II DOMINGO DE CUARESMA

Esta es la homilía del día 27 de febrero de 2010.

De nuevo el video con sonido

Resumen de la homilía:

La fe de Abrahán, padre de nuestra Fe. Confianza total en Dios. Jesús había anunciado su muerte y los apóstoles estaban tristes. Llevo a tres al monte, lugar de la presencia de Dios y se transfiguró. Señor, ¡qué bien estamos aquí!, si quieres haremos tres tiendas y nos quedamos. Primero debemos cumplir nuestra misión de manifestar a Jesús. Cargando cada uno con su cruz, derivada de la fidelidad a la misión. “Venid a mi todos los que estén cansados y agobiados y yo os aliviaré. Después gozar eternamente de la compañía de Jesús. La voz del Padre: “Este es mi Hijo amado, escuchadle.” Jesús a sus discípulos: “El que a vosotros escucha a mi me escucha” Escuchar con el corazón la Palabra de Dios, en el Evangelio. Escuchar a Jesús es obedecerle y seguirle en todo momento.

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Estas son las lecturas del día 27 de febrero de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro del Génesis. (15, 5-12. 17-18)


En aquellos días, Dios dijo a Abrán: “Mira el cielo; cuenta las estrellas, si puedes.” Y añadió: “Así será tu descendencia.”

Abrán creyó al Señor, y el Señor vio que era un hombre justo. El Señor le dijo: “Yo soy el Señor, que te sacó de tu pueblo, para darte esta tierra.”

Abrán le dijo: “Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a tener esta tierra?”

El Señor respondió: “Trae una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.” Abrán los trajo y los cortó por el medio, poniendo cada mitad frente a la otra, pero no mató las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando el sol se ponía, Abrán tuvo un sueño muy fuerte, y un miedo grande.

El sol se puso, y vino la oscuridad; un humo muy grande y una antorcha ardiendo pasaba por los animales cortados. Aquel día el Señor hizo una alianza con Abrán y le dijo: “A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates.”

Palabra de Dios


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 26, 1. 7-8. 8-9. 13-14.


R.-El Señor es mi luz y mi salvación.


El Señor es mi luz y mi salvación.

¿a quién tendré miedo?

El Señor es la defensa de mi vida,

¿quién me asustará y temblaré?


R.-El Señor es mi luz y mi salvación.


Escúchame, Señor, que te llamo;

ten lástima, respóndeme.

Oigo en mi corazón: “Buscad mi rostro.”


R.-El Señor es mi luz y mi salvación.

Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.

No rechaces a tu siervo, porque tú eres mi ayuda.


R.-El Señor es mi luz y mi salvación.


Espero gozar de la felicidad del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente.

ten ánimo, espera en el Señor.


R.-El Señor es mi luz y mi salvación.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3, 20--4, 1)


Hermanos: Nosotros somos habitantes del cielo, de donde esperamos un Salvador, el Señor Jesucristo. Él cambiará nuestro humilde cuerpo, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa fuerza que tiene para cambiarlo todo. Así, hermanos míos queridos y recordados, mi alegría y mi corona, perseverad así, en el Señor.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (9, 28-36)


En aquel tiempo, Jesús con Pedro, Juan y Santiago fue a lo alto de una montaña, para orar, Y, mientras oraba, su rostro cambió, sus vestidos brillaban muy blancos. De repente, dos hombres hablaban con Jesús: eran Moisés y el profeta Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de la muerte de Jesús, que se realizaría en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño; y despertándose, vieron a Jesús en su gloria y a los dos hombres que estaban con Él. Cuando éstos hombres se alejaban, Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.” No sabía lo que decía. Entonces vino una nube que los envolvió. Los apóstoles se asustaron. Oyeron una voz que decía: “Este es mi Hijo, el elegido, escuchadle.” Cuando se oyó la voz, vieron a Jesús solo. Ellos, por el momento, no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

¿USTEDE TIENE FE?


D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO EL HERRERO.


Paco cerró la herrería que tenía en su pueblo, Ribera de Arriba, y caminó tres kilómetros para hablar con D. José, el cura párroco de la iglesia “La Asunción”, de Ribera de Abajo, Paco iba muy enfadado y nervioso, después de haber discutido con el cura de su pueblo. Entró en el despacho parroquial, se quitó la gorra y saludó al cura.


D. José: Preguntó: ¿qué le pasa, Paco, que viene tan nervioso?


Paco: D. José, Vd. Perdone, pero ya me dirá si tengo razón.

