuerpos quedaron abandonados en el desierto.

Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no deseemos el mal como lo desearon aquellos. No protestéis, como protestaron algunos de ellos, y murieron a manos del Exterminador.

Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para enseñar a los que tenemos que vivir en los últimos tiempos, a nosotros. Por lo tanto, el que piensa que está seguro, ¡cuidado!, no caiga.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (13, 1-9)


Unas personas vinieron a contarle a Jesús lo de los galileos, cuya sangre mezcló Pilato con la sangre de los sacrificios que se ofrecían. Jesús les contestó: “¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque murieron así? Les digo que no; y si no se convierten, todos morirán igual, Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les digo que no; y, si no se convierten, todos moriréis igual.”

Y Jesús les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su campo, y fue a buscar fruto en ella, y no tenía fruto.

Dijo al encargado de la viña: “Tres años viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no hay fruto. Córtala. ¿Para qué está ocupando este terreno sin producir nada?”

Pero el encargado contestó: “Señor, déjala durante este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no produce fruto, la cortas.”

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

LA FE ES NECESARIA

D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.

Paco: Yo tengo fe, Sr. Cura, ¡faltaría más! No piense que soy uno de esos que vienen del extranjero…de eso nada, soy un pobre herrero, pero honrado.


D. José: No se enfade, hombre, pero vamos a ver, ¿Vd. cree en Dios?


Paco: Yo creo en Dios; algo tiene que haber por ahí arriba, porque mi madre le rezaba mucho.


D. José: ¿Vd. sabe quién es Jesucristo?


Paco: ¡Sí, claro! Fue un hombre muy bueno…pero vivió y murió hace mucho tiempo. Creo que ni mis abuelos le conocieron.


D. José: Paco, ¿Vd. sabe leer?


Paco: ¡Hombre!, no ofenda Vd. ¿Por quién me toma? Faltaría más. Tan burro no soy.


D. José: ¿Qué acostumbra Vd. leer?


Paco: Pues…”Marca”…”El País”…alguna novela del Oeste americano…porque no hay tiempo para más. Se trabaja muy duro, Sr. Cura.


D. José: Y el Evangelio, ¿lo lee?


Paco: Tanto como leerlo no. Mi mujer tiene uno guardado; pero yo lo oí cuando fui a Misa.


D. José: ¿Ha leído alguna vez la Biblia?


Paco: Ese libro gordo no. Es muy difícil de entender. Hay que saber más letras de las que me enseñaron a mí en la escuela del pueblo.


D. José: Entonces, Paco, ¿cuál es su fe?


Paco: Oiga, Sr. Cura, yo soy católico como mi familia de siempre…Yo voy siempre a Misa en la fiesta de mi pueblo, porque hay que trabajar hasta los domingos para poder dar de comer a la mujer y mis siete hijos, sabe Vd. Cuando yo voy a la iglesia le pongo una vela todos los años a la Virgen de los Desamparados. Yo soy más honrado que otros que van a Misa todos los domingos…Porque para ser honrado no hace falta ir a Misa. ¿No lo cree Vd.?


D. José: Tienes razón, Paco, pero para ser honrado tampoco hace falta bautizar a los niños, ni hacer la primera comunión.


Paco: Pero siempre se ha hecho así, Sr. Cura. ¿o es que Vd. también se ha modernizado?


D. José: ¡Otra vez con lo mismo! Mira, el bautismo y la comunión son sacramentos, encuentros con Jesús, y, por lo tanto, muy importantes para nosotros; pero los sacramentos son actos de fe, y suponen la fe de la persona que los recibe, o de sus padres cuando son niños pequeños.


Paco: Pero, D. José, Vd. perdone, pero si no bautizamos al niño, ¿cuándo vaya al colegio y le pidan la partida de bautismo? ¡se nos cae la cara de vergüenza! Por favor, compréndalo Vd.


D. José: Escúchame bien, amigo Paco. La partida de bautismo no hace falta para ningún asunto civil. Toda persona tiene derecho a estudiar, lo mismo si es católica que si no lo es. En ningún colegio piden la partida de bautismo para admitir a un niño. Nadie pide la partida de bautismo para admitir a un trabajador. Sólo se necesita en España estar bautizado para algún cargo importante, para ser Jefe de Estado. Por eso, Paco, si Vd. no tuviese fe, no se preocupe de bautizar al niño, porque la partida de bautismo no la necesitará; solamente si se quiere casar por la Iglesia cuando sea mayor.


Paco: Aconséjeme Vd., porque si no bautizo a mi niño ¡ya verá como me ponen en el pueblo!


D. José: Vd. Paco, obre siempre sinceramente y en conciencia, pero ¡no haga las cosas “porque siempre se hicieron así”!


El sacristán