El cura de mi pueblo, Ribera de Arriba, que Vd. conoce bien, es raro, está perdido con sus modernismos, y no hace como los curas de antes que yo conocí; por eso vengo enfadado a ver si Vd. me atiende.


D. José: Pero, ¿qué ha pasado, Paco?


Paco: Pues Vd. verá. Antes, cuando mi madre vivía, que era una santa, teníamos que bautizar a los niños a los pocos días de nacer, porque lo mandaba el cura o la Iglesia, que para el caso es lo mismo; y ahora parece que los curas no tienen ganas de bautizar y te dan largas…”más adelante”, “esperen un tiempo,” “deben prepararse”…¡No lo entiendo, Sr. cura! Y así tenemos a mi último churumbel de tres meses sin recibir el agua del bautismo.

También, según me dicen, se pone a hablar en la Misa atacando nuestras costumbres, tradiciones antiguas. Ha dicho que ahora las primeras comuniones, como se están haciendo, es sólo una fiesta de sociedad, pensando en los vestidos y el banquete, tirando un dinero que hace falta a los pobres; pero hablar de Jesucristo, como hacía el cura anterior, ¡nada de nada! Y yo pregunto: acaso cuando el chico se une con Jesucristo por primera vez, como a nosotros nos enseñaron, ¿no tenemos derecho a celebrar nuestra alegría comiendo, cantando y bailando?; ¿a quién hacemos daño?

Por si fuera poco, mi hija Ana, la que tiene el novio en Francia por eso de la vendimia, se quiere casar; y el cura de mi pueblo les dijo que si no había fe era mejor que se casasen por lo civil…Escuche Vd. Sr. Cura: cuando la hija me lo contó, pensé que me daba uno de esos infartos que ahora están de moda, porque, ¡no hay derecho!

Si mi santa madre contaba que en nuestra familia, desde siempre hemos sido católicos, y ahora viene un curita, recién salido de la escuela, a quitarnos las tradiciones centenarias. ¡No hay derecho, D. José!


D. José: Escúchame, Paco; primero ponte tranquilo, y después contéstame con calma y pensando bien lo que me dices. Vamos a ver, Paco. Ustedes, ¿por qué quieren bautizar al chico?


Paco: No sea gracioso, Sr. Cura, porque siempre se ha hecho así en España y en mi familia todos somos españoles y a mucha honra.


D. José: Paco, siento decirte que esa razón sola no vale. Y no vale, porque podemos ser españoles y no estar bautizados, ni haber hecho la primera comunión, ni casados por la Iglesia.

La única razón válida para bautizar un niño es porque tenemos fe, somos creyentes en Jesucristo, pues el niño se bautiza en la fe de los padres.

¿Me comprendes bien, Paco? Para recibir cualquier sacramento de la Iglesia católica hace falta tener fe, fe de verdad.


El sacristán

I DOMINGO DE CUARESMA

Esta es la homilía del día 20 de febrero de 2010.

De nuevo el video con sonido

Resumen de la homilía:

Cuaresma, tiempo para profundizar en nuestra vida de fe. Arrepentirnos del mal. Conversión, cambiar a mejor. Humildad para aceptarlo. Jesús se hizo hombre igual que nosotros en todo pero no en el pecado. Pero Jesús sufrió tentaciones igual que nosotros, pero las venció. Nosotros unidos a Jesús en la oración podremos vencer las tentaciones. Él nos avisa: “Orad Para no caer en la tentación.” Estuvo en el desierto un tiempo largo preparándose para su misión. En la Biblia, desierto significa el lugar donde están las fuerzas del mal. También es el lugar de encuentro con Dios, en el silencio y la soledad. Convertir las piedras en pan. Jesús no vivirá buscando su propio interés. Multiplicará los panes para alimentar el hambre de la gente. Nos avisa: “No sólo de pan vive el hombre.” Jesús no busca el poder y la fama, quiere el servicio humilde y fraterno. No usará nunca a Dios, la religión, para conseguir poder y fama. Jesús se hizo pequeño y sencillo, pues vino a servir y no a ser servido.

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Estas son las lecturas del día 20 de febrero de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro del Deuteronomio. (26, 4-10)


Moisés dijo al pueblo: “El sacerdote cojerá la cesta con las ofrendas y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios: “Mi padre era un arameo nómada, que fue a Egipto, y vivió allí, con unas pocas personas. Pero después aumentaron, hasta ser una raza grande, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y sufrimos mucho como esclavos. Entonces llamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra llamada, vio nuestro sufrimiento, nuestro trabajo y nuestra angustia.

El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo levantado, durante un gran terror, con signos y milagros. Nos trajo aquí, y nos dio esta tierra, una tierra que produce leche y miel.

Por eso, ahora traigo aquí lo mejor de los frutos de la tierra que tú, Señor, me diste.

Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor


SALMO RESPONSORIAL


R.-Ven conmigo, Señor, en la tristeza.


Tú que estás protegido del Altísimo,

que vives junto al todopoderoso,

di al Señor: “Refugio mío,

Dios mío, tengo confianza en ti.”


R.-Ven conmigo, Señor, en la tristeza.


No sufrirás la desgracia,

ni la plaga llegará hasta tu tienda,

porque ha mandado a sus ángeles

para que te guíen en tus caminos.


R.-Ven conmigo, Señor, en la tristeza.


Te llevarán en las palmas de sus manos,

para que tu pie no tropiece en la piedra;

caminarás encima de víboras,

pisarás leones y dragones.


R.-Ven conmigo, Señor, en la tristeza.


Se puso junto a mí: lo libraré;

lo defenderé porque me conoce,

me llamará y lo escucharé.

Con él estaré en la tristeza,

lo defenderé, lo glorificaré.”


R.-Ven conmigo, Señor, en la tristeza.


SEGUNDA LECTURA.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.


Hermanos: La Biblia dice: “La Palabra de Dios está junto a ti: la tienes en los labios y en el corazón.” Es el anuncio de la fe que predicamos. Porque, si tus labios dicen que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás.

Dice la Biblia: “Nadie que cree en Jesús nunca quedará frustrado.” Porque no hay diferencia entre judíos y griegos; porque el Señor es uno solo, generoso con todos los que le llaman. Porque “toda persona que dice el nombre del Señor se salvará.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (4, 1-13)


En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, vino del río Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo llevó al desierto, donde era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo Jesús no comió nada, y al final tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo:

Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.” Jesús le contestó:

Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre.” Después el diablo lo llevó a un monte alto y le enseñó todos los reinos del mundo y le dijo: “Te daré el poder y la gloria de todo eso si tú te arrodillas delante de mí.” Jesús le contestó: “Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él darás culto.” Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en lo alto del templo y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito:

Los ángeles te cogerán en sus manos, para que no te hagas daño.”

Jesús le contestó: “Está mandado: “No tentarás al Señor tu Dios.” El demonio se marchó.

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

LA CUARESMA


AMIGO, PASE Y PREGUNTE


D. JOSÉ EL CURA, Y PACO, EL HERRERO


Paco: Hola, D. José, ¡Qué sorpresa verle a Vd. en la herrería! Se va a ensuciar el traje de Cura.


D. José: No te preocupes, hombre, ya me lo limpiará mi hermana que le sobra tiempo.


Paco: ¿Se puede saber a qué viene el honor se su visita a mi pobre herrería?


D. José: ¿Estás enterado que hemos empezado la Cuaresma y vamos a la Semana Santa?


Paco: ¡Cómo no me voy a enterar si la beata de mi mujer lleva una semana hablando de lo mismo!


D. José: Bien, pues quería decirte que viene un canónigo de la Catedral a dar unas charlas muy interesantes.


Paco: ¿Va a hablar de la subida de las pensiones? ¿Del euro que se va de las manos como el agua por los dedos? ¿De hablar menos y hacer más por los pobres?


D. José: Paco, te he dicho que viene un canónigo y no un jefe de los Sindicatos obreros.


Paco: De acuerdo, pero ¿qué quiere que haga yo? ¿Dejar el trabajo para oír lo mismo de siempre? ¡Tendría que venir Jesucristo para poder arreglar el mundo!


D. José: Mira, amigo Paco, ya te he dicho mil veces la importancia de la fe, y que se puede perder si no se frecuenta la relación con el Señor en la oración y los Sacramentos.


Paco: No se preocupe Vd. Con la mujer tan religiosa que Dios me dio, si pierdo la fe, ella la busca.


D. José: Paco, la fe es el tesoro más grande que tenemos, ¡el mejor regalo de Dios! Una amistad personal entre Dios y tú y debes cuidarla. Tu mujer sólo puede rezar y aconsejarte.


Paco: Vamos al grano, porque tengo que terminar estas rejas. ¿Qué quiere que haga?


D. José: Poca cosa; que cumplas como buen cristiano en este tiempo de ayuno que es la Cuaresma.


Paco: De ayunar ¡nada de nada! Si de tanto trabajar, al llegar la tarde ya no me sostienen las piernas, ¿cómo voy a dejar de comer?


D. José: Tú perteneces a la Cofradía del Cristo del Perdón. ¿Piensas asistir a las procesiones?


Paco: Eso, D. José, fue cosa de mi madre que era una santa y yo la obedecía en todo, pero ahora que ella no está y que me voy haciendo viejo, lo de las Cofradías…me llenan de dudas.


D. José: ¿Dudas de acompañar al Señor en la cruz? ¿Ese Señor que siempre nos perdona, y que murió para salvarnos?


Paco: No es eso, no es eso, ¡a ver si me entiende, Señor Cura! Me han dicho que el Papa habla mucho de Nueva Evangelización, y que eso es dar testimonio de nuestra fe con palabras y obras, para manifestar a Jesucristo y que los demás le reconozcan y acepten. ¿Es así o estoy equivocado?


D. José: Muy bien, amigo Paco. ¡Estás más enterado de lo que pensaba! Sigue hablando.


Paco: Entonces, si yo tengo que dar testimonio, demostrar a los demás que un pobre herrero vive su fe, ¿cómo puedo hacerlo con la cara tapada como si fuéramos de E.T.A. o del Ku Ku Klan ese de América? ¡A mi me gusta dar la cara como un hombre, todos los días y no una vez al año!


D. José: Muy bien, de acuerdo, pero no confundamos las cosas. Las Cofradías son Hermandades tradicionales de personas creyentes, que hacían penitencias, y no querían hacerlo públicamente para evitar la vanidad. También son Hermandades de personas que tienen devoción a la Virgen, o al Señor, y quieren acompañarle durante su paso por las calles, y para dar realce a la procesión.


Paco: Todo eso lo sé yo, pero el Papa hizo un nuevo Santo llamado José María, y él enseñaba que nos hacemos santos cumpliendo cada día con nuestro trabajo, yo en el yunque y mi mujer en la cocina y lavando la ropa, no perdiendo el tiempo con las vecinas. Y eso, D. José, me parece mejor.

El sacristán.

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 14 de febrero de 2010.



Resumen de la homilía:

La Resurrección de Jesús es fundamento de nuestra fe. Si Jesús no ha Resucitado, nuestra fe no vale, estamos perdiendo el tiempo. Dios ama a la persona, si vamos al cielo es por haber amado, ni por ser pobre ni sordo. El cristiano debe poner siempre su meta en el Cielo, donde Dios nos espera. Por eso, todo lo que le separe del Dios, debe rechazarlo. Es difícil, pero ponemos la confianza en el Señor, que nos dice: “Yo estoy contigo. El valor de las cosas de aquí, compararlas con la felicidad que tendremos en el Cielo. Poner siempre la confianza en Dios que es un Padre que nos ama y perdona. Nuestros sufrimientos, unidos a los de Jesús, tienen valor de redención. Jesús nos dice: “El que quiera seguirme que tome su cruz y me siga.” ¿Cuál cruz? Los sufrimientos producidos por ser fiel a nuestra vocación. Aunque no comprendemos por qué sucede, seguir confiando en el amor de Dios.

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Estas son las lecturas del día 14 de febrero de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de Jeremías. (17, 5-8)


Así dice el Señor: “Maldito el que tiene confianza en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor.

Será como un cardo en el desierto, no verá llegar el bien; vivirá la sequedad del desierto, tierra seca y sin vida.

Bendito el que tiene confianza en el Señor. Será un árbol plantado junto al agua, que al lado de la corriente produce raíces; cuando llegue el calor no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se preocupa, continuará dando fruto.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 1,1-2. 3-4 Y 6


R.-Feliz el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.


Feliz el hombre que no acepta el consejo de los malos,

ni va por el camino de los pecadores,

ni se sienta en la reunión de los malos;

su gozo es la ley del Señor, y la medita día y noche.


R.-Feliz el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.


Será igual que un árbol plantado en la orilla del agua:

da fruto bueno y no se secan sus hojas,

y todo lo que hace acaba bien.


R.-Feliz el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.


No así los malos. no así,

serán como paja que se lleva el viento.

Porque el Señor cuida el camino de los buenos,

pero el camino de los malos termina mal.


R.-Feliz el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.




SEGUNDA LECTURA


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (15, 12. 16-20)


Hermanos: Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que dice alguno de vosotros que los muertos no resucitan? Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no vale, continuáis con vuestros pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido. Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados.

¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos el primero de todos.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 6, 17. 20-26


En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los doce apóstoles y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos u mucha gente venida de Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.

Jesús mirando a sus discípulos, les dijo:

Felices las personas pobres, porque el Reino de Dios es de los pobres.

Felices los que ahora tienen hambre, porque después estarán llenos y satisfechos.

Felices las personas que ahora lloran, porque después reirán.

Felices vosotros si otras personas les odian, les insultan, les expulsan y hablan mal de vosotros, porque son amigos del Hijo de Hombre. Deben alegrarse y saltar de gozo, porque Dios les dará un premio grande en el cielo. En tiempos pasados, vuestros padres también hicieron lo mismo con los profetas..

Pero, ¡lástima de las personas ricas! porque ya tienen su consuelo.

¡Lástima de las personas que ahora están llenos! porque después tendrán hambre.

¡Lástima de las personas que ahora ríen! porque después llorarán.

¡Lástima, si todas las personas hablan bien de vosotros! porque lo mismo hicieron vuestros padres antiguamente con los falsos profetas.”

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

NUESTRA CONFIANZA EN DIOS


Hay una historia en la Biblia, en el evangelio de Mateo 8:5-10,13, donde un centurión romano se acerca a Jesús a pedirle por la curación de su sirviente que sufría muchos dolores y no podía moverse. Jesús le dice que él ira a su casa a curarle, pero el centurión le dice que el no es digno de que Jesús entre a su casa, que solamente lo mande de palabra y el enfermo curará. Jesús se asombra y dice que ni en Israel había conocido a ninguna persona que tuviera tanta confianza como este extranjero. Mas tarde Jesús le dice: “Como tú has creído así sucederá.
Aquí podemos ver la actitud del centurión, el pudo haber hecho varias cosas: pedir que Jesús fuera a su casa, mandar a un soldado con el mensaje, buscar otro nuevo sirviente sin que le importara los dolores del enfermo, sin embargo, el busco soluciones y siendo extranjero fue a buscar a Jesús, se animó en acercarse al Maestro y eligió poner toda su confianza en Dios al pedirle que mandara, que dijera la palabra de curación y el enfermo sanaría.
Jesús puede alabar esta forma de confianza, con asombro, se maravilla de la fe del extranjero y le dice: igual que creíste así va a suceder. Y el sirviente se curó.

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 7 de febrero de 2010.



Resumen de la homilía:

Pedro era un pescador con mucha experiencia, pero obedeció a Jesús. El milagro es que Pedro obedeció y así se manifestó el poder de Dios. Todos los milagros empiezan con la Fe, y entonces el Señor obra. Pedro asombrado dice: “Apártate de mi que soy un hombre pecador.” Pedro todavía no sabía que Jesús vino para salvar a los pecadores. Jesús le dijo: “Desde ahora serás pescador de hombres.” La misión del sacerdote es cuidar las ovejas que están en el rebaño. Y su misión también es ser pescador de las que todavía no vienen. Tiene que dar testimonio con su vida y sembrar la Palabra de Jesús. El Señor sigue llamando a todos, pero respeta la libertad de aceptar o no. Confianza en que somos llamados y enviados por Jesús. Debemos obrar unidos a Él, que nos dice: “Sin mi no podéis hacer nada.”


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Estas son las lecturas del día 7 de febrero de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de Isaías. (6, 1-2. 3-8)


El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado encima de un trono alto: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi ángeles junto al Señor. Y gritaban unos a otros, diciendo: “¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!” Y temblaban las puertas al ruido de su voz, y el templo estaba lleno de humo.

Yo dije: “¡Hay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que vivo en un pueblo de labios impuros, he viso al Rey y Señor de los ejércitos.”

Y vino a mi uno de los serafines, con fuego en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; lo puso en mi boca y me dijo: “Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.”

Entonces, escuché la voz del Señor, que decía: “¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?

Contesté: “Aquí estoy, mándame.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 137, 1-2. 2-3. 4-5. 7-8


R.-Señor, delante de los ángeles cantaré para ti.

Señor, te doy gracias con todo el corazón;

delante de los ángeles cantaré para ti,

me arrodillaré frente a tu templo.

R.-Señor, delante de los ángeles cantaré para ti.

Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y fidelidad;

cuando te llamé, me escuchaste,

aumentaste la fortaleza en mi alma.

R.-Señor, delante de los ángeles cantaré para ti.

Señor, que te den gracias los reyes de la tierra.

Al escuchar tus palabras;

canten alabanzas al Señor,

porque la glorias del Señor es grande.

R.-Señor, delante de los ángeles cantaré para ti.

Tu brazo me salva.

El Señor completará sus ayudas conmigo:

Señor, tu misericordia es eterna,

no abandones la obra de tus manos.

R.-Señor, delante de los ángeles cantaré para ti.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (15, 3-8. 11)


Hermanos: Lo primero que yo les enseñé, igual que yo lo recibí, es que Cristo murió por nuestros pecados, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como dicen las Escrituras; que se le apareció a Pedro y más tarde se apareció a los doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de ellos viven todavía, otros ya murieron; también se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, Jesús se me apareció a mí también. Todas estas cosas las predicamos los apóstoles y yo; esto es lo que habéis creído.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (5, 1-11)


En aquel tiempo, Jesús estaba junto al lago de Genesaret y mucha gente escuchaba la Palabra de Dios. Jesús vio dos barcas; los pescadores estaban lavando las redes. Jesús subió a la barca de Simón y le dijo que la separase un poco de la orilla.

Jesús, sentado en la barca, enseñaba a la gente. Al terminar de hablar, dijo a Simón: “Rema mar adentro, y tirad las redes para pescar.” Simón dijo a Jesús: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no cogimos nada; pero, porque tú lo dices, echaré las redes.” Y cogieron tantos peces que las redes se rompían. Llamaron a los pescadores de la otra barca, para que les ayudaran. Vinieron y llenaron las dos barcas de peces, que casi se hundían las barcas. Al ver esto, Simón se puso de rodillas ante Jesús diciendo: “Señor, apártate de mí, que soy un pecador.” Porque estaban asombrados, al ver tantos peces; y lo mismo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Pedro.

Jesús dijo a Simón: “No tengas miedo; desde ahora serás pescador de hombres.”

Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, siguieron a Jesús.

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

La Pesca Milagrosa


San Lucas nos presenta hoy la escena de la pesca milagrosa. Nuestro Señor está en el lago y, después de predicar, le dice a Simón Pedro que reme mar adentro y que eche las redes para pescar. Simón era un experto pescador –ése era su oficio— y conocía perfectamente los lugares y las horas mejores para pescar. Él sabía de sobra que se pesca durante la noche porque las aguas están tranquilas y los peces dormidos. Además, se habían pasado la noche entera trabajando ¡y no habían cogido ni un pez! Y ahora llega este Jesús –Pedro todavía no conocía bien a nuestro Señor— y, sin saber nada de la pesca, le dice que eche las redes para pescar…

“Pedro pudo decirle: ¡Pero, Señor, no es hora de pesca, ni el lugar ni el tiempo son apropiadas!...”. Y humanamente tenía toda la razón. Cuando se callan las palabras de nuestra propia experiencia, cuando hemos probado la amargura del fracaso o de la desilusión (“no hemos cogido nada”), entonces puede brotar el milagro: “Pero, en tu nombre echaré las redes”. Esto es lo más maravilloso de todo.

Éste fue el verdadero milagro: que Pedro haya creído en Jesús y que haya aceptado la orden del Señor y haya obedecido. La pesca abundante y las redes llenas de peces fueron el milagro. Para nuestro Señor no hay imposibles porque Él es Dios. El único imposible es que nuestra voluntad no quiera unirse a lo que Él quiere Y el milagro está precisamente aquí.

Si echamos una hojeada a todo el evangelio, nos daremos cuenta de que siempre actúa así nuestro Señor: todos los milagros comienzan con la FE y es la única condición que el Señor e para poder actuar. Sólo cuando aceptamos a Jesús con el corazón y doblamos las rodillas de nuestra mente, aunque humanamente no se vea nada, aunque el llanto explote en nuestra garganta y las lágrimas arrasen nuestros ojos, aunque tengamos que esperar contra toda esperanza humana y sangre el corazón… si creemos en Él y lo aceptamos, así como Dios nos visita, ¡es entonces cuando Jesús realiza el milagro!
Pero no es fácil. Necesitamos una fe muy grande. Y la fe es un don de Dios. ¡Pidámosle con humildad ese grandioso don!
Ojalá que también nosotros, como Pedro, creamos en Jesús y obedezcamos su palabra: “¡Rema mar adentro y echa las redes para la pesca!”. Y entonces veremos otro milagro en nuestra vida.